Luis Velázquez
Veracruz.- Marco Antonio Lezama Moo ha resucitado. Resucitado, claro, al carril político. Su historia sombría sepultada quedó.
Un día, en junio del año 2013, pleno duartazgo, cuando ya iban 600 desaparecidos, solucionó tantas denuncias con la siguiente frase bíblica:
“En Veracruz no hay desaparecidas. Las mujeres se van con el amante o el amiguito”.
Un año después, en agosto del 2014, también fue envuelto “en el ojo del huracán”. Subprocurador en Córdoba, fue señalado de tener nexos con Los Zetas. Incluso, en el semanario Proceso (Noé Zavaleta, corresponsal) fue publicado que le daban 80 mil pesos mensuales por entregar vehículos y trailers detenidos y liberar a malandros.
Entonces, resolvió el gran dilema que enfrentaba con tres palabras:
“¡Es puro chisme!” dijo.
Su nombre también fue citado en la investigación sobre la rara y extraña desaparición de Pedro Alberto Huesca Barradas, entonces Agente del Ministerio Público en Cardel, y quien muchos meses después apareciera sin vida sepultado en una fosa clandestina en el terreno anexo al Frac. Colinas de Santa Fe, en el puerto jarocho.
Con todo, verdad o mentira, medias verdades o medias mentiras, Javier Duarte lo nombró magistrado del Tribunal Superior de Justicia en el mes de junio de 2014.
Ahora, despacha como director del Instituto de Capacitación del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, y ha resucitado a la vida pública a propósito del lanzamiento del Código de Ética y de Conducta del Poder Judicial.
Algunos dirán que “los pájaros le están tirando a las escopetas”.
Pero…
Pero Lezama Poo, con todo y su machismo está doctorado por la UNAM y en donde, oh paradoja, también fue académico.
Además, tiene un ensayo político y filosófico sobre el municipio libre y cuya esencia tanto se carea en la superficie nacional.
Y en el año 2011 fue encargado de la Procuraduría de Justicia luego de la digna renuncia de Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez cuando enfrentara a Javier Duarte.
Originario de Jonuta, Tabasco, en su momento, el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Fernando Perera Escamilla (campechano) aseguró que la palabra de Lezama Moo (las desaparecidas huyen con sus amantes) era desafortunada.
Pero… Perera Escamilla está en la Renata (Reserva Nacional del Talento) y Lezama está vigente.
SOCIEDAD HARTA DE LOS POLÍTICOS
La semana anterior fueron presentados los Códigos de Ética y de Conducta de los magistrados, consejeros, jueces y servidores públicos de la Judicatura para “generar confianza en una sociedad” que por todos lados está harta de tantas y excesivos abusos de los políticos, anexos, conexos y similares.
Ha de recordarse, por ejemplo, el famoso Código de Ética de Vicente Fox Quesada que sirvió para nada, pues, entre otras cositas, sus hijastros terminaron haciendo grandes negocios desde varias dependencias federales, una ellas, PEMEX, además de que desde Los Pinos Fox saldara sus deudas pendientes y reoxigenara los negocios familiares.
En la plaza pública de Roma, Sócrates y Séneca dirimían, entre otras cositas, de la ética en los hombres públicos y luego se iban a los baños colectivos con sus recíprocos efebos… que intercambiaban.
Están los diez mandamientos de la ley de Dios… que la mayoría de la población transgrede.
El chamán dice que con y sin códigos de ética y conducta, cada ser humano, cada político, cada funcionario público vive de acuerdo con sus intereses, principios, valores y normas.
Y, por añadidura, cada persona sabe y conoce y conoce en demasía los terrenos del bien y del mal.
El caso es que el país (y por añadidura Veracruz) ocupa los primeros lugares de pillerías y corruptelas en el mundo.
Además, los políticos y los policías y los reporteros se ubican en el sótano de la credibilidad y la confianza ciudadana, a pesar, muy a pesar, de los códigos de ética.
Pero, bueno, quizá con Lezama Moo como celoso vigilante “de las virtudes en la actuación de los servidores públicos” de Veracruz, la vida social cambiaría en un dos por tres.
Una golondrina, a veces, suele anunciar el verano…
IMPUNIDAD, GRAN LASTRE
La gran herida social empezó con la inseguridad, pero luego enseguida se multiplicó al más alto decibel con la impunidad.
Y si la mitad de la población y la otra mitad está harta se debe, de hecho y derecho, a la desviación de la justicia, con la fama pública innegable de que “la justicia suele venderse al mejor postor”.
Incluso, ya Benito Juárez (fue ministro y presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación) lo visualizaba cuando decía que “para los amigos justicia y gracia y para los demás justicia a secas”.
Ahora, el Poder Judicial lanza sus códigos “para realizar un servicio eficaz, imparcial, eficiente, transparente y responsable”.
Y, claro, nadie duda de las buenas intenciones que de tales está empastado el camino al infierno.
Pero cuando en el boletín exaltan de entrada la bienvenida del magistrado Marco Antonio Lezama Moo, hablando “del conjunto de normas y principios, basado en la transparencia y la rendición de cuentas”, únicamente resta encomendarse a la divinidad, porque su filosofía política sobre las desaparecidas en Veracruz en el duartazgo sólo alentó la duda y la sospecha.
A menos, claro, que en aquel entonces se manifestara solamente para quedar bien con Javier Duarte…