Luis Velázquez
Veracruz.- El PRI de Veracruz busca el eslabón perdido. Quiere un sucesor al presidente Américo Zúñiga Martínez, el peor descalabro rojo en la historia local.
Entre los trascendidos están, y por desgracia, otro par de perdedores. Uno, Clara Luz Pinete, fallida candidata al Senado derrotada por la morenista Rocío Nahle. Y dos, el profe Juan Nicolás Callejas Arroyo, el Callejitas, descalabrado en las urnas por el morenista y ex priista, Ricardo Ahued Bardahuil.
Según parece, lo están pensando, pues hasta donde se sabe si bien se sabe, ya se los habrían plantado, pero sopesan.
Está canijo, claro, asumir la presidencia y la secretaria General del CDE derrotados, y más, con cinco Waterloo encima, donde ninguna, absolutamente ninguna curul local ni federal ganara el ex partidazo.
Mucho se duda que el Callejitas, por ejemplo, todavía arrase con el voto de los profesores de la sección 32 del SNTE, donde su padre, Juan Nicolás Callejas Arroyo, QEPD, alcanzara “la plenitud del pinche poder”, 5 veces diputado local y federal por la vía pluri.
Y en el caso de la Pinete, caray, mejor debiera regresar a su pueblo y perderse en los días y las noches.
El PRI, sin embargo, necesita gente joven para resucitar. Incluso, hasta un cambio de nombre plantean las elites nacionales.
Y, en contraparte, aquí, en la tierra jarocha sólo piensan en “cartuchos quemados”.
Peor tantito:
A otros priistas le han ofrecido la presidencia del CDE y las han rechazado.
Mejor, piensan, sienten, creen, están convencidos, migrar a MORENA siguiendo el ejemplo de Regina Vázquez Saut, Basilio Picazo, Ricardo García Guzmán, Renato Tronco Gómez, Felipe Amadeo Flores Espinoza y Mario Tejeda Tejeda, entre otros caciques, que partieron al PAN y les fue como en feria.
BANCADA TRICOLOR, UNA PINZA
En la víspera del primero de julio, Américo Zúñiga Martínez, igual que René Juárez Cisneros, entonces presidente del CEN, buscó la candidatura pluri a diputado local en el número uno de la lista, y en donde estaba palomeado el cenecista Juan Carlos Molina Palacios.
Hubo ajuste y reajuste, y hacia el final del día y de la noche se mantuvo el presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, con todo y que filtraron la negociación de la curul pluri a cambio de la dirigencia campesina.
Molina será diputado local, en igualdad de circunstancias que los priistas Érika Ayala y Jorge Moreno Puga y la verde Andrea Yunes Yunes.
Y aun cuando se tratará de una chiquibancada, bien operarían como una bancada candado, pues aun y cuando MORENA tendrá 29, 30 legisladores necesitará el cuarteto de votos de los priistas para amarrar iniciativas de ley y reformas.
Y en el otro lado de la cancha, el PAN, con sus 17 diputados, también harían un contrapeso con los cuatro votos de la diputada verde y los rojos.
Molina, entonces, se impuso y en todo caso ganó el pase al Congreso local, considerando, además, que su tiempo en la CNC vencerá hasta el mes de julio del año entrante y todavía hay espacio y tiempo para exhibir el músculo, más que el puño.
Mal, sin embargo, el PRI que a la mitad del río busca un sobreviviente fuerte, poderoso y valiente para tomar la bandera en el suelo y nadie la desea, y quienes la aceptan están quemados.
De ñapa, el CEN del PRI quedó en manos de Claudia Ruiz-Massieu, la sobrina de Carlos Salinas, pero hacia el 4 de noviembre ella protestará como nueva Senadora, y entonces, otro cambio en el viejo partido matusalémico.
De derrota en derrota y de cambios sorpresivos en cambios mal planeados está canijo resucitar.
EL BILLETE POR DELANTE
En el carril priista unas elites se mueven. Entre ellas, y por ejemplo, el senador Héctor Yunes Landa quien pasará a la Cámara de Diputados y continúa soñando con la candidatura a gobernador en el año 2024 y desde ahora quiere seguir abriendo el surco.
Renato Alarcón, ex presidente del CDE, él mismito que perdiera 170 presidencias municipales en el año 2017, también mueve sus fichas asesorado por su tlatoani Adolfo Mota Hernández, otro soñador tirando a la luna gubernamental.
Sólo Pepe Yunes Zorrilla, el excandidato del PRI y PVEM a la gubernatura, mantiene la prudencia y la mesura política alejado de los vientos huracanados, sin asomarse a la cancha política y mediática, escudriñando el siguiente paso, y/o mejor dicho, su futuro desempeño si dentro de la política o la iniciativa privada, digamos, como José Antonio Meade, quien pondrá un despacho de asesorías.
El cambio del CDE del PRI en Veracruz está ligado al CEN. Por lo pronto, salió René Juárez Cisneros y quedó Américo Zúñiga. Se irá Claudia Ruiz-Massieu y ya se conocerá el efecto jarocho.
Por lo pronto aquí las cúpulas rojas siguen buscando el eslabón perdido y que, además, tenga, digamos, resuelto el pendiente económico, pues la llave de SEFIPLAN, que significaba el gasoducto abierto, seguirá cerrada.
Y los priistas, ya se sabe, se acostumbraron a hacer política con el billete por delante.