Luis Velázquez
Veracruz.- Ante el desdén del gobierno de Veracruz, el millón de jarochos en Estados Unidos viven y padecen el peor momento de sus vidas.
Donald Trump ha dispuesto el infierno para todos ellos.
Su última locura racial y xenófoba es la siguiente: durante los próximos cinco años, los migrantes que lleguen al país vecino estarán sin asistencia pública.
“No pueden los migrantes, dijo, entrar como en las pasadas semanas (el tiempo de Barack Obama), años y décadas e inmediatamente comenzar a tener asistencia”, dijo en el mensaje semanal”.
No más, advirtió, servicio médico. No más migración en cadena. Es la hora de proteger, dijo, a nuestros trabajadores y economía.
De cualquier manera, dicen los expertos, la migración seguirá, con todo y restricciones de la asistencia pública y con o sin muro en la frontera norte, pues tanto en América Central como en Veracruz, y México, migran por el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la violencia.
La violencia de los narcos en México. La violencia de los Maras, además, en Centroamérica.
Se van, en el caso de Veracruz, por la falta de oportunidades.
En ocho meses y diez días del gobierno azul, ninguna fuente de empleo ha sido creada.
La inversión privada sigue retraída, en ningún momento por culpa de Javier Duarte como es el discurso oficial, sino porque la incertidumbre y la zozobra, la inseguridad, el miedo cotidiano, el miedo al miedo, incluso, retrae a los empresarios.
Peor tantito, al mismo tiempo que ene número de comercios, negocios y fábricas han sido cerrados, parte de la población está en un éxodo y un exilio voluntario. Migran a otras entidades federativas. Incluso, y como en el caso de la parte norte de Veracruz, a Estados Unidos.
Algunos expertos dicen que junto a los ingresos derivados de las remesas y el comercio informal (los changarros en la vía pública), muchas familias dependen de los carteles, cartelitos y huachicoleros.
Y más, porque Veracruz está clasificado en los primeros lugares nacionales del robo de combustible a PEMEX.
58.6 MILLONES DE LATINOS EN EU
La población latina en Estados Unidos alcanza cifra récord como el segundo grupo étnico con mayor tasa de reproducción, sólo después de los asiáticos (La Jornada, Juan Carlos Miranda, 6 de agosto, 2017).
Este año, por ejemplo, llegó a 58.6 millones de personas, lo que, claro, resulta descomunal, si se considera que Veracruz tiene ocho millones de habitantes y que el país alcanza ciento veinte millones de mexicanos, casi casi el doble de latinos en la república vecina.
La población de habla hispana se concentra en los estados de California, Texas y Florida.
Y la población de Veracruz se ubica en los estados de California y Texas.
Lo peor es que ninguna perspectiva laboral inmediata y mediata existe para que una parte de ellos retorne en un plazo determinado y repetir el show populista de Fidel Herrera Beltrán con sus llamados “Juarochos” significaría un crimen de lesa humanidad, casi casi un genocidio demagógico.
Y es que “el hambre suele dar muchas cornadas”, y la vida de un ser humano ha de centrarse en donde exista la posibilidad para llevar y garantizar la torta en casa.
Por eso, y más ante el fracaso de la política económica, ene millón de veces arriesgar la vida y ganar en dólares que seguir, por ejemplo, en Veracruz, ganando 70 pesos diarios en el campo en una jornada que suele iniciar antes de que el sol sale y terminar cuando la luna alumbra el surco, como el caso del millón de indígenas en las ocho regiones étnicas.
TRAGEDIA HUMANITARIA
Luego del tráiler de la muerte con diez muertos, entre ellos, un paisano de Papantla, quien dejara en la orfandad a tres hijos y a su esposa de tan sólo 24 años (lo que expresa la tragedia humanitaria en Veracruz), el viernes 4 de agosto dos migrantes más murieron en el intento de cruzar a Estados Unidos.
Entre ellos, una mujer, deshidratada en la montaña de Otay, en el condado de San Diego, California, abandonada, con otros, por “un pollero”, tal cual como está descrito en las novelas y películas sobre migrantes desde el siglo pasado, historias “de nunca acabar”.
Otro hombre, de unos 35 años, murió ahogado en el río Bravo, “A la altura de una planta tratadora de aguas negras” (La Jornada, 5 de agosto, 2017), y lo que significa otra vieja historia, tan vieja quizá como el relato bíblico.
El activista migrante, Francisco Chavira Martínez, ha dicho que los migrantes latinos deportados de Estados Unidos efectúan (y como todo mundo sabe) los trabajos más pesados y que ni siquiera, los negros aceptan, además de pagados con un salario deplorable.
Es el drama universal. Tan lamentable como la desintegración familiar que se está dando en EU a partir, entre otras cositas, de cuando la policía migratoria de Trump está sacando de sus centros de trabajo y casas a los paisanos listos para deportarse.
Y en Veracruz, como en el resto de la nación, impotentes y rebasados, sin que ni siquiera, la CONAGO, Conferencia Nacional de Gobernadores, integre un frente común, un frente político, para reclamar el respeto a los paisanos en el país vecino.
Desdeñados aquí, desdeñados allá. ¡Vaya destino!