Luis Velázquez
Veracruz.- La primera generación de políticos de izquierda en el poder sexenal de Veracruz, integrada por Cuitláhuac García, Éric Patrocinio Cisneros Burgos, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Rocío Nahle forman el cuarteto de políticos más acosados en Veracruz, pues la mitad de la población y la otra mitad desempleada y urgida de un ascenso laboral toca sus puertas y los busca y los rebusca.
Ni siquiera, vaya, en la secretaría de Desarrollo Económico ni en la secretaría de Trabajo y Previsión Social ni en las ferias del empleo… tanta gente desempleada y subempleada y con salarios mezquinos papalotean alrededor del cuarteto con una feroz insistencia rayando, claro, en la desesperación.
Y más en un Veracruz donde uno de cada tres jefes de familia lleva el itacate y la torta a casa trabajando en el changarro de picadas, gordas y tacos y cafecito de olla o refresco de cola en la vía pública.
Y en donde hay un millón de paisanos como migrantes sin papeles en Estados Unidos.
Y en donde según la investigadora Patricia Ponce, Veracruz ocupa el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales.
Y en donde, caray, la fama pública registra que un montón de jóvenes y adultos mayores trabajan con los siete carteles dueños del destino social en los 212 municipios.
Y en donde, y de ñapa, la fama registra que las universidades públicas y privadas están convertidas en fábricas de desempleados.
Por eso, el acoso de los miles y miles de desempleados fastidiando al cuarteto de AMLO en Veracruz, creyendo que el gobierno del estado alcanza para eso y más.
Pero el cuarteto está firme en la línea, digamos, de la austeridad republicana creada y recreada por Benito Juárez y una de cuyas primeras acciones como presidente de la república fue otorgar cargos públicos y bien pagados a sus tres yernos.
Lo dijo el gobernador electo el domingo 12 de agosto en el puerto de Veracruz, en el hotel Diligencias.
Un pariente de AMLO, el doctor Manuel Obrador Domínguez, se le acercó con la esperanza para sopesar la posibilidad de un empleo.
Entonces, el góber electo le dijo más o menos la siguiente tesis:
“Pierdes tu tiempo si vas a buscarme a Xalapa para un empleo. AMLO nos prohibió dar chambas a los hermanos, a los primos, a las esposas de los parientes. Y en esa lista también estamos nosotros”.
El médico pariente de AMLO se perdió en el tumulto con la cabeza agachada, apenado quizá por la tesis expresada delante de todos para que todos, claro, la escucharan.
Días después el góber electo fue categórico rechazando que su padre, el ex diputado local, Atanasio García, maestro de Tiempo Completo en la Universidad Veracruzana, maestro que fue en el duartazgo de la UPAV, Universidad Popular Autónoma de Veracruz, esté tomando decisiones en su nombre.
EL ESPOSO DE ROCÍO NAHLE
José Luis Peña Peña es el esposo de la senadora electa y secretaría de Energía en funciones de AMLO, la zacatecana Rocío Nahle.
El esposo está jubilado y juega fútbol con el equipo identificado como los veteranos y sus compañeros de juego y banca son de igual manera gente de la tercera edad.
Según las versiones, muchos de ellos han pedido a la pareja de Rocío Nahle que por favor, por favorcito, les ayude a conseguir una chamba, primero, en el gobierno del estado, y segundo, en el gobierno federal, digamos, en la secretaría de Energía, y tercero, en el sur de Veracruz, pues allá están domiciliados.
Se ignora la respuesta, pero el acoso laboral en Veracruz con tantos desempleados y subempleados y salarios mezquinos y pensiones de burla ha alcanzado tales niveles.
Por lo pronto, una cuñada de Rocío Nahle, Lucía Peña Peña, es directora de Programas Sociales en el Ayuntamiento de Poza Rica, cuyo presidente municipal es de MORENA.
Y el esposo y un cuñado de la síndica del Ayuntamiento de Coatzacoalcos, también de filiación morenista, están en la nómina según ha trascendido en el pasillo político, social y mediático.
De ser así, una vez más se reproduce la vieja enseñanza popular de que “tu mano izquierda nunca sepa lo que tu mano derecha haga”.
Además, mientras el góber electo, anexos y conexos, repiten la orden de AMLO de que ningún familiar ni amigos influyentes han de acomodarse en un cargo público, Cuitláhuac García se pasea con donaire al lado de Ulises Rodríguez, ex tesorero del CDE del PRI y ex secretario de Administración de la secretaria de Desarrollo Social con el duartista Alfredo Ferrari Saavedra al frente.
Pero Ulises Rodríguez tiene otra marca y es su amistad y alianza con Carlos Brito Gómez, el Matusalem priista, y el diputado federal, Érick Lagos Hernández, operador político que fue de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte.
Y todo indica, Ulises, Carlos Brito y Érick Lagos son socios en la compañía constructora de nombre “Rola”, tan beneficiada que ha sido en otros sexenios, y a la que Duarte quedó a deber cincuenta millones de pesos.
Ninguna duda hay, entonces, dice un ingeniero, que “Rola” se perfila como una compañía constructora favorita y privilegiada en el primer sexenio de la izquierda en Veracruz.
CADA SEXENIO ES IGUALITO…
La nueva generación política encumbrada en el poder enfrenta y confronta cientos, miles de solicitudes de empleo.
Desde los familiares de todos los grados, compadres, amigos y vecinos hasta las tribus políticas afines y los recomendados buscando un espacio laboral.
Más aún:
Cada sexenio despierta las más feroces ambiciones que incluyen, además de una plaza burocrática, cargos públicos y obra pública fast track, por dedazo, para la empresa constructora y en donde, con frecuencia, los políticos en turno suelen asociarse con familiares, amigos y cómplices.
Bastaría recordar que apenas, apenitas, en el sexenio anterior, Javier Duarte integró cuatrocientas empresas fantasmas para hacer y deshacer con el recurso público.
Por eso, y ante un pueblo jodido, declarado en la pobreza y la miseria por el INEGI y el CONEVAL, el político ha de volverse una persona mesurada y prudente, y generosa al mismo tiempo, para tratar con deferencia y respeto a los derechos humanos a la gente que toque a su corazón y neuronas solicitando una oportunidad laboral.
Está claro que los espacios en el gobierno del estado son insuficientes para tanta demanda por todos lados.
Y más cuando en el discurso oficial se convoca a AMLO recordando que ya les prohibió contratar a familiares y amigos en cargos públicos, y por el otro lado, están dando chamba a los suyos, incidiendo en el mismo error y resbalón histórico de todos y cada uno de los políticos encumbrados, como el caso de Benito Juárez, quien luego luego otorgara cargos públicos a sus tres yernos.
Y el caso de Francisco Ignacio Madero, cuya primera acción de gobierno en los quince meses de su mandato fue indemnizar a sus familiares por las haciendas expropiadas en la Revolución, además de imponer a su hermano Gustavo como diputado federal y ultra contra súper ministro sin cartera.
Y el caso de Plutarco Elías Calles, quien además de imponer a cuatro presidentes de la república a modo (Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río), impuso a un hijo como gobernador de Nuevo León y otro hijo como diputado federal y luego como ministro de Estado.
Y el caso de Manuel Ávila Camacho, quien impuso a su hermano Maximino como gobernador de Puebla.
Y el caso de José López Portillo, quien impuso en varios cargos públicos a su hijo José Ramón y le llamara “el orgullo de mi nepotismo”.
Y el caso de Rafael Moreno Valle, quien luego de la gubernatura, impuso a su esposita de jefa del Poder Ejecutivo Estatal en Puebla y él mismo se proclamó senador de la república por la vía pluri.
Y tantos otros casos que se han repetido y siguen reproduciéndose sin cesar y con todo el cinismo del mundo en el país.
Y, claro, en Veracruz.