Luis Velázquez
Veracruz.-El dolor y el sufrimiento de los familiares de los desaparecidos “vale un cacahuate” a la Yunicidad, llamada, oh paradoja, “el gobierno del cambio” para diferenciarse del duartazgo.
Por ejemplo: durante muchas semanas, los colectivos (once en Veracruz) se quejaron del menosprecio y el desprecio, el pitorreo, la burla, el sarcasmo, la ironía, los plantones… del Fiscal.
Con todo y que en los primeros días del bienio les entregaron la medalla “Adolfo Ruiz Cortines” en la LXIV Legislatura.
Un día, los colectivos se quejaron en la prensa local, tanto que de pronto el asunto brincó a una parte de la prensa de la Ciudad de México.
El tema rebotó entre otros noticieros con Carlos Loret de Mola de Televisa.
Primero, respondió el Fiscal, tan mediático y petulante y engreído y pagado de sí mismo.
Luego, los colectivos reviraron.
Entonces, entró el góber azul.
Y el amarre se tradujo en lo siguiente: Loret de Mola envió a su equipo al terreno anexo al Frac. Colinas de Santa Fe, donde el Fiscal mediático, el Fiscal de la Venganza, le endilgó el apodo de la fosa clandestina más grande del país, luego, se insiste, de tanto menosprecio.
El Fiscal, al lado de los reporteros televisivos, para la gran estelar.
Sólo así, miró a los colectivos, pues su única prioridad, su agenda pública, la razón de su cargo público, es la venganza… en contra de la banda de Javier Duarte.
Y es que si el góber azul llamaba lacayo de Duarte a Luis Ángel Bravo Contreras, Jorge I Wínckler es el Fiscal de Miguel Ángel Yunes Linares para encarcelar al mayor número de ex funcionarios para reposicionarse en el corazón y las neuronas de la población electoral de Veracruz que de aquí al mes de julio del año entrante habrá de votar en seis comicios.
“SE LAVAN LAS MANOS”
Según la Fiscalía hay en Veracruz unos 2,500 desaparecidos, aun cuando los colectivos perfilan muchos más.
En cien días de la Yunicidad sólo dos cadáveres han sido identificados luego de la prueba ADN.
Pedro Huesca, el Agente del Ministerio Público, y su secretario, Gerardo Montiel Hernández, secuestrados por la policía de Arturo Bermúdez Zurita, preso en el penal de Pacho Viejo, asesinados y sepultados en “Colinas de Santa Fe”, y que significaba el panteón privado del ex secretario de Seguridad Pública, pero también el cementerio particular de los carteles y cartelitos.
En los días y semanas que corren, la Fiscalía se la ha pasado “lavándose las manos” con el pretexto de que las arcas oficiales quedaron vacío y carecen de recursos para las pruebas ADN a los más de 250 cadáveres encontrados en la fosa clandestina más grande del país.
Y más, según la versión oficial, porque una prueba ADN cuesta alrededor de 50 mil pesos.
El menosprecio sobre el dolor y el sufrimiento de los padres de familia se expresa de otra manera:
En la Fiscalía Especializada para la Búsqueda de Personas No Localizadas fue nombrado un chamaquito de unos 25 años, Luis Eduardo Coronel Gamboa, quien por más brillante que haya sido en su currículo académica adolece de experiencia, y mucho se teme, de sensibilidad, además de timorato, como cuando la fosa clandestina hallada en un terreno de Pemex en Minatitlán y para engañar a todos entró encapuchado, ¡vaya ocurrencia!
Y ocurrencia, con todo y que el Fiscal Jorge Wínckler entró antier a “Colinas de Santa Fe”, con los camarógrafos y reporteros de Televisa con una cachuchita con un letrero en inglés que decía “Police”, la edad infantil que tiene.
Al momento, ninguna cuadrilla de la Fiscalía busca a los desaparecidos, digamos, más emblemáticos, que importantes todos son.
No hay, por ejemplo, una diligencia de campo para buscar a las 13 edecanes desaparecidas de Xalapa ni a los tres jóvenes de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca por las huestes de Bermúdez y entregados a los malandros ni para seguirla pista a los tres chicos de Papantla.
“EL REYEZUELO” DE YUNES
Sólo hay diez elementos operativos de la Agenda de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República, PGR, investigando, ajá, a los 2,500 desaparecidos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Y más, porque el territorio jarocho ocupa el primer lugar nacional en desaparecidos con el 17 por ciento, seguido por Tamaulipas con el 16 por ciento y Guerrero con el 15 por ciento.
El único paliativo, diríase con optimismo, es que de vez en vez, el subsecretario de Gobernación encargado de los derechos humanos, el exelbista Roberto Campa Cifrián (tiempo en que estuviera junto de la maestra al lado de Miguel Ángel Yunes Linares) ha sostenido una que otra juntita con los colectivos, pero sin mayor trascendencia.
Y de paso, el menosprecio del Fiscal por el gremio reporteril que sigue el caso de los desaparecidos que también es agenda de derechos humanos.
Tan es así que el tal Wínckler (el cargo le quedó más grande que su soberbia) logró integrar a los reporteros en un gran frente en su contra a la par, digamos, que los colectivos que le apodan “El reyezuelo”.
Un reyezuelo de la venganza quien tanta importancia se da que continúa soñando con la secretaría General de Gobierno.