Luis Velázquez
Veracruz.- Javier Duarte se endiosó con Antonio Tarek Abdalá, el jugador cuenqueño de baloncesto en Estados Unidos, pero Tarek se endiosó con Karime Macías, a quien de acuerdo con la historia mantuvo, primero, como jefazo administrativo en el DIF y luego lo envió durante los casi seis años del duartazgo como tesorero de la secretaría de Finanzas y Planeación.
Y con tanta suerte y bendiciones superiores que Tarek fue tesorero con los 6 titulares de SEFIPLAN en el sexenio anterior, a saber, Tomás Ruiz González, Fernando Charleston, Carlos Aguirre Morales, Salvador Manzur (quien sólo duró veinte días), Mauricio Audirac Murillo y Antonio Gómez Pelegrín, y en todos los casos, Tarek era el ultra contra súper ministro sin cartera que manejaba los centavos a diestra y siniestra.
Por eso, la Fiscalía del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ha seguido apretando las tuercas y tiene en la mira a Tarek Abdalá, señalado del desvío de veintitrés mil millones de pesos.
Pero también, la yunicidad tiene ya, ya, ya, en el penal de Pacho Viejo a uno de los dos subtesoreros de SEFIPLAN, gente a morir de Tarek, como es Francisco Díaz Valenzuela, acusado de peculado.
En tanto, otra subtesorera, posición de Tarek, Carolina Estrada, quien tiene orden de aprehensión expedida por la Fiscalía winckleriana y de acuerdo con las versiones, es prófuga de la justicia, igual, digamos, que el subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación, Carlos Aguirre Morales.
Díaz Valenzuela es el último funcionario público del duartazgo detenido. Fue aprehendido el mismo día cuando la yunicidad capturó a nueve ex policías estatales de Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, preso en Pacho Viejo, acusados todos de desaparición forzada, el peor delito, delito de lesa humanidad, de que puede ser acusado un político.
EL TRÍO INTOCABLE Y PODEROSO
Por lo pronto, Díaz Valenzuela ha sido advertido de que si desea llevar su juicio en libertad ha de pagar una fianza de treinta y un millón de pesos, considerando que a la yunicidad sólo quedan cinco semanas para el fin del periodo constitucional.
Y entre pasar las cinco semanas preso en Pacho Viejo a pagar los 31 millones de pesos mejor esperar el próximo sexenio a ver si la libra, digamos.
Pero con todo nadie olvida que en el duartazgo el trío de Tarek, Díaz Valenzuela y Carolina Estrada eran inalcanzables, intocables, inaccesibles, los enviados de Dios en la tierra, los protegidos de la Divina Providencia, los dueños de las vidas ajenas y de los políticos municipales y estatales, pues simple y llanamente, ellos tenían la llave mágica en la mano para abrir y cerrar la llave del dinero público.
Nadie se movía sin la voluntad de ellos, por más y más, incluso, que Javier Duarte expidiera una orden de pago.
Incluso, más fuerza política tenía Karime Macías, pues como ha denunciado Tarek Abdalá, debía pagar dinero por sus órdenes a las empresas fantasmas que al decir de un testigo protegido de la PGR significaron cuatrocientas integradas por Javier Duarte.
El primer tesorero de SEFIPLAN en el sexenio anterior fue Vicente Benítez, intocable, despedido, ni modo, cuando se pasara de tueste con el envío de 25 millones de pesos en billetes de 500 y mil pesos, nuevecitos, amarrados con ligas, en maletas negras, en un avión oficial de Xalapa a Toluca.
Luego reapareció como Oficial Mayor de la secretaría de Educación, donde hizo y deshizo y mereció el título del “Maestro de las tangas” y que significaban fiestecitas con maestras recién graduadas soñando con una plaza.
Y en la alternancia del PRI al PAN, elegido diputado local, Vicente Benítez traicionó a Javier Duarte, desembuchó lo que sabía al gobernador Yunes a cambio de la impunidad, y todavía de ñapa manipuló al PANAL para que la diputada local de MORENA, Míriam Judith González Sheridan fuera la candidata a gobernador con el único objetivo de restar votos a Cuitláhuac García Jiménez.
Tarek Abdalá, sin embargo, tuvo más, mucho más poder político, económico y social que Vicente Benítez.
Y a su lado, Díaz Valenzuela y Carolina Estrada.
“EL CANELO” Y JAVIER DUARTE
Canelo, el boxeador de oro, suscribió un convenio millonario con una plataforma digital que le permitirá ganar más de trescientos 50 millones de dólares.
El anuncio se fue a un meme, donde en la parte superior, aparece el Canelo alardeando su gran victoria en el mundo como uno de los mejores boxeadores en la historia.
Y en la parte baja del meme está Javier Duarte diciendo:
“Oilo, oilo” indicando, claro, que el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México es más abusado que el Canelo.
Y es que, a cinco semanas del fin de la yunicidad, Javier Duarte y los suyos, anexos, conexos y paralelos, siguen sorprendiendo con tantas pillerías.
Incluso, a estas alturas ya nadie duda que el nombre de Duarte camina en el mundo con la fama pública de la corrupción, el político que en un momento desesperado de su vida, sintiendo la
cárcel encima, llegó a Los Pinos de Enrique Peña Nieto y pateó la puerta principal exigiendo audiencia inmediata con el presidente.
Es más, y aun cuando la desaparición forzada es un delito mayor, imperdonable, con tanto saqueo duartiano, caray, pareciera que el desvío de recursos públicos federales y estatales es mucho peor.
Tarek Abdalá y su par de intocables tienen la llave de todos los males de la caja de Pandora.
