En caída libre, el PRI en Veracruz está jugando a conservar la dignidad en medio de la derrota. La dignidad consiste, según ellos, en evitar un descalabro, como por ejemplo, quedar noqueado en el ring electoral. Mínimo, perder, pero dando la batalla.
Con todo, donde de plano la derrota será estrepitosa es en Boca del Río, el feudo de la Yunicidad, el municipio de pescadores donde se encubara la dinastía Kennedy del Golfo de México.
Por ejemplo, el almirante Sergio Lara Arellano aceptó la nominación porque en casa se aburría. Así, le dio otro motor a su vida cuando, jubilado, ya nada esperaba. El góber fogoso lo resucitó, con todo y su hoja de servicios manchada en su tránsito por Guerrero, y que nadie la evoca, quizá porque resultaría innecesaria la rudeza.
Una campaña cien por ciento austera, con todo y que uno de los líderes sindicales más enriquecidos del país, Víctor Flores Morales, del gremio ferrocarrilero (los amigos calculan su fortuna en doce mil millones de dólares) impuso (otra vez) a su sobrino, Jorge Víctor Morales, de candidato a regidor primero, y significaría una inyección fresca de recursos.
Tampoco, por ejemplo, el ex cacique del pueblo, Ramón Ferrari Pardiño, llamado el “Pedro Páramo” de los pescadores, se ha metido. Permanece lejos de la jornada electoral. Ni siquiera, vaya, su gente. En el fondo tiene miedo de que al moverse sea enviado al penal de Pacho Viejo (caso Gina Domínguez) por la denuncia penal en su contra interpuesta en la Fiscalía por el secretario de Desarrollo Agropecuario, el otro cacique, Joaquín Guzmán Avilés.
Sin recursos el CDE del PRI, de vez en vez programan desayunos, por ejemplo, en colonias populares, donde el almirante, y los dirigentes invitados, le entran a un festín de picadas y gordas sin huevito y café… que cada organizador, por lo general un priista, va pagando de su bolsillo, según replican ellos mismos.
MUERTE POR INANICIÓN
En ningún otro municipio como Boca del Río el tricolor registra una muerte lenta.
En 2010, por ejemplo, el voto duro era calculado en unos quince a diecisiete mil.
Ahora, sin embargo, los expertos consideran que anda entre cuatro a cinco mil.
Bastaría recordar que en el año 2015, cuando a la gloria fidelista, Carolina Gudiño Corro, le entró la locura senil y jugó como candidata a diputada federal, el delegado electoral del tricolor, Reynaldo Escobar Pérez, de pronto se puso de pie en el conteo y proclamó la siguiente frase bíblica:
“¡Paren esta masacre!”, dijo, cuando miraba la caída en la ruleta rusa de la Gudiño.
Y no obstante el duartazgo, que encierra una filosofía política y social fuera de serie, las elites privilegiaron al lado del vicealmirante, una planilla de grupos y tribus.
Pero además, hordas foráneas, en vez de abrirse, por ejemplo, a los líderes de las colonias populares que todavía son leales al tricolor, con todo y el desdén y el menosprecio de las elites duartianas y fidelianas.
La ex diputada federal, suplente de la senadora María Cristina Díaz, Teté Terán, impuso de candidata a síndica única a su hijita de 39 años, doctora, académica en la Universidad Veracruzana, sin ninguna biografía pública ni social… por más y más méritos que la madre tenga.
El dueño del gremio ferrocarrilero, Víctor Flores, impuso su sobrino para regidor primero y que en la lógica electoral está ultra contra súper amarrado.
La CROC del cacique obrero, Tomás Tejeda Cruz, “El Que-Qui”, impuso su candidato para la regiduría tercera, nomás porque se trata de una parcela inamovible de poder para el gremio sindical.
Sólo hubo, digamos, una excepción, en el caso del dirigente de una colonia popular, la colonia Manuel Nieto, Gumersindo Ronzón, quien va de candidato a regidor cuarto, una parcelita que en otras ocasiones le han dado, sin ningún resultado edilicio.
También, quizá, otra excepción, a reserva de que pudiera ubicarse a un padrino o madrina de excelencia, Érika Mikel, lideresa femenina del tricolor, tesorera y contralora en el tiempo del alcalde Salvador Manzur Díaz, de entre unos 39 a 40 años, va de regidora segunda, y con lo que, acaso, habría sido premiada la militancia.
LUCHA ATROZ POR EL PODER
Pero el desaseo “democrático”, la cruenta y atroz lucha por el poder, se expresó de la siguiente manera:
Talachero del PRI desde los 19 años, hace una década, Carlos Nosti fue registrado en el OPLE como candidato a regidor primero.
Y de pronto, zas, se atravesó Víctor Flores con sus billetes, lo tumbó e impuso al sobrino, a quien antes impuso de regidor con Carolina Gudiño en el puerto jarocho y antes de funcionario en el viejo SAS.
Nosti fue enviado al infierno de la regiduría quinta, donde sólo un milagro le abriría las puertas.
Pero los milagros están canijos. Por ejemplo, de ciento veinte mil ciudadanos en el padrón electoral de Boca, los expertos apuestan veinte y las malas que sólo unos seis mil, siete mil quizá, sufragarían por el tricolor.
Y esa cantidad significaría la derrota más humillante en la historia partidista del Golfo de México.
Los Yunes tendrán una veladora prendida a Javier Duarte en señal de gratitud, pero los priistas lo seguirán odiando de aquí al Juicio Final, cuya probadita enfrenta en una cárcel de Guatemala durmiendo en una cama de piedra, soñando con las tonaditas quejumbrosas y adoloridas de Cuco Sánchez.