Luis Velázquez
Veracruz.- Muchas dudas ha causado AMLO abriendo las puertas de MORENA a puros e impuros, tirios y troyanos.
El politólogo Carlos Ronzón Verónica, dice que MORENA es una torre de Babel, donde tarde o temprano en caso de ganar Los Pinos habrá fuego volcánico y el daño social será apocalíptico.
Pero en contraparte, el maestro en Ciencias Políticas, Ramón Benítez, dice que AMLO es un político cerebral con el suficiente cálculo social para aplicar en su momento la fórmula matemática de sumar y restar.
Incluso, afirma que desde antes de la campaña electoral mostró el puño y el músculo y pocos lo advirtieron.
Unos casos: Ricardo Monreal, ex gobernador de Zacatecas, ex diputado federal y ex senador, es jefe delegacional en la Ciudad de México, se creía dueño de la secretaría de Gobernación con AMLO presidente.
Y AMLO designó a la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero, como la futura titular si gana la presidencia de la república.
Manuel Bartlet, ex de todo (secretario de Gobernación y Educación, gobernador de Puebla, Senador de la República) se sentía llamado a forma parte del gabinete legal, y nada de nada. Por ahí, navegando.
Marcelo Ebrad Casaubon, ex jefe de Gobierno en la Ciudad de México, el cerebro de Manuel Camacho Solís, regresó de París, donde vivía, para incorporarse a la campaña de AMLO, pero con un bajo perfil.
Y más, cuando el tabasqueño ha repartido las secretarías de Estado y nada le ha ramificado.
SABER JUGAR CON LOS TIEMPOS
El profe Ramón Benítez dice que “El peje” es un político de altura que sabe medir los tiempos.
Por ejemplo, en el juego del poder sabe repartir el juego. Da y quita. Efectúa enroques. Envía mensajes subliminales y directos. Pone a cada quien en su lugar.
Juega, pues, a los equilibrios.
Y si de pronto, alguien se pasa de tueste o se cree más pejista que él, lo neutraliza por completo.
Es más, suele mirar los toros de lejos y de cerca y como está habituado a las jugadas siniestras y sórdidas de la política desde sus caminatas de Tabasco a la Ciudad de México, y desde las dos ocasiones anteriores como candidato presidencial y como líder estatal del PRI en Tabasco y líder nacional del PRD y MORENA y como jefe de Gobierno, entonces, está curtido.
Nunca, refiere el politólogo, AMLO concede todo el poder a un solo hombre, a una sola mujer.
Por esa misma razón conoce al derecho y al revés el libro de su maestro Enrique González Pedrero intitulado “El país de un solo hombre” sobre Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador de Veracruz y once ocasiones presidente de la república.
CATADOR DE HOMBRES Y MUJERES
Cierto, MORENA parece una torre de Babel.
Pero el único que tiene el chirrión por la mano es el tabasqueño.
Y él sabe el momento de soltar la cuerda y medir los caballos para calibrar si se mantienen serenos y reposados, o por el contrario, se desbocan.
Y cuando se necesita dar el manotazo, lo da, congelando, por ejemplo, al más pintado.
Y por eso mismo, si gana Los Pinos, nadie lo sorprenderá ni “le dará flor por calabaza”.
AMLO ha pulido y vuelto a pulir la cualidad más importante en un político como es conocer a profundidad la naturaleza humana.
Es un catador de hombres y mujeres.
Y más, en sus pasiones desbocadas.
Así, místico del poder como le llaman el historiador Enrique Krauze, por ningún concepto ni razón permitirá que algún secretario del gabinete legal o ampliado y/o algún gobernador elegido por la vía de MORENA, se brinque las bardas.
Su proyecto de nación de parecerse a Benito Juárez, Francisco Ignacio Madero y Lázaro Cárdenas con todos sus atributos, más, mucho más allá de sus errores y desvíos, habrá de cumplirse “al pie de la letra”.
“SOY PEJE, PERO NO LAGARTO”
En algunos sectores sociales de Veracruz la torre de Babel que es MORENA ha originado suspicacias a partir de los políticos disímbolos de otros partidos y con una trayectoria pecaminosa transfigurados en MORENA.
Incluso, empresarios famosos en la cancha laboral por la inicua explotación obrera y metidos a políticos enarbolando la bandera de AMLO.
Pero el tabasqueño lo ha repetido ene número de veces. “Soy peje, pero no lagarto”.
Y más, con la experiencia amarga de algunos de sus colaboradores en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México como Carlos Imaz, Gustavo Ponce y René Bejarano, aquel quien igual que la diputada local, Eva Felícitas Cadenas, fuera sorprendido metiéndose a las bolsas del pantalón y del saco y de la camisa los fajos de billetes entregados por el playboy argentino, Carlos Ahumada, el ex noviecito de la ex perredista Rosario Robles.
Y más, en un Andrés Manuel López Obrador que como él mismo lo ha aceptado es terco, obstinado y necio, además de que posee una información exclusiva, entre otras cositas, con un equipo de encuestadores propio que trabajan a su lado desde la Jefatura de Gobierno en el Distrito Federal.
Además, de que si en dos ocasiones ha sido candidato presidencial y gana ahora, ni modo “se deje comer el mandato” por un funcionario pillo y ladrón.
AMLO ha despertado muchas, demasiadas expectativas sociales para que si se queda con Los Pinos sea descarrilado por la corrupción, el autoritarismo y la frivolidad de su propia gente.