Luis Velázquez
Veracruz.- El monstruo de la corrupción florece en tierra fértil yunista. Y la maldición gitana ha cobrado fuerza. Moctezuma II marcó la pauta hace 499 años. Alucinado por el sifilítico Hernán Cortés le envió moneditas de oro y veinte doncellas, todas vírgenes. Y despertó más su ambición pensando que el país nadaba en oro.
Los duartistas (34 de ellos presos en el penal de Pacho Viejo, el jefe de la tribu interno en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México) nadaron en oro. Y con los vientos favorables. Nadie, ni el ORFIS ni la PGR, los tocó.
Pero ahora, todo indica, una parte de los yunistas azules también entraron a la rebatinga, el saqueo al erario.
Por ejemplo, desde hace ratito, Morena denunció negocitos de Pepe Mancha, presidente del CDE del PAN. Ahora, el periódico digital, “La Silla Rota” los ha documentado.
El portal ha encuerado por completo al dirigente panista beneficiado por dedazo con una curul pluri para su esposa.
Su empresa constructora fue beneficiada, se afirma, por las secretarías de Educación (Enrique Pérez Rodríguez), Desarrollo Social (Indira Rosales), Infraestructura y Obra Pública (Julen Rementería), la Fiscalía (Jorge Wínckler) y el Congreso (su alfil, He Man Sergio Hernández Hernández).
Y el único que intentó salir al quite fue Julen. Y dijo, por decreto, mejor dicho, su decreto, su palabra, palabra de Dios, que “todo estaba bien” y los gobernados, ajá, a creerle y “chuparnos el dedo”, nomás porque él lo dijo.
¡Vaya mesianismo ilustrado!
Así, tapó al ORFIS y a la Comisión de Vigilancia del Congreso y a la Contraloría y a SEFIPLAN y a la secretaría General de Gobierno, cuyo titular, Rogelio Franco Castán, bien podría repetir la frase clásica de Flavino Ríos Alvarado cuando dijera que “Javier Duarte (Pepe Mancha) era mi amigo, pero a todos nos engañó”.
“La Silla Rota” publica la lista de las empresas favorecidas por dedazo, en tanto las elites azules sumisas y sumidas ante la yunicidad, porque ellas también arañan el erario, igual, igualito que en el duartazgo.
El sexenio anterior ganó fama en el carril nacional de mucha, demasiada, excesiva corrupción, a tal grado que cometieron “el delito de lesa humanidad” como es la desaparición forzada, además del saqueo.
Ahora, y para su fortuna, la yunicidad está ya en el último sexenio de su gobierno y, quizá, bien podría enmendar la plana para evitar que el bienio siga manchándose con tantas manchas de Pepe Mancha.
“Es guerra sucia” dice su diputado local, He Man Sergio Hernández Hernández, aquel que gastaba (o gasta) el erario en “borracheras y mujeres” según denunciara la legisladora Cinthya Lobato Calderón.
PICOTEA MANCHA EL ERARIO
En los años 2017 y 2018, el bienio azul, Pepe Mancha habría mostrado el diente y picoteado el erario.
Incluso, igual, igualito que Javier Duarte también integró compañías constructoras y las escrituró con prestanombres.
En unos casos, su esposa. Y en otros, su señora madre. Y en otros, su chofer.
En un año y medio se ha beneficiado con obra pública por setenta millones de pesos.
Caray, bien reza el dicho bíblico de que “nadie aprende en cabeza ajena”.
Por ejemplo, la historia documenta que en el Peñismo aparecieron más de 6 mil 500 empresas fantasmas y diecisiete ex gobernadores fueron investigados acusados de pillos y ladrones, unos presos, otros prófugos de la justicia, otros en proceso.
Y, bueno, Pepe Mancha sintió envidia y valiéndole si se manchaba, y de paso, manchaba a la yunicidad, escuchó el cántico de las sirenas.
El colmo: hasta un periódico digital puso para captar más ingresos fáciles en un tiempo cuando el gobernador Yunes cacareó hasta la saciedad que “ningún quinto habría para los medios”.
Pronto, la frase bíblica quedó descarrilada.
Y, caray, insólito, con uno de adentro, un correligionario panista que aprendió las artes de la política con su ex amigo, el ex diputado federal, Víctor Serralde, cuando ambos tenían obra de infraestructura por dedazo en la secretaría federal de Desarrollo Social, Abel Cuevas, ungido después secretario del Ayuntamiento en Boca del Río y ahora Oficial Mayor de la secretaría de Educación, donde antes despacharon Vicente Benítez y Édgar Spinoso Carrera, de feliz memoria.
OTRO RAMALAZO A LA YUNICIDAD
El otro ramalazo a la yunicidad (que vive obsesionada con encarcelar al mayor número de duartistas acusados de pillos) vino del lado consaguíneo.
La Jornada-Veracruz (Jair García, 27 de junio, 2018) publicó a 8 columnas que el gobernador “otorgó contratos directos al esposo de su sobrina”, Karen Collado Yunes (hija de Alicia Yunes Linares) de nombre Félix Rafael Malpica Jiménez (hijo del magnate radiofónico apodado “Felillo”)
Fue a través de la empresa CI del Golfo, SA de CV, por alrededor de 10 millones de pesos, domiciliada en la avenida 5 de mayo número 1545, en la colonia Centro del puerto de Veracruz, arribita de una tienda naturista.
Incluso, el reporterazo Jair García documenta con papelitos que la empresa ha sido beneficiada fast track, por dedazo, por las secretarías de Desarrollo Social (otra vez Indira Rosales San Román), Educación (de nuevo Enrique Pérez), el DIF (la esposa del secretario de Salud, Arturo Irán Suárez Villa) y la Contraloría General (él mismito que ha interpuesto denuncias penales contra decenas de duartistas acusados de desvío de recursos en la Fiscalía).
La Jornada va narrando caso por caso los contratos, con números de registro y número de contratos y el concepto y la cantidad.
“EL QUE NO TRANSA… NO AVANZA”
Según La Jornada, en el primer mes que el Yunes azul entró de gobernador luego enseguida benefició al esposo de su sobrina.
Antes, quizá, mucho antes que a los Chedraui con la compra masiva de las despensas alimenticias que se tradujeran en las tarjetas “Chedraui está contigo” entregadas a unas setecientas mil personas pobres.
Antes, digamos, que la versión aquella de que un sobrino era concesionario ya, ya, ya de los anuncios espectaculares.
Antes, mucho antes, claro, que el reparto de candidaturas a puestos de elección popular para que las elites azules y amarillas estuvieran contentas y felices.
Y en el otro lado de la cancha, la feroz cruzada cívica de justicia para encarcelar en Pacho Viejo a los duartistas pillos.
Más las quinientas denuncias interpuestas por la Contraloría y el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, en contra de los duartistas en la Fiscalía señaladas del presunto desvío de recursos.
En el duartazgo, nunca, jamás, el ORFIS de Antonio Lorenzo Portilla miró, registró, detectó, advirtió las tropelías y trastupijes de Javier Duarte, anexos y conexos.
Pero desde el primero de diciembre del año 2016 se operó las cataratas que le permitieron ver el pulpo de la corrupción en el sexenio anterior hasta en los rincones más ocultos.
Al momento, todo indica, nada sabe de las cositas de Pepe Mancha y el esposo de la sobrina del gobernador.
La vida pública, sin embargo, es así. Unos al pozo y otros al gozo.
La corrupción, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, está en el ADN del país azteca.
Y nadie, desde José López Portillo con “Te pago para que me pegues” ni Miguel de la Madrid con su renovación moral ni Vicente Fox con su código de ética ni los otros pudieron con la fama mundial de la corrupción política.
Lo decían en el tiempo de Venustiano Carranza: “El que no transa… no avanza”.
También, claro, gritoneaban el siguiente dicho bíblico:
“El viejo no roba… pero cómo deja robar”.