Luis Velázquez
Veracruz.-01 de julio de 2017
El corazón, las neuronas y el hígado del góber azul son así:
El 17 de diciembre de 1996, Dante Delgado Rannauro, ex gobernador de Veracruz, fue detenido en la Ciudad de México.
Patricio Chirinos Calero, el sucesor, se dijo, había cumplido la orden presidencial de Ernesto Zedillo, todo, porque Dante le renunciara a la Procuraduría Agraria en un cónclave sobre el EZLN en Chiapas.
Internado en el penal de Pacho Viejo, tres días después, su padre, Pedro José Delgado Figueroa, falleció en la Ciudad de México, donde estaba internado en un hospital.
Entonces, el secretario General de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, encargado del operativo de la aprehensión, le ofreció a través de su cabildero la posibilidad de asistir al sepelio.
Pero en las siguientes circunstancias:
Uno: esposado de las manos.
Dos: esposado de los pies.
Tres: arrastrando una cadena… por si las dudas quería huir.
Cuatro: custodiado por elementos policíacos y judiciales… por si su gente quisiera rescatarlo y huir.
En el fondo, Yunes sólo deseaba exhibirlo y Dante, claro, rechazó la propuesta siniestra y sórdida, atentatoria por todos lados a los derechos humanos y el respeto a la dignidad de los otros.
En aquel tiempo, en Pacho Viejo, donde Porfirio Serrano Amador y Gerardo Poo Ulibarri lo acompañaban tras las rejas, Yunes, a través de su director de Prevención, José Luis Lagunes, QEPD, el trío de políticos presos era sacado al patio común conviviendo con los otros reos. Ladrones, asesinos, voladores y enfermos de VIH.
Y los tres se colocaban de espaldas a la pared, tensos, llenos de nervios, a la expectativa, mientras en el palacio, los chirinistas eran felices.
Incluso, en cada día de visita, José Luis Lagunes pedía al director del penal la lista de las personas que deseaban saludar a Dante, Serrano y Poo.
Luego, Lagunes llevaba la lista a Yunes y Yunes palomeaba los nombres. El, en nombre del gobierno de Veracruz, elegía.
Muchas, muchísimas ocasiones, Héctor Yunes Landa llegaba a las ocho de la mañana, puntualito, al penal, y sólo le permitían entrar quince minutos… pero hacia el final del día.
Le aplicaban tortura sicológica.
YUNES CONTRA YUNES
En aquel tiempo, Alfredo del Mazo González era director general del INFONAVIT. Yunes Landa, su amigo y colaborador, fue designado delegado federal en Veracruz.
Y cabildeó una audiencia con Patricio Chirinos para informarle y presentarse de manera oficial.
–Son muchos Yunes en el gobierno, dijo Chirinos.
–Sí, gobernador. Pero Miguel Ángel es gobierno estatal y yo seré gobierno federal.
–Son muchos, reviró Chirinos.
Entonces, le ofreció como salida una notaría.
–Habla con Miguel Ángel, le dijo.
La detención de Dante Delgado se atravesó. Y Yunes Landa dijo a Miguel Ángel que lo visitaría en el penal, pues era su amigo.
–No vayas. Chirinos se enojará.
–Pero es mi amigo, Miguel Ángel.
–Si vas, te quedarás sin notaría.
Fue, claro, a visitar a su amigo Dante y perdió la notaría.
POLÍTICOS PRESOS DE LA YUNICIDAD
Arturo Bermúdez Zurita, Mauricio Audirac Murillo, Francisco Valencia y María Georgina Domínguez Colio están presos en el penal de Pacho Viejo.
Son los políticos presos del góber azul… que otra cosita es decir presos políticos como por ejemplo, Flavino Ríos Alvarado.
¿Cómo vivirán sus días y noches el cuarteto de políticos presos?
¿Respetarán sus derechos humanos o les aplicarán la leyenda bíblica de que “los carniceros de hoy son las reses del mañana?
¿Estarán durmiendo como Javier Duarte en cama de piedra en cárcel de Guatemala, aun cuando ha trascendido que ya le dieron un colchoncito, además de los ansiolíticos?
¿Estarán refundidos en sus celdas sin salir al patio común o saldrán para cohabitar con los malandros?
¿Dormirán con el foquito encendido toda la noche como una especie de tortura para perder la noción de las horas?
¿Estarán comprando en precio millonario servicios comunes (desayuno, comida y cena, visitas a deshoras, lectura de libros, papel y pluma para escribir…etcétera?
¿Recibirán el mismo trato imparcial del resto de la comunidad penitenciaria?
¿Les harán terrorismo los malosos presos en Pacho Viejo?
¿Verán televisión en sus celdas o en la celda común para distraerse y hacer menos pesada la estancia?
¿Serán espiados, ahora que tan de moda está, les estarán grabando las conversaciones, les filmarán videos (ajá) tipo Eva Cadena?
¿Habrán devuelto “lo robado” como se afirma en el argot azul, y/o habrán incidido en el llamado “vómito negro” que consiste en despepitar todo en contra del ex jefe máximo, Javier Duarte?
¿Les habrán confiscado sus (o parte) de sus propiedades para, digamos, abrigar la esperanza de la libertad lo más pronto posible?
Si Yunes Linares fue como fue con Dante Delgado, Porfirio Serrano y Gerardo Poo, ¿cómo será con Bermúdez, Audirac, Valencia y Gina, ahora cuando es jefe máximo de la revolución azul y tiene a sus órdenes la Fiscalía y Seguridad Pública y la dirección de los penales?
¿Sus vísceras y genes de entonces (y por todos conocidos) se habrán multiplicado y traducido en acciones?
La vida es así, y sin que suene a derrotismo, “aquí nos tocó vivir” como exclama un personaje en la novelística de Carlos Fuentes Macías.