Luis Velázquez
Veracruz.-25 de abril de 2017 .-Hay un hombre (ingeniero, constructor, padre de tres hijos) que ama a Veracruz. Y con hechos, más, mucho más allá de las palabras.
Honesto, ferozmente honesto, desde la adolescencia, quizá antes, quizá un poquito después, aprendió que lo más importante en la vida era honrar a su padre. Pero más aún, ganarse a pulso el cariño y el respeto de la familia. Su padre. Su madre. Sus hermanos.
Entonces, se dijo:
“Yo quería que mi padre se sintiera orgulloso de mí!”.
Y más cuando un día su padre le dijo: “Tienes que aprender a trabajar para que aprendas a ganarte la vida”.
Se fue con su tío. Lo de menos era con su padre, pero se corría el riesgo de que el padre fuera, digamos, apapachador. Y con el tío aprendió el alfabeto y el diccionario laboral.
También, claro, la integridad que ya venía de la familia.
Por eso, cuando en seis ocasiones, Ricardo Exsome platicara en corto con Andrés Manuel López Obrador le habló del Veracruz que sueña, sin rodeos, mirando a los ojos.
Le dijo: “No soy socialista. No soy de izquierda. No soy marxista. Ni nada que lo parezca. Soy un empresario consciente de que hay un país, y un Veracruz, en la desigualdad social y económica. Lleno de pobres”.
Tomaron café y agua en sus oficinas en la Ciudad de México. Fue en los días cuando quedó oficializado que sería el candidato de MORENA a la presidencia municipal de Veracruz.
Le dijo:
“Hay un Veracruz injusto. Con un mal reparto de la riqueza. Y de la educación. Y de la salud. Y de la salud. Y de la seguridad.
Y lo peor, hay muchos pobres. Y hay pobres, porque la iniciativa privada ha abusado en su posesión de la riqueza. Y el gobierno se presta y se ha prestado”.
UNA ESTAFA MÁS DE JAVIER DUARTE
En sociedad con un amigo tiene una compañía constructora. Y cuando el duartazgo publicó la convocatoria para construir el distribuidor vial de La Boticaria concursaron. Y quedaron en primer lugar.
En aquellos días, alguien que anda por ahí les filtró el dato:
“Ustedes ganaron. Pero Javier Duarte la tiene predestinada para una empresa del Distrito Federal. Los engañaron”.
Ellos se resistieron. Cabildearon. Tocaron puertas. Habían ganado la licitación en buena lid.
Pero de nada valió. Duarte, como siempre, gobernador al fin, se salió con la suya.
Y en el camino, aquella constructora defeña “tiró el arpa”. Y dos años estuvo en el abandono. Y los peatones y los choferes empezaron con la irritación social. Mentaban madres contra todos.
Entonces, se atravesaron los Juegos Centroamericanos.
Y Gerardo Buganza Salmerón, que de secretario General de Gobierno se soñaba candidato al trono imperial y faraónico, le fajó a Duarte. Y le pidió la secretaría de Infraestructura para así, digamos, lucirse.
Buganza habló con Ricardo Exsome:
Le dijo:
“No hay dinero. Y los Juegos están cerca. ¡Ayúdanos! Juro que te pagaré. Tú me conoces”.
Exsome reviró:
“Tú no pagas. Paga Duarte”.
Buganza:
“Cree en mi palabra”.
Exsome:
“Tú no pagas. Paga Duarte”.
Buganza marcó el celular de Duarte y se lo puso en la línea:
Dijo Duarte:
“¡Mi Richard, mi Richard! ¡Ayúdanos! ¡Te pagaré! ¡Lo juro!”.
Exsome creyó en la palabra del gobernador.
Y sin un solo centavo del duartazgo, Exsome reinició la construcción del distribuidor vial de La Boticaria. Y lo terminó en tiempo y forma. Y Javier Duarte y Buganza le quedaron a deber cantidad millonaria.
Luego, Buganza ofreció que cabildearía para pagar la deuda con unos terrenos. Y la posibilidad caminó. Y llegó al Congreso local. Y en el Congreso, el diputado panista, Julen Rementería del Puerto, se opuso, bajo el argumento de que había muchos con deudas más viejas.
Buganza “se lavó las manos”:
“¡Ni modo Julen se opuso!” dijo a Exsome.
Y en cada evento donde Duarte coincidía con Exsome le repetía la misma cantaleta:
“¡Mi Richard, estoy viendo la forma de pagarte!”.
UN HOMBRE CON PAZ INTERIOR
El distribuidor de La Boticaria quedó como una obra pública hecha a conciencia. Incluso, se volvió emblemática de la ingeniería de las grandes ligas.
Buganza siguió para adelante con su utopía. Pero en el camino la esperanza de la candidatura a gobernador se frustró y terminó de diputado local y con licencia, ahora.
Y Javier Duarte cumple diez días preso en un penal militar de Guatemala, al lado de Maras, narcotraficantes y políticos corruptos.
Dice Exsome:
“Nunca nos pagaron. Pero estoy con la conciencia tranquila y limpia. La paz interior es más importante. Ni modo, ni tablas salimos con la obra. Pero mis hijos, mi familia, está orgullosa del distribuidor vial, que tantos problemas resolviera”.
Ya se verá, claro, si la Yunicidad reconoce la deuda pendiente. Pero cualesquiera sea la circunstancia, el hecho de terminar la obra, que estaba abandonada, y sin un centavo aportado por el duartazgo, expresa el amor y el cariño de un hombre, Ricardo Exsome, por Veracruz.
Ahora, buscará la alcaldía, con el único objetivo de servir a su pueblo. Aquí nació. Aquí casó. Aquí tuvo a sus hijos. Aquí vive. Aquí sueña.