Por: Luis Velázquez
Veracruz, México.- Hay en Veracruz un clamor general por los desaparecidos. Javier Duarte ha sido satanizado. Arturo Bermúdez Zurita, su poderosísimo secretario de Seguridad Pública, está preso. Hay dos ex jefes policiacos (Marcos Conde y Alfonso Zenteno), presos. Pero ninguno está acusado del peor delito “de lesa humanidad” como es la desaparición forzada. Peor tantito: la mayoría de ONG y colectivos se han abstenido de interponer denuncias penales por el secuestro de sus hijos en manos de policías.
Extraño y raro. Y más, porque son heridas que nunca cicatrizarán. Y más, porque doloroso perder a un familiar. Y más, a un hijo. Pero peor tantito, vivir en la incertidumbre y la zozobra porque se ignora su destino luego de su desaparición. Y si, digamos, en el peor de los mundos, fue asesinado, sabrá Dios donde habrá sido enterrado, quizá en una fosa clandestina.
Hasta donde se sabe si se sabe bien, una y otra vez han insistido desde el Congreso local a las ONG para dar el siguiente paso, como es elaborar la cronología de los hechos, y la respuesta es, ha sido, el silencio.
Hay, claro, como en toda regla universal, excepciones.
Por ejemplo, los padres de los cinco jóvenes originarios de Playa Vicente secuestrados en Tierra Blanca por ocho elementos policiacos al servicio del delegado de Seguridad Pública, Marcos Conde, levantaron su denuncia por desaparición forzada.
Y por eso mismo, digamos, fueron detenidos. Primero, encarcelados en el penal de Cosamaloapan, y luego, de pronto, reubicados en varias prisiones, sin que al momento haya trascendido su ubicación.
Y menos, mucho menos, el estado del proceso penal, con el riesgo de que hayan sido liberados.
La señora Aracely Salcedo, la madre de Fernanda Rubí secuestrada en un antro de Orizaba en el año 2013, aquella que encaró a Javier Duarte, también interpuso denuncia por desaparición forzada.
Se ignora si a la fecha haya detenidos. Pero la denuncia ahí está, digamos, caminando “en el reino de la (posible) justicia”.
Pero el resto de familiares de los secuestrados y desaparecidos, con tanto y tanto dolor en el corazón humano, se han abstenido.
Sus razones tendrán. Pero al mismo tiempo, resulta extraño y raro.
LA TRIPLE ALIANZA DEL MAL
La diputada local Maryjose Gamboa logró que en la LXIV Legislatura aprobaran (y replicado en la Yunicidad) la creación de una Comisión de la Verdad sobre los Desaparecidos.
Además, ella como presidenta de la Comisión tiene un equipo de abogados en el Congreso listos para asesorar a las víctimas, entre otros pendientes sociales, con las denuncias por desaparición forzada.
Incluso, ha de referirse que hace unos días el diputado de MORENA, Rogelio Rodríguez, presentó una iniciativa para la ley de desaparición forzada y por terceros en Veracruz, a la par que en el Congreso federal el Senado ya aprobó la ley correspondiente, pero está detenida en la Cámara de Diputados.
Y congelada, porque nadie duda de la triple alianza entre políticos, policías y malandros para desaparecer a personas inocentes, y al mismo tiempo, incómodas e indeseables.
No obstante, en Veracruz hay apertura.
La Fiscalía está presta y solo puede actuar con denuncias de por medio.
En el territorio jarocho existen, por ejemplo, diecisiete ONG de padres que buscan a sus hijos y que de acuerdo con el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, llegan a quince mil desaparecidos de norte a sur y de este a oeste, incluidos, claro, los migrantes, razón original de su apostolado.
Y aun cuando resultara difícil cuantificar el número correcto, y/o aproximado, de personas secuestradas y desaparecidas en Veracruz, el dolor es incalculable.
Bastaría referir que no existe un hogar sin un familiar, un amigo, un conocido, un vecino con una persona plagiada y desaparecida.
UNA LUCECITA EN EL TÚNEL
Un pendiente, ya se sabe, es la inseguridad. Y otro, la impunidad y que simple y llanamente consiste en procurar justicia.
Y aun cuando la Fiscalía, digamos, está receptiva (y más, porque se enloda mucho más a Javier Duarte y Arturo Bermúdez y sus jefes policiacos y sus policías), las últimas palabras las tienen los padres.
Con todo, la posibilidad se recrudece si se considera que una tarea singular y titánica es buscar, por ejemplo, los cadáveres, y otra encontrarlos y otra más identificarlos, si se parte del costo de los llamados “reactivos”.
Por lo pronto, una ONG, el Solecito, vendió antojitos en el carnaval jarocho y puso otro puestecito en la playa en Semana Santa.
Y en tanto, los cinco diputados (Jazmín Copete Zapot, Daniela Griego, Sebastián Arellano Reyes (de infratos recuerdos en MORENA), Janet García Cruz y Maryjose Gamboa Torales) que integran la llamada “Comisión Especial para respetar y garantizar el derecho a la verdad a la sociedad veracruzana por la problemática de personas desaparecidos y ataques y homicidios a periodistas” (así se llama, ni modo), acordaron donar tres mil pesos mensuales de su salario para los Colectivos.
Pero oh sorpresa, solo Daniela Griego y Maryjose son puntuales, porque a los otros tres les andan rogando cada vez como si se tratara de aboneros de Tupperware y que, bueno, Eva Cadena encontró un camino fácil y ahora le llaman “Mis Bolsita”.