Luis Velázquez
Veracruz.- Mal terminará el año en Veracruz. Mal también la prensa. Mal, claro, la prensa en el resto del país. Basta con leer y releer el informe de los relatores de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH.
Luego de ocho días en los estados de Veracruz, Sinaloa, Guerrero y Tamaulipas, el peor infierno del gremio reporteril, el dictamen fue uno el siguiente:
Uno. En el cuarteto de estados, “la situación de violencia es más crítica que en la Ciudad de México”.
Dos. En la violencia en contra de los trabajadores de la información, “participan tanto integrantes del crimen organizado como agentes y funcionarios gubernamentales, con la idea de callarlos o usar su labor en beneficio”.
Tres. “La violencia en contra de los medios es tan alta o hasta peor como ocurría hace siete años”.
(Y en el caso de Veracruz, cuando el inicio de Javier Duarte, 2011, fueron asesinados los reporteros Noel López Olguín, Miguel Ángel López Velasco, Misael López Solana y Yolanda Ordaz de la Cruz, y desaparecido Gabriel Fonseca, de Acayucan)
Cuatro. “En los cuatro estados que visitamos (entre ellos, Veracruz) percibimos que están aterrorizados porque han visto morir o desaparecer a sus compañeros o porque han sido amenazados, y genera un afecto de autocensura muy fuerte”.
Tal es la palabra de los relatores David Kaye, ONU, y Edison Lanza, CIDH (La Jornada, Emir Olivares Alonso, 10 de diciembre, 2017).
IMPUNIDAD SE LLAMA
El siguiente es un recordatorio nomás para documentar el optimismo de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP, cuya presidenta se la pasa lanzando incienso a la yunicidad:
19 de marzo, 2017. El reportero Ricardo Monlui Cabrera, asesinado en Yanga un domingo, cuando estaba con su familia.
9 de julio: El camarógrafo de Honduras, Edwin Rivera Paz, quien salió huyendo de la violencia en su país fue alcanzado por la muerte en una calle de Acayucan, donde estaba asilado y filmaba un documental sobre los migrantes en Veracruz, el peor infierno.
22 de agosto: El reportero Cándido Ríos Vázquez es ejecutado en Juan Díaz Covarrubias.
Los tres asesinatos, al momento, impunes.
Impunes también otros crímenes, entre ellos, de niños y mujeres.
EU, LA ONU Y LA CIDH MIRAN A VERACRUZ
Otro recordatorio para multiplicar la esperanza:
La embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, ha levantado la voz para denunciar la inseguridad y la impunidad en el caso de los crímenes de reporteros en Veracruz.
También, claro, en el país, en el caso del crimen de la corresponsal de La Jornada en Chihuahua, Miroslava Brech, hace 267 días, y Javier Valdés, corresponsal en Sinaloa, hace 214 días.
Y aun cuando todos los días La Jornada publica sus fotos en la contraportada llevando la estadística del número de días de los asesinados, de nada ha servido.
En el caso de Veracruz, y además de la embajadora de Donald Trump ocupándose de la violencia jarocha, ahora los relatos de la ONU y la CIDH también miran a Veracruz.
El gobernador Yunes, en las grandes ligas mundiales, gracias a su Fiscal.
NADA PASA. CARTELES CRECEN
Con la impunidad en los estados de Veracruz, Sinaloa, Guerrero y Tamaulipas, dicen los relatores, los carteles y cartelitos se crecen al castigo, y como están conscientes de que nada pasa, el tsunami de la violencia se multiplica y crece imparable.
Peor aún:
“En ocasiones, el crimen organizado utiliza la violencia contra los periodistas para imponer sus propósitos.
Otras, porque estuvieron coludidos con dirigentes políticos para silenciarlos.
Los periodistas locales además desconfían de las autoridades y de los órganos de procuración de justicia y se sienten desprotegidos y vulnerables”.
Nunca, como ahora, ni siquiera con la dichosa CEAPP (que ejerce un presupuesto de veinte millones anuales sólo para impartir cursitos de capacitación a reporteros, tarea de los patrones según la Ley Federal del Trabajo), la realidad avasallante para los diaristas (que nunca, jamás, para el cuerpo directivo y los magnates de los medios) ha sido descrita al detalle con toda su crueldad.
“Al pan pan y al vino vino”.
Lo peor es lo siguiente: Javier Duarte dejó Veracruz con diecinueve reporteros y fotógrafos asesinados y tres desaparecidos, y hasta anoche, la impunidad.
Y el silencio de la CEAPP que calla y está silenciada para usufructuar y usurpar los altos privilegios salariales…, así se den golpes de pecho y alardeen de sus varios posgrados y que en ningún momento tenerlos significa ser mejores personas.
SALARIOS DE HAMBRE
Dicen los relatores:
“Al escuchar a todos los periodistas con los que hablamos (entre ellos, de Veracruz) pudimos observar que los dueños de los medios no los apoyan ni en la práctica diaria.
“Muy seguido los reporteros bajo amenaza pierdan sus trabajos y otras empresas mediáticas tampoco los contratan”.
Faltó a los relatores describir los salarios en los medios de Veracruz y el campo de concentración que viven y padecen sin las prestaciones sociales, económicas y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo y que para la dichosa CEAPP pasa inadvertida.
México, resumen la ONU y la CIDH, (con los estados de Veracruz, Sinaloa, Guerrero y Tamaulipas por delante) es la nación más peligrosa de América Latina para ejercer la profesión”.
Antes, cuando Javier Duarte, decían que Veracruz era “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Ahora, los relatores achicaron su mirada al continente latinoamericano.