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Expediente 2017 : Yunes, 2018

El Piñero

Luis Velázquez

Fiel a sí mismo, Miguel Ángel Yunes Linares está luchando por convertirse y mantenerse, digamos, en el mejor gobernador de la región sur-sureste del país.

Veracruz, por ejemplo, limita con los estados de Tamaulipas, Hidalgo, San Luis Potosí, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Tabasco.

Y busca, claro, convertirse en el líder natural de todos ellos, aun cuando sus genes dan para la dimensión nacional, de tal forma que por ahora ya fue destapado como precandidato presidencial de la alianza PAN y PRD de Veracruz, con lo que se ha vuelto, y por ahora, el primer jefe del Poder Ejecutivo aspirando a la grande en la cancha azul, pues en el lado del PRD están alborotados Graco Ramírez, Morelos, y Silvano Aureoles, Michoacán.

Cierto, en el altiplano panista se asegura que su lanzamiento es un juego de varias pichadas que incluye, entre otras, amarrar la candidatura de su hijo a gobernador el año entrante, haciendo el juego a Ricardo Anaya, el presidente del CEN que ya se siente en Los Pinos.

De cualquier manera, ningún otro góber azul en funciones ha levantado la mano como Yunes.

Por eso mismo, el fuego cruzado que ha sostenido con Andrés Manuel López Obrador, el puntero en la preferencia 2018, pues así su figura (peleador callejero y fajador de cantina) se ha dimensionado.

YUNES, MURAT Y FIDEL

 

De los siete gobernadores limítrofes de Veracruz quizá el caso Oaxaca le habría ganado, digamos, el mandado a Yunes.

Uno. El ex, José Murat Casab, logró imponer a su hijo Alejandro de jefe del Poder Ejecutivo, aun cuando en tiempo y forma, y la edad biológica y política de sus hijos, Yunes apenas está en el mismo proyecto de heredar el poder a los hijos.

Pero por lo pronto, José Murat ya lo hizo, con todo y que Javier Duarte está preso en el penal militar de Guatemala y con todo y que Yunes tiene en el penal de Pacho Viejo a cinco duartistas y con todo y que Murat fue asesor político de Duarte por lo que cobraba (siempre se aseguró) un millón de pesos mensuales.

Además, de los negocios logrados desde el Fidelato (a cuyo jefe fogoso tanto odia Yunes) con “El oaxaco”, dueño de una compañía constructora desaparecido en el duartazgo luego de una audiencia con el secretario General de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón.

Dos, Murat, con todo y su descrédito de inventarse atentados, fue primero coordinador del “Pacto México” de Enrique Peña Nieto y ahora dirigente nacional de la CNOP.

Y tres, Murat y Fidel Herrera iniciaron juntos en el carril federal en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez.

 

VELASCO COELLO SE LE METIÓ A YUNES

 

Manuel Velasco Coello, de Chiapas (el góber a quien los indígenas cargan en sus hombros) ya se le metió a Yunes en su feudo.

Ha sido a través de su partido, el PVEM. Y ha sido por conducto del hijo de Fidel Herrera Beltrán, su enemigo público número uno.

Javier Herrera Beltrán, diputado federal, está considerado el líder número uno del PVEM en Veracruz, a tal grado que está listo para ser ungido candidato a gobernador el año entrante por tal partido.

Incluso, este año quiso meterse al fuego cruzado buscando la candidatura a presidente municipal de Veracruz con el único objetivo, como gladiador romano, de un choque de trenes con Fernando Yunes Márquez.

Por fortuna, la mesura (quizá también el hartazgo en contra del góber fogoso) se anidó en las elites priistas y descarrilaron la estrategia sórdida y siniestra.

Es más, así como en el Fidelato fue fundado el periódico “Oye Veracruz”, sostenido en el duartazgo, ahora desaparecido, en Chiapas hay un “Oye Chiapas”, ligado en uno y otro caso a los Fideles.

Velasco Coello busca así desfondar el proyecto paternalista de Yunes.

Lo está desafiando.

 

UN GÓBER ENTRE LAS CUERDAS

 

En Tamaulipas gobierna el panista Francisco García Cabeza de Vaca.

Su cabeza está más ocupada y preocupada con los carteles y cartelitos que desde sus antecesores priistas, Tomás Yarrington, Eugenio Flores Hernández y Edigio Torres Cantú gobiernan la entidad federativa.

El narcotráfico y la corrupción política lo tienen entre las cuerdas, pues si la inseguridad es canija, peor la impunidad y que de prolongarse daría pie a un Titanic en su contra. Casi casi como en el cuento de Tito Monterroso de que “al despertar el dinosaurio seguía ahí”.

Así, ninguna posibilidad ha de tener el pobrecito para estar soñando con la candidatura presidencial como fuera el caso, por ejemplo, de Tomás Yarrington…, quien llegó a soñar con la esperanza y la utopía, cuando, caray, estaba bien metido con los barones de la droga.

Acaso, digamos, Cabeza de Vaca (el apellido ilustre de uno de los grandes líderes del movimiento estudiantil del 68) tendrá presencia política, ni siquiera, vaya, mediática, en la CONAGO, pero sin trascender más allá.

Su camino al Gólgota es terrible y estará viviendo una pesadilla sin final desde, digamos, la fama pública de un Tamaulipas donde asesinaron con alevosía, ventaja y premeditación a 73 migrantes de América Central.

Además, el fuego cruzado que a cada rato se está dando con los carteles, uno de los cuales, registra la PGR, financió al par de ex gobernadores priistas a cambio de permitir que operaran en el territorio local como en su casa.

Tal cual, ninguna competencia política significa para Yunes.

 

EL GÓBER QUE YA ENVEJECIÓ

 

Arturo Núñez cierra su vida pública como gobernador perredista de Tabasco. Los años se le han venido encima. Apenas y le estaría dando para un frente común (digamos, presencial) con sus colegas (Graco Ramírez, de Morelos, y el peñista Silvano Aureoles, de Michoacán) para un bloque camino a la sucesión presidencial, quizá a favor de Graco, acaso a favor de Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Así, y jugando en otra cancha, ninguna competencia significa para Yunes, un político de fuego y tan lleno de fuego que tiene hasta para repartir.

Al momento, por ejemplo, y con todo y que Veracruz está convertido en un extenso y gigantesco camposanto de migrantes, que pasan por Tabasco y antes por Oaxaca, procedentes de América Central, ningún vaso comunicante entre Núñez y Yunes, quizá porque a ninguno le interesa como tampoco se ocupan de los derechos humanos.

 

EL TIEMPO DE YUNES

 

En Puebla gobierna José Antonio Gali Fayad, impuesto por el presidenciable Rafael Moreno Valle, antiguo conocido y aliado de Yunes cuando el tiempo de la profe Elba Esther Gordillo, a quien desde Carlos Salinas, todos los ex presidentes (menos Enrique Peña Nieto) dispensaron con favores insólitos, negocitos incluidos, además de cargos públicos para los suyos, entre ellos, Moreno Valle, Yunes, Roberto Campa Cifrián y Tomás Ruiz González.

Yunes, autodestapado precandidato presidencial enfrenta a Moreno Valle, desde hace ratito en el carril.

En el otro par de gobernadores limítrofes, el de San Luis Potosí (el priista Juan Manuel Carreras López), ni fu ni fa, y el de Hidalgo (el priista Omar Fayad), estaría en la cancha presidencial de Miguel Ángel Osorio Chong, el amigo priista de Yunes, y por quien también se la está jugando.

Ha de connotarse que salvo Miguel Ángel Mancera, quien pudiera salir por el PRD, Graco Ramírez, de Morelos, y Silvano Aureoles, de Michoacán, con sus precandidaturas parecieran una vacilada.

El resto de ejecutivos del país saben de sus limitaciones, y a diferencia de Yunes, que ha levantado las manos con un doble, triple objetivo, están empeñados en otros fines.

Yunes juega, ya se sabe, para reposicionar más a su hijo. También para (a tono con su egolatría) figurar en el altiplano. Y, de paso, si los vientos electorales del año entrante son favorables hasta quedarse con alguna secretaría de Estado.

Es su tiempo histórico. Es su momento estelar. Igual que cuando Fidel Herrera soñaba con tumbar a Enrique Peña Nieto de su inminente candidatura presidencial.

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