Luis Velázquez
Veracruz.- El gobernador número 76 de Veracruz ha tomado posesión. Fue esta madrugada al primer minuto.
Es Cuitláhuac García Jiménez. El primer García y el primer Jiménez en la historia local de Veracruz desde el año 1824, con Guadalupe Victoria, el primero de los mandatarios. El primer góber, también, de izquierda, aun cuando en el siglo pasado de izquierda habrían sido Adalberto Tejeda Olivares y Heriberto Jara.
Solterón de 50 años, tuitero por excelencia, feliz trepando su foto en smoking, acompañado de tres, cuatro guardias pretorianos, todos jovencitos, todos trajeados, fumando puro al mismo tiempo, acompañados de una damita, aquella que fuera su secretaria particular e impusiera por dedazo como diputada federal.
Posgraduado en Alemania, ingeniero mecánico, cuenta que su tesis profesional fue el invento de un aparato para operar misiles y que, bueno, resulta una lástima que Donald Trump la desconozca, tan urgido que está de una tercera guerra mundial.
En aquel entonces, dice que leía sobre el movimiento sandinista en Nicaragua que terminó con la caída del dictador Anastasio Somoza, aun cuando ahora, un sandinista, Daniel Ortega, terminó peor que los Somoza, padre e hijo, ambos dictadores.
También dice que leía a Oriana Fallaci, la reportera italiana que cubriera el movimiento estudiantil del 68 cuando las balas aleteaban en su oído.
Alguna vez ha contado que de joven activista repartía propaganda como parte de una gran cruzada cívica desde la izquierda y que durante veinte años fue profesor en la facultad de Ingeniería de la Universidad Veracruzana, sin que nadie, a la fecha, conozca a uno de sus alumnos.
Según el biógrafo, en su tiempo en el CETIS como profesor novió con una compañera a quien habría dejado “vestida y alborotada”.
Cincuentón, su estado emocional parece de un chico de 16, 17 años, y desde hoy es el político más poderoso de Veracruz y será la encarnación, el símbolo, el ícono de la izquierda, el golden boy de AMLO, su ángel de la guarda.
RIESGO DE LA RECHIFLA SOCIAL
Nadie pensaría que será o sería marioneta de las tribus de MORENA.
Por ejemplo, al diputado local, Amado Cruz Malpica, ya lo planchó y lo puso quieto.
Manuel Huerta, el súper delegado federal de AMLO en Veracruz, lo glorificó y juró y perjuró que estará a sus órdenes.
Rocío Nahle estará muy ocupada con las dos refinerías que AMLO ha anunciado en el sur-sureste del país, con Tabasco como epicentro.
Así, él solito se llevará los aplausos y en un descuido, si pasa un mes, un semestre, un año, y la población siente que su bolsillo sigue igual que cuando el Yunes azul y Javier Duarte, entonces, también se quedaría con la rechifla social.
En palacio de Xalapa, sin embargo, estará para servir de tiempo completo a AMLO, más allá de servir a los 8 millones de habitantes de Veracruz, de los cuales 6 están atrapados y sin salida en la pobreza, la miseria y la jodidez según el INEGI y el CONEVAL.
Algunos se preguntarán las razones por las cuales llegó a la gubernatura.
Unos recordarán que porque AMLO lo eligió en dos ocasiones.
Otros, que ganó la silla embrujada del palacio trepado en las valencias de AMLO, el presidente de la república que según el curita José Alejandro Solalinde “tiene mucho parecido con Dios”.
Otros recordarán que si Cuitláhuac ganó en las urnas se debe a la operación política del líder de MORENA, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y quizá de Rocío Nahle y Amado Cruz Malpica.
Habrá quienes dirán que ganó luego de que el PRI y el PAN desencantaran al grueso de la población.
Incluso, que ganó porque AMLO es jarocho, hijo de padre nacido en Veracruz, y desparramó su buen fario en Cuitláhuac.
Es más, que ganó porque la frustración del pueblo ante la corrupción y la jodidez sembró demasiado resentimiento social y electoral en el ciudadano común y sencillo.
Con todo es el político más telegénico de MORENA desde que Marco Antonio Muñoz Turnbull gobernara Veracruz, considerado un seductor que gustaba a las mujeres, pues, ya se sabe, “carita también mata dinero”.
EL PARAÍSO O EL INFIERNO
Todo futuro es incierto. Y, por añadidura, nada se sabe sobre lo que sucederá en los próximos seis años, por más y más que los agoreros del desastre, los pitonisos, los gitanos y los brujos adviertan que Cuitláhuac García es un cincuentón bien intencionado, pero un inexperto en las lides políticas.
Ya tendrá, claro, un curso intensivo todos los días para aprender.
Por fortuna o desgracia para Veracruz, pronto se irán conociendo las acciones del gobernador número 76 para determinar, en base al resultado social, si el salsero que fuma puro llegó a palacio para trascender o es el nuevo Maquiavelo.
Y se verá y conocerá su eficacia y eficiencia y, claro, si es un político honesto, pues como decía Adolfo Ruiz Cortines, la honestidad de un hombre público solo trasciende cuando está al frente de un cargo con presupuesto propio.
Cuitláhuac, sin embargo, no está solo. Ganó con un millón 665 mil 824 votos y fue elegido porque los ciudadanos que todavía tienen esperanzas, digamos, en la izquierda, luego del fracaso de la derecha (PAN) y del centro (PRI) en la tarea social de gobernar.
Tampoco está solo porque tiene de su lado a 29 diputados locales en la LXV Legislatura, más la veintena, o más, de diputados federales, más el par de senadores.
También a su lado está su guerrero de chocolate, Eric Patrocinio Cisneros, el secretario General de Gobierno a quien ha encomendado la tarea más importante, por ahora, como es la caída del Fiscal Jorge Wínckler.
Ellos estarán para recordarle cada día su trabajo social, aun cuando el gran contrapeso es y será AMLO.
Cuitláhuac, el garante de un montón de derechos humanos para la población jarocha. El derecho a comer, el derecho a tener un empleo, el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho a la seguridad, el derecho a la justicia, el derecho al desarrollo humano y social, el derecho a la vivienda y el derecho a la vida y a la felicidad.
Y de ñapa, cada día habrá de honrar la izquierda a la que se debe.
La hora cero para Cuitláhuac comenzó hoy.
Ya se verá si mes con mes durante el sexenio la población de Veracruz camina al paraíso terrenal o al infierno y al vacío que como todo vacío es negro y sombrío, incluso, más de lo mismo de Miguel Ángel Yunes Linares y Javier Duarte.