Luis Velázquez
22 de junio de 2017
Veracruz.-Los duartistas químicamente puros y con un cargo público, eran (¿son?) los siguientes:
Juan Manuel del Castillo. De secretario particular a poderoso tesorero de SEFIPLAN a diputado local. Sumido y sumiso. Reducido al bajo perfil. Pero, oh doble discurso, intocado e intocable, en tanto en el penal de Pacho Viejo están presos Arturo Bermúdez, Mauricio Audirac, Francisco Valencia y Gina Domínguez.
Vicente Benítez González. Llamado “El señor de las maletas voladoras”. Poderoso tesorero de SEFIPLAN. Diputado local que por el Panal llegó a la LXIV Legislatura y luego se declaró independiente y después que volvía al Panal, vaya camaleón.
Betty del Toro. Secretaria privada de Javier Duarte, tanto en SEFIPLAN como en el gobierno del estado. Ligada a Vicente Benítez.
Gabriel Deantes Ramos. El genio electoral del preso de Guatemala y secretario de Trabajo y Previsión Social. Con dos residencias en el fraccionamiento “Las ánimas” de Xalapa, una plaza comercial y un edificio de cuatro pisos… y que compró, dijo, con una herencia millonaria de su padre.
La fama pública registra que en su momento operó la cuestión electoral tanto para el PRI, su partido, como para el PAN y el PRD.
No obstante que fue citado, digamos, como indiciado, en el juzgado de Pacho Viejo, sigue libre, intocado e intocable, según la fama pública por el llamado “vómito negro” que consiste en despepitar todo, incluso, con documentos, en contra del jefe y amigo a cambio de salvar el pellejo.
Édgar Spinoso. Ex Oficial Mayor de la secretaría de Educación, la dependencia por donde según la Auditoría Superior de la Federación, junto con la secretaría de Salud, fue desviado el mayor número de recursos federales. Diputado federal, sigue apostando al bajo perfil.
Las versiones indican que entregó un avión a la yunicidad y billete en efectivo. Y por eso mismo, intocable e intocado.
Arturo Bermúdez Zurita. Secretario de Seguridad Pública con Duarte, está preso en el penal de Pacho Viejo. Enfrenta varias denuncias penales, pero la más grave, como es la desaparición forzada, apenas, apenitas se estaría conformando con la detención de tres ex policías ligados al crimen del cantante de “La voz México”.
María Georgina Domínguez. La primera vocera del sexenio anterior está en el penal de Pacho Viejo, acusada de varios delitos. Según las versiones, la saña más filosa del bienio azul se ha emponzoñado con ella.
Carlos Aguirre Morales. Ex subsecretario y secretario de Finanzas está prófugo de la justicia. Una parte de la elite priista asegura que de por medio hubo “vómito negro”, incluso, y por eso mismo, pudo huir tan feliz y campante y está en España con su familia, tan tranquilo de la pena.
Ana María Vallines. Operadora administrativa de Duarte, su fuerza se debe a su hija, Anilú Ingram (cuatro cargos públicos en el duartismo), delegada federal de la secretaría de Desarrollo Social.
Antonio Tarek Abdalá. Poderosísimo tesorero de SEFIPLAN, donde la fama pública registra que hacía y deshacía, una parte de su fuerza se debe a Karime Macías, y a la otra a Duarte, a quien se lo filtró.
Ellos son, entre otros, el equipo químicamente puro de Duarte que desempeñó cargos públicos en el sexenio anterior, aun cuando, claro, hay otros más cercanos, entre ellos, Moisés Mansur Cisneyros (aliado, prestanombre y testigo protegido) Franklin García, Jaime Porres y José Jainero (prestanombre y testigo protegido).
“JUSTICIA Y GRACIA PARA LOS AMIGOS”
Un semestre y 22 días después del bienio azul, están presos Arturo Bermúdez Zurita (el único duartista químicamente puro), Gina Domínguez (salpicada de fidelismo y duartismo), y Mauricio Audirac y Francisco Valencia (fidelistas puros).
También, Flavino Ríos Alvarado (en prisión domiciliaria), con capital político propio.
Pero la mayoría de los duartistas puros están libres.
Y ni modo que Duarte cruzara el pantano y fuera el único que se manchara, pues también salpicó a los suyos.
Por eso, en el carril político las versiones son las siguientes, entre otras:
Una: los duartistas puros que siguen libres… se debe a que fueron atrapados y sin salida en el llamado “vómito negro” y despepitaron todo en contra de Duarte garantizando así su libertad.
En todo caso, una libertad condicionada, pues la guillotina terrorista, como parte del estilo personal de gobernar y ejercer el poder, está vigente, con aquel calambre de que hay 67 denuncias penales en la Fiscalía en contra de igual número de ex funcionarios públicos.
Dos: los duartistas puros siguen libres debido, entre otras cositas, a que además de cantar, habrían devuelto parte del dinero robado.
Incluso, hay la versión de que varios diputados federales (Érick Lagos, Jorge Carvallo junior (uno y otro secretarios particulares de Javier Duarte), Adolfo Mota y Édgar Spinoso integraron “una pollita” de 150 millones de pesos para entregar al bienio panista a cambio de la impunidad.
Tres: La mayor parte de los duartistas químicamente puros manejaron fondos federales y no obstante las denuncias penales de la Auditoría Superior de la Federación están libres.
Se ignora si el tiempo penal está corriendo y el destino los podría, digamos, alcanzar.
Cuatro: si se considera el principio juarista de “justica y gracia para los amigos y justicia a secas para los otros”, casi siete meses después resulta significativo, indicativo y sospechoso… que al momento, ni el Contralor Ricardo García Guzmán ni el sexto secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrín, ambos “uña y carne” de Javier Duarte en el manejo del billete público, tengan una sola denuncia penal en contra ni menos, mucho menos, hayan sido citados por la Fiscalía.
Así caminan los días y las noches en el bienio del cambio.