Luis Velázquez
Veracruz.-17 de abril de 2017.-Cayó Javier Duarte. 178 días “a salto de mata”. La misma semana en que la Interpol detuvo a Tomás Yarrington, ex gobernador de Tamaulipas, acusado de delincuencia organizada y lavado de dinero, en Italia, también capturó a Duarte. Enrique Peña Nieto, quien lo declarara el símbolo de la nueva generación priista, estará contento. Dos ex mandatarios, a la cárcel, y en Semana Santa.
Uno y otro, por los mismos delitos. Los dos estados, Tamaulipas y Veracruz, sometidos por los carteles y cartelitos. En el filo de la navaja del “delito de lesa humanidad”, como la desaparición forzada. Tamaulipas, con los 72 migrantes asesinados en San Fernando. Veracruz, “el cementerio más largo y extenso de migrantes en el país” ha dicho José Alejandro Solalinde, el sacerdote de la Teología de la Liberación.
Cayó Duarte, luego de que un cuarteto de su gabinete legal y ampliado, está preso. El gobierno de Guatemala lo extraditará pronto, porque llegó a Panajachel, un poblado turístico, sin papeles migratorios. Desde la cárcel donde sea enviado, pues se trata de delitos federales, hará compañía a Flavino Ríos Alvarado (en prisión domiciliaria) y a Mauricio Audirac, Arturo Bermúdez y Francisco Valencia, en el penal de Pacho Viejo. Carlos Aguirre Morales, uno de los seis titulares de SEFIPLAN, huyendo.
Del año aciago de 1968, tiempo del movimiento estudiantil en México (y también en París y Praga), a la fecha, tres ex gobernadores de Veracruz en la cárcel. El primero, Dante Delgado Rannauro, en el Chirinismo. El segundo, Flavino Ríos, en la Yunicidad. Y Duarte, el tercero. En la era Peñista.
El tiempo jurídico y penitenciario del gobierno se ha cumplido.
Un prestanombre de Duarte, Moisés Cisneyros, se dobló ante Miguel Ángel Yunes Linares cuando le dijo que encarcelaría a su esposa, y despepitó todo en su contra. Otro prestanombre, José Jaineiro, se volvió testigo protegido de la Procuraduría General de la República, PGR, según versiones, porque es amigo y socio de un hermano de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.
Ya se verá, entonces, si Duarte descarrila solo. O por el contrario, si también habla y devela el secreto “mejor guardado del mundo” sobre los aliados y cómplices que tuvo y/o pudo haber tenido en el sexenio para el reparto de los bienes públicos.
LA HIEDRA QUE CRECE…
Otros ex gobernadores son buscados por la PGR y la Interpol.
Entre otros, y por ejemplo, César Duarte, ex de Chihuahua. Jorge Torres, ex de Coahuila. Eugenio Hernández, ex de Tamaulipas.
Pero también están en la lista negra Roberto Borge, ex de Quintana Roo. Jorge Herrera Caldera, ex de Durango. Gabino Cué, ex de Oaxaca. Humberto Moreira, ex de Coahuila. Quizá, Rodrigo Medina de la Cruz, ex de Nuevo León.
En total, ocho en total. Y al Peñismo le quedan este año y el siguiente. Y de por medio, las elecciones del Estado de México y Nayarit, este año. Y varias, entre ellas, Veracruz, el año siguiente.
Y por lo pronto, su Sistema Nacional Anticorrupción camina a paso de tortuga. Y México, en los primeros lugares de corrupción política en el mundo. Y lo peor, la mayoría de ex gobernadores acusados de pillos y ladrones (la hiedra que crece, el pulpo que se extiende)… son del PRI.
¡Vaya tiempo tan adverso para el Peñismo!
Y más, porque todo se revierte, tarde o temprano, en las urnas. Por eso el crecimiento del PAN y ahora de MORENA, con un Andrés Manuel López Obrador, a quien la encuesta publicada en “El Universal” lo sigue ubicando como puntero para entrar a Los Pinos en 2018.
Ya se verá, entonces, si la captura de Tomás Yarrington y Javier Duarte alcanza para que el primo de Peña Nieto, Alfredo del Mazo junior, gane en el estado de México donde la puntera es la maestra Delfina Gómez, la modesta y sencilla profesora de escuela primaria y exalcaldesa.
“NO FUE LO QUE YO ESPERABA”
El CEN del PRI se expresó. En un comunicado fue lacónico. Dijo, por ejemplo, que la PGR ha de “castigar a quienes se compruebe hayan formado parte de la red delictiva” de Duarte.
Además, recuperar el dinero robado y devolverlo al erario de Veracruz.
Ahí está, entre otros puntitos, la clave.
En “la percepción ciudadana” (vox populi, vox Deus), Duarte salpicó a los suyos, varios, muchos quizá, del gabinete legal y ampliado. Sus amigos, aliados, socios y cómplices.
Pero también hay la certeza de que habría, digamos, salpicado para el altiplano, como aquella versión de que con el recurso público financió parte de la campaña presidencial del año 2012 según publicara Raymundo Riva Palacios.
Verdad o mentira, media verdad o media mentira, todo indica que Duarte “se creció al castigo” y se excedió.
Lo dijo su último y sexto secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrin:
“Yo le decía que estaba mal desviar recursos y no me hacía caso”.
Lo dijo Flavino Ríos, su secretario de Educación y General de Gobierno, gobernador interino por 48 días:
“Era mi amigo, pero nos engañó a todos”.
En el hobby de un hotel en Panajachel, provincia de Guatemala, ciudad turística, fue incapaz de engañar a la policía que rastreaba su paso. Estaba con su fiel Karime. La pesadilla de la gran fuga terminó. Ahora, inicia la peor pesadilla de su vida. De la gloria al infierno. De las vacas gordas a las flacas. De la libertad a la cárcel. “Hizo cosas que no tenía que hacer. No fue lo que yo esperaba” dijo su maestro y padre putativo, Fidel Herrera Beltrán.