Luis Velázquez
Veracruz.- Desde el 2 de julio, el domingo electoral sangriento, AMLO, el presidente electo, volvió invisible a Enrique Peña Nieto, pero Cuitláhuac García no puede con el gobernador Yunes.
Por ejemplo:
AMLO está adueñado de la agenda pública y por más y más que Cuitláhuac lo intenta en Veracruz, su operativo político y/o mediático le falla.
Que Cuitláhuac anuncia y cacarea juicio político al Fiscal Jorge Wínckler, el Fiscal responde anunciando más nombramientos, como si fueran secretarios de un gabinete legal y ampliado.
Que Cuitláhuac pide a la futura secretaria de Gobernación de AMLO, Olga Sánchez Cordero, cabildear en la Suprema Corte de Justicia de la Nación la caída de Marcos Even Torres Zamudio como Fiscal Anticorrupción, el Yunes azul asiste a su toma de posesión en el Congreso local.
Que Cuitláhuac dice que la Fiscalía integró mal el expediente contra Javier Duarte, Yunes toma el micrófono y anuncia que Duarte tiene “los dos pies en el penal de Pacho Viejo”.
Que Peña Nieto ya está en la entrega-recepción con AMLO y hasta los dos gabinetes posaron para la foto histórica como cuando Emiliano Zapata y Pancho Villa se tomaron la foto en Palacio Nacional, Yunes le está dando largas y largas a Cuitláhuac, pues ninguna ley lo obliga en tiempo y forma.
Que Cuitláhuac se lanza contra “el pulpo camionero” ahora cuando suspendieron el subsidio a los estudiantes y ancianos, Yunes sale a los medios y dice que por ningún momento permitirá el incremento, aprieta tuercas, “el pulpo” da marcha atrás y anuncian que mejor esperarán al nuevo sexenio.
Que Peña Nieto anda en una transición tersa con AMLO, aquí, en Veracruz, sigue el fuego cruzado, guerrero Yunes a tono con sus genes.
Que Cuitláhuac abraza al Solecito y a los Colectivos, Yunes revira con una nueva fosa clandestina, ahora en el sur de Veracruz.
El juego y rejuego. Hacia el final del día y de la noche, Yunes, dueño de la agenda setting.
VERTIGINOSO INSTINTO POLÍTICO
León Tolstói escribió en “Guerra y paz”, una de sus novelas estelares, que un oficial en la guerra nada es cuando teniendo poderes y facultades se deja hacer sombra.
AMLO ya se comió a Peña Nieto, un hecho inédito en el país, y el aniquilamiento del grupo Atlacomulco parece total ahora cuando Carlos Salinas se apropió del CEN del PRI con su sobrina Claudia Ruiz-Massieu como presidenta por un año más.
El vertiginoso instinto político de Yunes Linares es igual, igualito, que el instinto político de Porfirio Díaz.
Yunes, inflexible ante Cuitláhuac. Peña Nieto, cediendo ante AMLO.
Yunes, igual que Venustiano Carranza como lo describe Enrique Krauze en “México biografía del poder”. Tenaz, terco, obcecado, tozudo, astuto y lleno de tretas.
Incluso, Yunes, el puente de la alternancia y la transición.
La alternancia del PRI al PAN en el año 2016. Y la transición, digamos, ahora con tantos vientos democráticos, ajá, de Yunes a Cuitláhuac, mejor dicho, a AMLO.
Yunes, igual que su jefe, el panista Vicente Fox Quesada.
La tensión entre dos tiempos, Mejor dicho, entre tres.
Del PRI al PAN. Y del PAN, a MORENA.
El tiempo de la derecha a la izquierda.
Pero…
YUNES, INFLEXIBLE
En febrero de 1913, cuenta Krauze, Venustiano Carranza rompió con el presidente Victoriano Huerta, el asesino de Francisco Ignacio Madero y José María Pino Suárez, y contra quienes ordenó, además, el tiro de gracia… por si quedaban vivos.
Entonces, Carranza publica el Plan de Guadalupe. Y proclama ante el país en aquella sórdida y siniestra lucha por el poder presidencial.
La llegada al poder, dice, no es repartir tierras. Ni respetar el “Sufragio Efectivo, No Reelección”. Ni es abrir más escuelas. Ni es construir edificios.
“Es algo más grande y más sagrado. Es establecer la justicia. Y buscar la igualdad social y económica. Y desaparecer a los poderosos para crear el equilibrio de la conciencia nacional”.
Tiempo aquel cuando, además, Carranza tenía un contrapeso duro, fuerte, resistente, en Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Y cuando Álvaro Obregón, ministro con Carranza, aseguró que las diferencias con Pancho Villa, por ejemplo, eran “un pleito de enamorados”, “una querella de pasiones y personalidades más que de creencias e ideologías” (Krauze).
Carranza buscó, entonces, emular a Benito Juárez, igual que AMLO ahora.
Y emular a Juárez a partir de la restauración del orden constitucional y del imperio de la ley.
La eterna búsqueda en la historia social del país.
En aquellas horas, Carranza sólo pudo caminar por la firmeza de sus principios, quizá porque era un obsesionado de la historia que únicamente deseaba cumplir “al pie de la letra”, y Juárez fue su modelo, más, incluso, que Francisco I. Madero.
Carranza “no era un hombre de sutilezas” observa Krauze.
AMLO ya pactó con Peña Nieto. En todo caso, digamos que Peña Nieto tiene sus razones (poco conocidas, pero sospechadas) para la transición tersa con Andrés Manuel López Obrador.
Pero igual que Carranza ante el secretario de Estado del presidente Woodrow Wilson, que amenazó con desconocer su gobierno, Yunes Linares se mantiene inflexible ante Cuitláhuac.
Quizá porque Cuitláhuac le ganó en las urnas.
Acaso porque Yunes cumple con su periodo constitucional.
Quizá porque sólo acata “el imperio de la ley”.
Acaso porque en su firmeza (le apodaban “el general Custer” en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana), si opacó y neutralizó a Javier Duarte, ni modo que ahora Cuitláhuac le haga lo mismo.
Cuitláhuac es el góber electo y Yunes el gobernador en funciones. Y el discurso rafagueante de Cuitláhuac a Yunes, “le hace lo que el viento a Juárez”.
Y si Cuitláhuac, mejor dicho, AMLO, sueñan con encarcelar a Yunes Linares, vaya agarrón, además de que está en chino, por más y más que el presidente de la república sea el tlatoani, el gurú, el tótem, el jefe máximo, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista como llamaban a Carranza.