Luis Velázquez
Veracruz.- Un PRI, desarticulado, que apenas estaría aprendiendo a ser oposición.
Una MORENA atrapada en las tribus sectarias disputando el botín.
Un PRD hecho un cascarón.
Un PVEM camaleónico que ahora está en manos del clan de los Herrera Beltrán.
Un PAN dominado por un solo hombre, el góber azul.
Tal cual, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, habrá rebatinga por el poder en la elección de presidentes municipales el 4 de junio…, a partir del clientelismo electoral.
Una vez más la calidad de la incipiente democracia en Veracruz, en el fondo del precipicio.
Lo peor será el año entrante.
Por ejemplo, en el caso de la elección de gobernador, el maestro en Ciencias Políticas y doctor en Sociología, visualiza que el candidato ganador lo será por “un piquito” y que en todo caso obligará a integrar un gobierno de coalición.
Ya no más hegemonía del PRI o del PAN, como ahora, sino por el contrario, todas las fuerzas políticas habrán de integrarse al aparato oficial para amarrar la gobernabilidad, lo más importante.
En un lado de la cancha, un PRI más ocupado en buscar un empleo, luego de más de 80 años como dueños del poder, en que el presupuesto era botín de las elites.
En el otro lado, un PAN empeñado en concebir el ejercicio del poder con sentido patrimonialista en que una familia ha de ocupar el trono imperial y faraónico.
Incluso, en tanto MORENA levanta expectativas en el país, aquí en Veracruz también la egolatría de su genio y figura, Andrés Manuel López Obrador, creyéndose ya dueño de las alcaldías, el Congreso local, la bancada legislativa en el Congreso de la Unión y la gubernatura.
Pero también, de la presidencia de la república.
En la otra orilla del río, 6 de cada 10 habitantes de Veracruz en la pobreza, la miseria y la jodidez.
Y lo peor: de cada 10 migrantes mexicanos en Estados Unidos, 5, 6 son originarios de Veracruz.
Incluso, y aun cuando unas elites políticas sueñan con un gran frente opositor para otorgar, dicen ellos, el poder político a los ciudadanos queda claro que hacia el final del día las cúpulas siguen mandando.
Carlos Marx, por ejemplo, soñó con la dictadura del proletariado y nunca fue.
José Vasconcelos se estrelló en la realidad adversa con lo que llamó la raza cósmica.
Evo Morales en Bolivia soñó con el poder indígena y va por una reelección más.
Hugo Chávez soñó en Venezuela con el poder popular y su herencia política, Nicolás Maduro, se convirtió en una dictadura.
Luiz Inacio Lula da Silva quiso en Brasil el poder social y está a punto de la cárcel acusado de corrupción.
PARTIDOS DESCONECTADOS DE LA REALIDAD SOCIAL
Renato Alarcón puede calibrarse por su única frase célebre cuando tomara posesión como presidente del CDE del PRI:
Fidel Herrera es Fidel Herrera, dijo. “Pero en el PRI mando yo”.
Se equivoca, claro. Y de fea manera. En el PRI, como en los otros partidos, manda, primero, la militancia, y luego enseguida, los ciudadanos en las urnas.
Pepe Mancha, reducido a un burócrata más de la partidocracia, sometido a la voluntad suprema del gobernador, y además, con un segundo en el trono que está soñando con la presidencia y a la primera de cambios le asestará el machetazo.
MORENA, atrapado en las hordas calenturientas por el poder público que ya están peleando las candidaturas a las alcaldías, sindicaturas y regidurías, seguros de que ganarán de todas todas como en los mejores tiempos del triunfalismo priista.
El PRD, pobrecito, un cascarón, sin fuerza social ni liderazgo moral.
El PVEM, el hijo bastardo del PRI que pretende levantar en el territorio jarocho con “los cartuchos quemados” del priismo.
Los demás partidos (PT, Pes, el Ave, etcétera), soñando con las prerrogativas.
POR LOS SUELOS LA CALIDAD DE VIDA
Veracruz, estado pródigo en recursos naturales, habitado por una población jodida.
Los políticos dirán que cada gobierno ha construido caminos, puentes, escuelas, clínicas y ha alentado la creación de empleos.
Sin duda. Pero la calidad de vida está por los suelos.
Un millón de indígenas en una espantosa pobreza.
Un millón y medio de habitantes haciendo sólo dos comidas al día, y mal comidas.
Los niños, durmiéndose en el pupitre en el salón de clases con las tripas chillando de hambre.
La desnutrición y la anemia en sus ojos y en su energía disminuida en cada nuevo amanecer.
Jornales de 70 pesos diarios desde antes de que el sol sale hasta cuando la luna alumbra el surco.
La dieta alimenticia básica desde siglos atrás. Tortilla, frijolitos, cafecito de olla.
Más que partidos políticos empujando una nueva vida, la partidocracia, en que las elites se adueñan de todo.
La Yunicidad se ha acordado de todos ellos. Por ejemplo, el góber azul quiso celebrar su cumpleaños en la sierra de Zongolica para recordar a Ignacia García y a Rafael Hernández Ochoa.
Y, claro, sólo fue arranque populista, expresión mesiánica, el boletín y la foto mediática, sin la mayor trascendencia.
Priistas o panistas en el gobierno jarocho, la zozobra y la incertidumbre en el diario vivir. Utilizar a la gente con sentido electorero. Encumbrarse, a costa de los jodidos. Enriquecerse, en nombre del discurso patriotero.
