Luis Velázquez
Veracruz, 26 de julio de 2017 La foto es memorable: la rectora de la Universidad Veracruzana, UV, está de pie en la primera hilera de butacas de la LXI Legislatura, y a su lado, el vocero, aplaudiendo sin ninguna discreción cuando 46 de los 50 diputados locales aprobaron la llamada autonomía financiera.
Quiso así, digamos, el góber azul unir su nombre a la historia de Patricio Chirinos Calero cuando otorgara la autonomía política a la máxima casa de estudios, entre otras cositas, para contemplar la reelección.
Pero…
Pero resulta que las fanfarrias se toparon con una realidad avasallante:
La UV alcanzará la llamada autonomía financiera hasta el año 2023, es decir, en el futuro que viene, dentro de seis años, un sexenio completito, pero además, para entonces, con un devaluado cuatro por ciento, que significó la votación unánime, el aumento del subsidio del gobierno del estado, y para cuando, entonces, el 4 por ciento se haya diluido por la vertiginosa inflación, siempre incierta, siempre fuera de control, siempre luchando contra ella como uno de los males de la caja de Pandora.
El vitoreo entusiasmático de la rectora quizá constituyó una estrategia frívola preparando su cantada reelección ahora cuando el proceso sucesorio está en camino y que estará listo hacia finales del mes de agosto, pues el día primero de septiembre (cuando Enrique Peña Nieto rinda su quinto informe de gobierno) habrá de tomar posesión.
En la declaración eufórica a los medios, la rectora expresó que hicieron “gestiones con la exsecretaria de Finanzas, Clementina Guerrero (su antigua empleada), quien planteó la posibilidad de entregar patrimonio del Estado y realizar algunos pagos para la UV; tema que retomarán con el actual titular de la dependencia, Guillermo Moreno Chazzarini”.
Tal cual, a la comunidad universitaria (integrado por 85 mil estudiantes, académicos y burócratas) le resultaría interesante saber con exactitud a qué patrimonio se refería la Rectora, porque entonces habría que ir pensando en diversos inmuebles y terrenos estatales que podrían pasar al dominio universitario, aunque es de todos conocido que lo que se necesita es liquidez, dinero en efectivo, o pagar directamente ante el SAT el adeudo.
Dicho de otro modo, será difícil disponer de un inmueble estatal.
Si el gobierno del Estado decidiera poner terrenos a disposición de la UV habría de solicitar autorización al Congreso local y ya estaríamos hablando de otro tipo de arreglo político.
Y si la UV decidiera enajenar esos bienes recibidos para saldar sus compromisos, también deberá pasar por el Congreso.
Bienvenida, claro, la intención estatal de querer pagar a la UV.
Pero hay una preocupación mayor en el tema.
FALSA DACIÓN EN PAGO
En 1944 cuando fue creada la Universidad Veracruzana, en la Gaceta Oficial se dispuso otorgarle un determinado número de bienes inmuebles que conformarían su patrimonio.
A lo largo de los años, la UV se asentó en muchos de ellos, por ejemplo, hizo de la música un verdadero ícono internacional asentando la Facultad en el edificio histórico de Juárez 55 en la ciudad de Xalapa.
Éste y tantos inmuebles a lo largo del territorio jarocho, que la UV ha venido usufructuando y que tiene en legítima posesión porque el Estado se los entregó desde aquella fecha, no podrían formar parte de una falsa “dación en pago”.
Sólo, entonces, resta esperar a que de forma sensata, prudente, moderada, la Rectora no acepte que los propios bienes que la Universidad posee le sean arrebatados, porque no se han protocolizado ante Notario Público para que de pronto, zas, y en nombre de la, digamos, democracia representativa, sean “generosamente” donados por Miguel Ángel Yunes Linares a la institución para simular el pago del adeudo gubernamental.
Más aún:
Si la Rectora tiene intereses políticos y económicos que la atan con el gobernador en forma directa o indirecta, y/o con algún otro funcionario de cualquier nivel, entonces está plenamente deslegitimando y violentando un punto toral de la convocatoria para ser designada rectora por un nuevo período de cuatro años al falsear su “protesta de decir verdad”, de ser una persona independiente y libre de intereses económicos y políticos en el nivel estatal y nacional”.
Tan sólo lo anterior sería una razón suficiente para ser eliminada por la Junta de Gobierno como candidata a la Rectoría ahora cuando los Nueve Notables tachen a unos y eliminen a otros de los siete aspirantes para dejar, digamos, una terna en la recta final.
El eslogan reeleccionista de “pertenencia y pertinencia” cobraría sentido si con esa oscura dación, pues la señora cree que los bienes de la UV son de su pertenencia y comete otra grave impertinencia.
Hay, claro, formas de buscar una reelección, de convencer a la comunidad universitaria y hasta (si se quiere) de congraciarse con el poder político, pero pretender usar este tipo de mezquindades para obtener el visto bueno del que paga-manda, no puede ser un acto honesto y de congruencia para quedarse en el tercer piso de las Lomas del Estadio.
TODO EN MANOS DE LA JUNTA DE GOBIERNO
La moneda de la sucesión (y la reelección) en la UV está dando vueltas y la comunidad universitaria sólo desea que los Nueve Notables de la Junta de Gobierno sean iluminados, más que por el Espíritu Santo en el Sínodo para elegir Sumo Pontífice, por la racionalidad, pensando, cierto, en el presente, pero en el futuro a corto plazo que significan cuatro años de ejercicio académico.
Y más por lo siguiente:
Desde la cultura política se explica que el presidente de la república y el gobernador en turno elijan al candidato sucesor porque se trata de una facultad metaconstitucional y que las elites partidistas aceptan sin chistar.
Pero en una Universidad donde la luz de la razón democrática ha de instaurarse y respetarse y practicarse, resulta inverosímil que Nueve Notables sean los grandes palomeadores.
Con todo, así funcionan las cosas en la UV y en nombre de la transparencia ya se verá si en su plataforma digital dan a conocer las razones superiores por las cuales nombrarán al nuevo rector(a), y de igual manera, las razones poderosas por las cuales los demás fueron excluidos.
En la práctica priista, por ejemplo, el año entrante, Enrique Peña Nieto palomeará al candidato sucesor y a nadie rendirá cuentas.
Tampoco los cardenales rinden cuentas del nombramiento del nuevo Papa, pues, además, en nombre de la fe se entiende que el Espíritu Santo habla con ellos.
En el caso, “la verdad os hará libres” a todos si la Junta de Gobierno informa con absoluta claridad su decisión cupular.
Y más porque desde hace cuatro años, la Junta de Gobierno carga una cruz demasiada pasada por haberse arrugado cuando los enmascarados de Javier Duarte y Érick Lagos asaltaron la USBI sembrando la versión del regreso del porrismo.
Ahora, claro, de los Nueve Notables de entonces sólo quedan dos (los doctores Elena Rustrian y Ricardo Corzo Ramírez), pues los otros siete ya fueron relevados.