Luis Velázquez
Veracruz.- Los senadores del PRI iniciaron en el tan olvidado norte de Veracruz la llamada “Marcha hacia la victoria”. Eufemismo puro. Todos los vientos políticos son huracanados en contra del tricolor de cara al 2018. Y lo peor, comenzaron su camino al Gólgota en terreno del Judas número uno al ex invencible partido rojo.
Peor aún: un testigo, priista, claro, dice que en la era del Internet y cuando el tricolor sólo gobierna en 14 de las 32 entidades federativas, le pareció asistir a un mitin del viejo PRI. El poeta Jaime Torres Bodet lo decía así: las mismas caras, los mismos saludos, los mismos mesías, las mismas porras y los mismos discursos mediáticos como el de Héctor Yunes Landa cuando dijera que el auditorio estaba ante el futuro gobernador.
Más aún:
El discurso de Héctor Yunes cayó en la blasfemia a la inteligencia y a la madurez política y social de la población. Pareció un vulgar peleador callejero y fajador de cantina que ni siquiera en la peor película mexicana en blanco y negro del siglo pasado pudo concitarse. Dijo:
Vamos a ganar 2018, “así tengamos que partirle la madre a los que tengamos que enfrentarnos”.
Oh paradoja, habría de empezar por el cacique huasteco, Ricardo García Guzmán, quien con sus hijos es priista y es panista cuando le conviene, creyendo que luego de Raúl Pazzi, Zitta Pazzi, Manuel de León Maza, Guillermo Díaz Gea, Joaquín Guzmán Avilés y su familia y sus huestes y Patricio Chirinos del Ángel es el mesías de todos los tiempos.
ROTA LA UNIDAD PRIISTA
Nadie duda de que entre los senadores hay un buen karma. Extraordinario, diríamos, vaso comunicante. “Uña y carne”, mientras… la elección del candidato a gobernador los mantenga unidos. Y por eso empezaron en tierra infértil “el camino a la victoria”. Pero…
Pero… resulta que entre sus huestes y en la militancia, la percepción es otra y todos, sin excepción, apuestan a que continúan fragmentando la unidad interna.
Se duda si las partes tengan razón, y más, en tanto tiempos de Judas, como se expresa con la vocación camaleónica, incluso, y en nombre de la sobrevivencia: priistas que se vuelven panistas y morenistas y panistas que mudan morenistas, sin dejar fuera la sicosis penitenciaria vivida y padecida por las cúpulas duartistas con once presos en el penal de Pacho Viejo, Javier Duarte en el
Reclusorio Norte, priistas prófugos de la justicia y Karime Macías solicitando, ¡vaya ridiculez!, asilo político en Gran Bretaña.
DEDAZO PRESIDENCIAL
Fue la apoteosis futurista… que nunca ni los brujos de Catemaco, los santeros cubanos ni la gitanita adivinando la suerte ha vislumbrado.
Esta es, dijeron, “la marcha de la victoria”. “Vendrán tiempos mejores”, y cuyo antecedente está en la frase duartiana pronunciada en Poza Rica: “Vendrán tiempos peores”.
El semanario Proceso 2139 lo tituló así:
“La visión idílica de Meade. México, casi el paraíso”, a tono, digamos, con la publicación de las seis novelas de Luis Spota, donde también se habla del paraíso y, claro, de “las últimas palabras” que de igual manera esperan los senadores.
Si el candidato presidencial es José Antonio Meade, el candidato a gobernador será Pepe Yunes.
Y si es Miguel Ángel Osorio Chong, chance y es Héctor Yunes, aun cuando si los astros siguen acomodándose también será Pepe.
Nadie hasta anoche ha sido dueño del futuro. Quizá, alguna vez, Julio Verne. Acaso, Charles Darwin con su teoría de que el hombre desciende del mono.
Vaya, el año anterior, ni siquiera Miguel Ángel Yunes Linares tenía la certeza de derrotar en las urnas a los candidatos de Javier Duarte a la silla embrujada de palacio.
Y ya ven, con el aparato gubernamental en contra y la mayor parte de los líderes políticos simbólicos y la mayor parte de la prensa derrotó a Héctor Yunes y Cuitláhuac García, dejando en el camino a Gerardo Buganza Salmerón, quien se creyó independiente con el dedazo del regio Jaime “El bronco” Rodríguez.
LA POBLACIÓN SIEMPRE ESTÁ SOLA
“No están solos” (oh, Elizabeth Morales) dijeron los senadores a la población panuquense.
Caray, la población siempre ha estado sola. Lo dice el CONEVAL con estadística huracanada: luego de 85 años de hegemonía priista, seis de cada 10 habitantes de Veracruz en la pobreza, la miseria y la jodidez. Medio millón de personas haciendo sólo dos comidas al día (y mal comidas) por la precariedad. Migración y prostitución como ejercicio cotidiano para llevar la torta a casa. Y de ñapa, el infierno tan temido, la inseguridad.
El país, incendiado, y Veracruz, avasallado.
Nada en política levanta expectativas como vender el futuro cuando el único aval de un ser humano son los hechos.
Y si a esa marchita le llaman “la marcha de la unidad”, andan en el camino equivocado pues regalar espejitos (oh Hernán Cortés a Moctezuma II hace 498 años) ningún resultado cuaja en el corazón social.
En el Corán ofrecen el paraíso a los musulmanes que se colocan bomba en el cuerpo y explotan en un centro poblacional. Y el paraíso son 75 doncellas, vírgenes todas, que serán suyas en el más allá. Y claro, en nombre de la utopía sexual, se incendian.
Hace mucho tiempo, desde Patricio Chirinos Calero, quizá desde Agustín Acosta Lagunes, para citar una referencia histórica, Veracruz dejó de significar el paraíso y se habita en el infierno.
Y la población está sola.