Luis Velázquez
Veracruz.- Una cosita es el salón de clases. Y otra, la arena pública. Una es vivir en medio de libros y ante el pizarrón y otra entre partidos políticos. Una, convivir con estudiantes y maestros y otra, cien años luz de distancia, bajo las cuerdas.
Pero el presidente municipal de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, parece que ha olvidado tal principio fundamental.
Y más, cuando dice que la guerra sucia en su contra “es poco saludable para la calidad democrática” de Veracruz.
De entrada, a ningún político tradicional le ocupa ni preocupa la democracia, ni menos, mucho menos, la vida cívica.
Para la mayoría de todos ellos, está, primero, la corrupción pública. Y segundo, el nepotismo.
Así, el alcalde, toda su vida en el aula de la Universidad Veracruzana, se queja y lamenta de los ataques en contra del Ayuntamiento que preside “como si nosotros hubiéramos generado los problemas”.
Y por eso, “meten cizaña y ruido para lastimarme”.
Siempre, y por desgracia, ha sido tal cual.
Peor tantito, hacia el inicio del siglo XX, cuando, por ejemplo, todos los problemas se resolvían a punto de balazos. Matanzas. Emboscadas. Destierros o entierros. Cárcel. Fuego cruzado. Intrigas y complots.
Ha sido, pues, el sello universal de la política. Y nada, absolutamente indica que mañana la historia cambie.
LA POLÍTICA NO ES UN DÍA DE CAMPO
Hubo un presidente de la república, digamos, decente, y lo mataron. Y lo mató un político, a quien había ayudado en exceso y con exceso. Francisco Ignacio Madero y Victoriano Huerta.
Hubo un líder agrario, Emiliano Zapata, a quien el general Jesús Guajardo, haciéndose pasar como amigo, lo emboscó.
Hubo otro líder campesino, Pancho Villa, quien pactara la paz con el presidente Álvaro Obregón, se retirara a su hacienda y lo emboscaran.
Por eso, cuando el alcalde de Xalapa aceptó, luego de varios días de reflexión, la candidatura de MORENA a la presidencia municipal sabía, estaba cierto, que dejar el salón de clases para treparse al ring electoral nunca sería un día de campo ni un fin de semana llena de miel.
Y más, mucho más, cuando derrotó en la lid al PRI, que ya estaba en bancarrota, y al PAN, ungido en el poder.
Y más, cuando fue abanderado del partido de AMLO, uno de los políticos más odiados por el gobernador Yunes.
“Me han mostrado lonas ofensivas. Han transgredido la ley. Intereses políticos que operan en la oscuridad de manera turbia. Los agentes políticos me quieren lastimar y herir. Buscan desprestigiar mi proyecto político” ha dicho el alcalde.
La política, ya se sabe, es así. Y peor.
Por eso, cuando en la campaña electoral que acaba de terminar ciento veinte candidatos a diputados y alcaldes fueron asesinados, mil doscientos más declinaron la candidatura y se bajaron del caballo a mitad del río, antes, mucho antes de que fueran ejecutados y lloraran en sus casas.
El lunes 25 de junio, lloraron por cierto en la casa de la ex presidenta municipal de Zongolica y directora de del Tecnológico, Lidia Irma Mezhua Campos, cuando fue asesinado su esposo, Daniel García, de cinco disparos en el pecho.
La política es sucia.
Y más si se considera que por lo general la mayoría de políticos, digamos, el 95, el 96, el 97 por ciento la ejerce con el único objetivo de “meter las manos al cajón”.
MÍSTICO DEL PODER
Con su discurso de dolor y sufrimiento cívico (“Me lastiman, me hieren”), el académico de la UV, ungido alcalde, ni más ni menos de la capital, parece un místico del poder.
La historia, sin embargo, documenta la vida pública:
A: El gobernador Agustín Acosta Lagunes en contra del presidente municipal de Xalapa, Carlos Padilla Becerra. Desaforado.
B: El gobernador Miguel Alemán Velasco en contra del alcalde de Xalapa, Rafael Hernández Villalpando. Desaforado.
Nadie, claro, tampoco Hipólito Rodríguez, señala al gobernador Yunes de estar operando “la guerra sucia” en su contra.
Pero…, la política es así, y aun cuando nadie cae en el fatalismo, el bombardeo en contra de su gestión, y entre otras cositas, bloqueando el diálogo como dice, será una característica en sus cuatro años de gobierno edilicio.
AL GOBERNADOR TAMBIÉN LO HIEREN
Incluso, y así como están las cosas, el gobernador Yunes también pudiera decir que desde alguna zona oscura del poder lo están hiriendo y lastimando.
Por ejemplo:
Con todo y sus juntas ecuménicas de los domingos para evaluar la estrategia de seguridad, el lunes 25 de julio un par de jóvenes fueron ejecutados en Acayucan, en tanto dos jovencitas que los acompañaron en la feria de San Juan Bautista en el poblado de Oluta permanecen desaparecidas.
Y ese mismo día, una chica, Daniela “N”, fue asesinada a balazos en la puerta de su vivienda en la colonia Plan de Ayala, de Tihuatlán.
Y en Coatzacoalcos fue ejecutado un velador y otro hombre, perseguido a balazos por 4 desconocidos, asesinado en Minatitlán.
Y, bueno, en la política lo mismo hay el fuego amigo que el fuego enemigo y el fuego cruzado y “una mano que mece la cuna”, como dice Hipólito, el alcalde, “desde la oscuridad y de manera turbia”.
“INTERESES OSCUROS Y TURBIOS”
Desencanta que la política sea así, pero ni hablar, el único daño social es a la población.
Y si el alcalde quiere la paz de las aulas, entonces, ha de revisar la prioridad de su vida personal y familiar, porque el día de campo que soñaba desde un principio se convirtió en una pesadilla.
Y era natural, considerando que en la gubernatura hay un panista y en la alcaldía un hombre de AMLO y de MORENA.
“Los intereses oscuros y turbios” de que habla siempre han existido y existirán en la política.
Incluso, en el mismo partido político.
En el salón de clases se alcanza la plenitud de la vida ejerciendo la libertad de cátedra, sin que nadie moleste ni perturbe la paz interna y la paz externa.