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Expediente 2017: Los intocables; sigue Tarek Abdalá

Staff El Piñero

Luis Velázquez

Veracruz.-21 de abril de 2017.-A estas alturas, parecen, o son, intocables. El (ex) jefe máximo del priismo, Javier Duarte, preso en Guatemala. Pero ellos, sus diputados federales más cercanos, tanto que les llamaban sus guardias pretorianos, pasean su impunidad en medio del duartazgo.

Hay versiones de priistas de que compraron su libertad. A cambio, digamos, de devolver parte del billetito oficial robado. Incluso, entregando propiedades.

En el primer círculo del poder del sexenio anterior se asegura, veinte y las malas, que entre ellos hicieron “una pollita”. “Una pollita” de ciento cincuenta millones de pesos y la habrían entregado… a la Yunicidad.

También, claro, devolvieron un avión y un helicóptero.

Unos, habrían aportado más que otros, según la pedrada. Mejor dicho, según “las uñas crecidas” que entonces tenían.

Otros, sin embargo, por ejemplo, el caso del diputado federal, Érick Lagos Hernández, con la fama pública de que más que codo es tacaño, avaro (“Hay cosas que ni la mujer debe saber” es uno de sus lemas) se resistió en un principio a dar su parte.

Luego, sin embargo, fue convencido cuando le detallaron sus (presuntas) tropelías y trastupijes.

Entonces, “con todo el dolor de su corazón” aportó cincuenta millones de pesos.

Otro más, como Adolfo Mota, por ejemplo, argumentó que ningún centavito podía aportar, simple y llanamente, porque nada tenía. Y apenas, apenitas, apenititas, vivía de su salario de legislador federal.

Incluso, hasta puso como ejemplo su primera curul federal cuando con ahorritos compró un departamentito tipo Infonavit en la Ciudad de México y de colchón tiró un petate en el suelo y ahí dormía.

Con todo, también le entró a “la pollita”.

En el caso de Édgar Spinoso, el otro diputado federal del duartazgo señalado de haber recibido el mayor número de beneficios, se asegura que devolvió un helicóptero y un avión y dinerito en efectivo.

 

“VAN POR TAREK Y NO POR MÍ”

 

Jorge Carvallo Delfín, (“El hijo más ruin que he tenido” ha dicho su padre), feliz con su curul en el Congreso de la Unión, también habría participado en la limosnita.

La fuente informativa quiso omitir la cantidad en miles de pesos. Pero fuerte, dijo. Con todo y que en su paso por el Congreso jarocho fue colega del senador Fernando Yunes Márquez, candidato del PAN a la presidencia municipal jarocha.

Entre los trascendidos se asegura que Alberto Silva Ramos y Antonio Tarek Abdalá (“Mi hermano” se pavoneaba Karime Macías) fueron excluidos de “la pollita”.

Allá ellos que se las arreglaran.

Por eso, Tarek Abdalá está entre las cuerdas con la posibilidad del desafuero y Silva Ramos (uno de sus hermanos operador contable de Pancho Colorado, “El señor de los narcocaballos”, preso en Estados Unidos por sus amistades prohibidas) dice que la presión de la Procuraduría General de la República, PGR, y la presión mediática “está muy dura y aun cuando anda “de capa caída” se abstiene de hablar con los medios, esperando el paso de los vientos huracanados.

¡Ah!, pero también asegura que la yunicidad “va por Tarek y no por mí”, deseando así “curarse en salud”, cuando, caray, en el tiempo electoral del año pasado bombardeó a Miguel Ángel Yunes Linares por el tuiter con más intensidad que Donald Trump a Hillary Clinton y Barack Obama.

 

“POLÍTICO POBRE… POBRE POLÍTICO”

 

Según las versiones, el cuarteto de diputados federales (Érick Lagos, Adolfo Mota, Édgar Spinoso y Jorge Carvallo), integrantes con Alberto Silva de los guardias pretorianos de Duarte, libraron (por ahora) la denuncia penal y como en el caso de Arturo Bermúdez, Mauricio Audirac, Francisco Valencia y Flavino Ríos, también la estancia en el penal de Pacho Viejo.

El más tranquilo de todos (claro, aportó 50 millones de pesos para “la pollita”) es Érick Lagos, el diputado federal que alardeó haber obtenido la más alta votación en las urnas de los 500 legisladores elegidos el mismo día en el país, cuando en el distrito de Acayucan todos dicen que hasta el alma compró al diablo, y cuando el diablo se resistió simple y llanamente ordenó prender fuego a su casa.

Y Lagos Hernández está más sereno porque la posible denuncia penal en la Fiscalía y la PGR por la desaparición forzada de su amigo de entonces, el arquitecto Cristhian Morales Carreto, con un par de amigos más (una mujer y un hombre) estaría conjurada, con todo y tratarse de “un delito de lesa humanidad.

Verdad o mentira la versión, media mentira o media verdad, infundio o calumnia, el caso es que cuatro meses con 21 días después, ni siquiera la Yunacidad los ha tocado “con un pétalo de una rosa” como decía el churrigueresco y exitoso poeta, Amado Nervo.

En el periodo constitucional llamado “La Década Perdida”, de 2004 a 2016, de Fidel Herrera a Javier Duarte, el quinteto de diputados enalteció su calidad de vida.

De parias a magnates.

De un VW rojo viejo y destartalado en que andaban a dueños de aviones, helicópteros, ranchos, ganado, mansiones, departamentos, edificios, cuentas bancarias y barbies.

Su lema de batalla era la sabia enseñanza de Carlos Hank González, el gurú que fue del Grupo Atlacomulco:

“Político pobre… pobre político”.

Con billete, pues, habrían comprado, o de plano compraron, su impunidad.

Por ahora…porque si el góber azul los necesita para ganar elecciones… los incendiara en la hoguera pública.

Mientras tanto, y si así fue, que nadie pregunte el destino de los 150 millones de pesos, el helicóptero y el avión.

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