Luis Velázquez
Veracruz, México.- El apostolado místico de “El peje” de “Amaos los unos a los otros” y con el que tanto se ha metido al tuétano del corazón y las neuronas de la población, se copia ya, ya, ya en Veracruz.
El sábado 17, en las redes sociales circuló un video, tan privilegiado por el góber azul como su política de comunicación social junto con el Periscope, Facebook Live y TV Más, donde posa con sus doce apóstoles.
Son los doce apóstoles de la LXIV Legislatura.
Los más cercanos, diríamos, en este momento.
Y, bueno, si Jesús tuvo sus doce apóstoles y uno, Judas, lo traicionó por treinta monedas, y otro, Pedro, lo negó “antes de que el gallo cantara tres veces”, quizá entre ellos estaría un Judas o un san Pedro… para, digamos, cumplirse la sentencia bíblica de que si todos traemos dentro un PRI chiquito, también un Judas.
En la foto del recuerdo, mejor dicho, del amor jarocho, el reino del amor que tanto predica AMLO, aparecen felices, contentos, sonrientes, la diputada Cinthya Lobato Calderón, panista, y HeMan Sergio Hernández Hernández, panista y coordinador de la bancada azul, a quien Cinthya acusó de despilfarrar el erario en borracheras, droga, mujeres y orgías, en un banquete hedonista con el ex diputado panista, Carlos Fuentes Urrutia, y sabrá el Señor Todopoderoso quiénes más, pues ni modo que ellos se vayan solitos a sus parrandas.
En segunda fila, sonriente, mejor dicho, con una sonrisa a medias, el pelo encanecido por la vida, la cara con las arruguitas de la experiencia, aparece el diputado José Luis Enríquez Ambell, ni más ni menos, el amigo entrañable del filosófo Enrique Ampudia Mello, ex amigo del góberazu, y ni hablar, tanta transformación espiritual, ideológica, política, moral y ética asustaría a Franz Kakfa, quien “una mañana al despertar” convirtió al pobrecito de Gregorio Samsa en un insecto.
¡Ah!, pero Kakfa quedaría petrificado de un infarto con la aparición en el grupo de once diputados panistas con el jefe máximo de la revolución azul en Veracruz del diputado Vicente Benítez en la foto, “El señor de las maletas voladoras”, “El profe de las tangas” y “El príncipe de Costa Rica”, el tesorero de SEFIPLAN de Javier Duarte que hiciera y deshiciera con el dinero público lo que deseó y a quien hace un año, Miguel Ángel Yunes Linares acusó de enriquecimiento ilícito.
Desde luego, nadie podría desconocer, ignorar, fingir… que el góber está haciendo su chamba, tejiendo y destejiendo y volviendo a destejer relaciones, complicidades, pactos y acuerdos de cara a la elección de gobernador el año entrante, en que uno de sus hijos será candidato al trono imperial y faraónico de seis años.
La foto de Vicente Benítez estremece a la familia priista, primero, porque el periódico La Jornada Veracruz lo exhibe en su titular principal del domingo 18 de junio con el siguiente encabezado:
“Recluta PAN al exduartista Benítez”.
Y segundo, porque Benítez es uno de los amigos químicamente puros, ajá, que tiene o tenía Javier Duarte.
Y tercero, porque sin quitar su chamba a la maga de los Llanos de Sotavento, Benítez se ha vuelto panista, luego de que además habría despepitado todo lo que sabe de Javier Duarte, incluso, hasta entregando papeles, documentos, grabaciones, pistas, rastros, de la corrupción política en que todos ellos cayeron.
En la foto hay otros diputados, entre ellos, los juniorsBigenRementería (su padre será candidato panista al Senado), Juan Manuel de Unanue (gente a morir de Fernando Yunes Márquez), María Elisa Manterola (de un grupo radiofónico de Martínez de la Torre) y Mariana Dunyaska García, la ideóloga panista de Medellín.
También aparece Tito Delfín, cuya vocación democrática es tanta que ya fue presidente municipal de Tierra Blanca y Azueta y de paso quiso imponer a su esposita de alcaldesa y le falló el operativo.
La diputada Dulce María García López, de la sierra de Zongolica, vicepresidenta de la Mesa Directiva, ligada al góber azul por la vía familiar desde que Rafael Hernández Ochoa gobernara Veracruz en el sexenio 1974/1980.
Y la diputada Marijose Gamboa Torales, la más aguerrida del Palacio Legislativo, tanto, que padece indignación crónica… contra todo y contra todos, a excepción, claro, del Fiscal.
La foto ha de leerse en su significado polisémico:
Uno: “Amaos los unos a los otros”.
Dos: si París bien vale una misa, también el 2018.
Tres: si los duartistas quieren evitar la cárcel, primero, despepiten todo lo que saben de Javier Duarte, y segundo, devuelvan parte de lo robado, y tercero, afíliense al PAN.
Cuatro: y si se ponen rejegos, entonces, habrán de recordar que en la Fiscalía hay 67 denuncias penales en contra de ellos y el mes de noviembre de 2018 todavía está muy lejos con tiempo suficiente para seguir llenando el penal de Pacho Viejo de políticos pillos y ladrones.
LOS APÓSTOLES TAMBIÉN RÍEN
El viejito del pueblo decía en el siglo pasado que “la sonrisa es el espejo del alma”.
Y, bueno, de ser así, entonces iríamos a la sonrisa de los doce apóstoles del góber azul y del mismo góber.
El cirujano plástico dice que hay risas discretas y estruendosas. También, hay la mitad de una sonrisa. De igual manera, labios serios y circunspectos, pero con la sonrisa en los ojos. Risas tamaño sandía como las pintadas por Diego Rivera. Risas de chica Sanborns pintadas por Diego Rivera con la inspiración de Frida Kahlo. Risa complaciente y risa en los labios al alimón con sonrisa en los ojos. Risa sin ataduras, risa a la expectativa, a la ofensiva y a la contraofensiva.
Por ejemplo:
Y de acuerdo con la foto publicada en las redes sociales, risa forzada, aun cuando más bien risa contemplativa: Enríquez Ambell.
Risa a la defensiva: Vicente Benítez González.
Risa a la expectativa: Cinthya Lobato.
Risa en reposo: Marijose Gamboa.
Risa de Ken: BingenRementería, HeMan Sergio Hernández y Juan Manuel de Unanue.
Risa sin ataduras, mujeres libres: Mariana Dunyaska y María Elisa Manterola.
Tal cual, el viejito del pueblo se declara incompetente para, digamos, encontrar un significado a la sonrisa del góber azul, pues el rictus parece un complemento de los ojos tensos, siempre tensos, a excepción, claro, y por ejemplo, cuando saludara a Enrique Peña Nieto y lo mirara como un priista inferior admirando a un priista superior.
LA SAGRADA FAMILIA
En el fervor del tiempo priista, las elites solían hablarse entre sí para preguntar la forma en que el jefe máximo iría vestido al evento estelar. Si con traje y de qué color el traje y la camisa y la corbata o si con guayabera y/o en todo caso con chamarra de cuero y de qué color con la camisa.
Por ejemplo, el góber azul aparece con chamarra de cuero (la que usaba Rafael Hernández Ochoa, la moda, pues, del siglo pasado) y sin corbata.
Los siete diputados, sus apóstoles, que posan en la foto estelar del sábado 17, todos están sin corbata. Igual que el jefe máximo de la revolución azul.
Uno solo, de Unanue, con chamarra, parece, de cuero, negro, igual que la del góber.
Y el resto, con traje, pero sin corbata.
El panista Vicente Benítez, el único con barba que nunca en su vida ha usado el góber y a lo que más llegó fue como estudiante en la facultad de Leyes en la UV con melena tipo Beatle, tipo hippie, y bigotazo.
La sagrada familia, pues, de la yunicidad.
Felices de tener a un militante más del panismo, como es Vicente Benítez, también apodado “El chileno”, porque becado por Javier Duarte en la SEFIPLAN de Fidel Herrera cursó estudios superiores, ajá, en el país del general Augusto Pinochet, de quien, aseguran, se declaró su fans.
Los doce apóstoles.
“Los doce de la tribu” que así el escritor Juan Villoro llamó a uno de sus libros de crónicas.
Ya lo dijo aquel:
“Va mi espada en prenda y voy por ella”.
Juntos hasta el 2024, mínimo.
Todo… por Veracruz.