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Expediente 2017: Momentos estelares

El Piñero

 

Luis Velázquez

20 de noviembre de 2017

En un año, el gobernador Yunes tuvo, entre otros, los siguientes momentos estelares. Gracias al lector por su tiempo y, bueno, ojalá sirviera el texto como punto de partida para definir el bienestar social que para el millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros sirvieron los primeros doce meses del llamado “gobierno del cambio”.

El triunfo en las urnas. Miguel Ángel Yunes Linares ganó el año pasado la elección. Lanzó al PRI del palacio triunfal de Xalapa luego de 80 años de dominio ininterrumpido. De acuerdo con la vida política una victoria así tiene dos vasos comunicantes: uno, la alternancia en el poder partidista, y dos, la transición democrática. Un año después habría de calibrar el camino de la yunicidad. Un simple “quítate porque ya llegué” o un cambio sustancial en el sistema político.

“Soy feliz” exclamó el día de su toma de posesión. Y mostró el puño en los tres discursos pronunciados. Uno, en el Palacio Legislativo. Otro, en el patio del palacio. Y otro, en el parque Lerdo.

Los huéspedes en el penal de Pacho Viejo. Once duartistas están presos en el reclusorio. Seis más son prófugos de la justicia. Dos más, en el trámite del desafuero federal. Cien denuncias penales en contra de igual número en investigación. La Fiscalía ocupada con su tarea número uno: la Fiscalía del resentimiento y la venganza. Los familiares de los desaparecidos siguen esperando el fin de la impunidad, con todo y las heridas sangrantes del duartazgo.

De ñapa, parte del dinerito oficial que fue robado ha sido recuperado. Su informe, publicado en la página oficial del gobierno del estado. Los quisquillosos siguen reclamando cuentas porque dudan de que el rescate esté en el bienestar social.

Cambio sustancial en comunicación social. “Ni un quinto para los medios” fue la advertencia desde el principio. Javier Duarte, dijo el góber azul, gastó ocho mil millones de pesos en los casi seis años. Es decir, unos 1,200 millones de pesos por año y que serían los que la yunicidad habría ahorrado en el primer año. La oposición, tan incrédula y agnóstica, se pregunta el destino de tal ahorro.

Además, en tanto la yunicidad prefiere y apuesta a las redes sociales, el Periscope y el Facebook Live expresa su desdén a la prensa escrita, hablada y digital, la mayor parte de la cual estuvo en contra del candidato de la alianza PAN y PRD. Desdén con desdén se paga.

 

GENES SON GENES, VÍSCERAS SON VÍSCERAS

 

El góber, siempre en primera fila. Fiel y leal a sí mismo (genes son genes, vísceras son vísceras), formado en Xalapa pero reformado en la Ciudad de México, Yunes juega a las grandes ligas nacionales. Cimbraré a México anunció desde antes de su toma de posesión. Tengo el expediente negro de AMLO, repitió hasta el cansancio. Con 8 gobernadores panistas se manifestó en contra de Ricardo Anaya por la creación del Frente Ciudadano por México. Fue destapado como precandidato presidencial por los líderes del PAN y PRD, a sus órdenes.

Dijo que Veracruz ocupa el primer lugar nacional en alfabetización. Luego del anuncio del yacimiento petrolero en Cosamaloapan gritó a los cuatro vientos que Veracruz es una potencia energética mundial.

Macheteó una y otra vez hasta que la Procuraduría General de la República fue por Javier Duarte. Ahora, porfía para abrir expediente penal a Karime Macías y que según trascendido PGR lo tiene en camino.

Ocupa el primer lugar nacional de gobernadores en número de políticos antecesores pillos y ladrones encarcelados.

El objetivo es uno solo, sentirse ganador siempre.

 

DINASTÍA KENNEDY

 

Un hijo, alcalde jarocho. Yunes alcanzó “la plenitud del pinche poder” como dice aquel cuando el OPLE declaró presidente municipal electo de Veracruz a Fernando Yunes Márquez, su hijo.

En tanto, el aparato gubernamental está listo para que el PAN y PRD, y quizá el Movimiento Ciudadano (los tres partidos miembros, por ahora, del Frente Ciudadano por México) lancen a su primogénito como candidato a gobernador, pero más aún, cuando gane.

Entonces, la llamada dinastía Kennedy de Boca del Río habrá tocado el cielo con los dedos.

Dios será poquita cosa…

Todos le tienen miedo. El dicho popular dice “crea fama y acuéstate a dormir”. El caso es que la mitad de las elites políticas (sobre todo, las priistas) y la otra mitad (salvo el par de senadores rojos), todos le tienen miedo. Mejor dicho, horror y pavor.

Unas cúpulas, por ejemplo, del sexenio anterior, arrodilladas y azorrilladas. Nada lo ejemplifica como Moisés Mansur llorando ante él cuando lo amenazó con encarcelar a su esposa. Nada lo ilustra como la frase siquiátrica de Javier Duarte de “que se muerde uno y el otro”. Nada lo documenta como la solicitud de asilo político de Karime Macías al gobierno de la Gran Bretaña.

Los duartistas, elites políticas que fueron, sumidas unas y sumadas otras.

 

ORGASMO POLÍTICO

 

Yunes entró a Los Pinos. En tres ocasiones, Yunes buscó la gubernatura y ganó en la última. Antes, entró a Los Pinos con Vicente Fox y Felipe Calderón. Ahora, con Enrique Peña Nieto, también, pero como jefe del Poder Ejecutivo de Veracruz. El orgasmo político total y absoluto.

Y por añadidura, a su lado en las giritas presidenciales en el territorio jarocho.

Ninguna foto lo ha expresado tanto como una tomada en Tuxpan donde Yunes mira a Peña Nieto con ojos, más que panistas, priistas, es decir, con una visible y manifiesta admiración.

Es la mirada del súbdito ante el tótem. La de Juan Diego a la Virgencita. La de Moctezuma II a Hernán Cortés.

En todo caso, más de 25 años como priista dominan siempre encima de los 13, 14 años como panista.

Yunes, el peleador callejero, pero también, el ganador.

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