Luis Velázquez
Veracruz.- Otra vez la presidenta del DIF estatal ha estremecido a Veracruz. Los DIF municipales, dice, desmantelados. En malas condiciones. Sin equipo básico para mover a los enfermos y discapacitados. Sin equipo técnico para operar. Sin implementos médicos. Pésimas instalaciones.
Y si en su periplo callado y discreto, sin prensa, de norte a sur y de este a oeste de Veracruz tal cual lo detectó, significa que los ex presidentes municipales que hace un mes y 21 días entregaron la silla embrujada del palacio eran indolentes.
Y en la ley de Responsabilidades de Servidores Públicos de Veracruz, la negligencia es un delito de lesa humanidad.
Y merece cárcel, previa denuncia penal.
Simple y llanamente, a los ex alcaldes les valió, cuando, caray, en otros tiempos, el tiempo de la revolución hecha gobierno priista, el DIF era la dependencia más noble y generosa del gobierno en turno.
Y la palabra de las presidentas de un DIF local, esposa que era del alcalde en turno, era sagrada.
Poco habla la señora Leticia Márquez de Yunes. Y cuando lo hace, cimbra a Veracruz.
Cimbró la tierra jarocha cuando dijo que sería madre de dos gobernadores. Miguel Ángel junior y Fernando.
Cimbró a su esposo, el gobernador, cuando le dijo que “ahí le encargaba a sus hijos”.
Y por lo pronto, al primero, Fernando, le allanó el camino a la presidencia municipal de Veracruz.
Y el segundo, está en el palenque electoral, en la inteligencia de que más bien se trata de un plebiscito.
Gana el hijo, gana el padre.
Pierde el hijo, pierde el padre.
ESTERCOLERO EN LOS DIF
Muchos alcaldes en funciones han denunciado desvíos de recursos, empresas fantasmas, asignación de obra pública por dedazo, raro y extraño enriquecimiento ilícito y pillerías de sus antecesores y amiguitos que los acompañaron en el viaje edilicio.
Y bueno, ahora con la revelación de la presidenta del DIF estatal, significa el peor estercolero del mundo.
Inverosímil el pillaje. Inverosímil la alianza de políticos, entre ellos, alcaldes, con los malandros, pues el simple hecho de “dejar hacer y dejar pasar” son palabras mayores.
Pero de ahí a que hayan sido, como todo indica, negligentes con el DIF cuyo apostolado es extender la mano a los pobres y “a los pobres y a los pobres”, está canijo.
Y más si se considera, como dice la señora Márquez, que “en muchos casos no es necesario que el gobierno del Estado brinde recursos económicos, pues la Federación los tiene”. (Ana Alicia Osorio, AVC)
Es decir, que además de la indiferencia, apatía y desdén (todo junto) de los ex presidentes municipales, también archivaron el cabildeo en el altiplano y la gestoría social para enaltecer la vida cotidiana de los jodidos.
¡Pobre Veracruz!
Y pobre, porque seis de cada 10 habitantes en una entidad federativa de ocho millones de personas, están atrapados y sin salida en la pobreza y la miseria según documentara el CONEVAL.
Más todavía:
Todos los días, medio millón de personas sólo hacen dos comidas diarias… de tan jodida que está la familia.
FISCALIZAR LA VIDA PÚBLICA
Ha de preguntarse el trabajo social, primero, de los diputados locales para fiscalizar la vida pública.
Y segundo, de la Comisión de Vigilancia del Congreso.
Y tercero, del Órgano de Fiscalización Superior, ORFIS.
Y cuarto, de la Contraloría.
Y cinco, de la secretaría de Finanzas y Planeación.
Y sexto, de la secretaría de Desarrollo Social.
Y séptimo, de la secretaría General de Gobierno.
A todos ellos, habría de recordar, ya en la yunicidad, el último año de gobierno de los ex alcaldes, el 2017, también denominado “El año de Hidalgo”, cuando se comete pecado mortal si se dejan unos centavitos en las tesorerías municipales.
Inverosímil, por ejemplo, que durante el año anterior, todos y cada uno de los funcionarios yunistas nunca, jamás, detectaran que los comités municipales del DIF estaban desmantelados.
Y es que, nadie puede negarlo ni ocultarlo, el gran desafío de los funcionarios públicos está en la tarea social.
Indira Rosales San Román dejó la secretaría de Desarrollo Social para irse a la candidatura pluri al Senado triste y llorando, feliz, sin embargo, de las 700 mil despensas que, dijo, repartió, pero al mismo tiempo, sin nunca, jamás, mirar a los DIF municipales.
Quizá habría pensado en la filosofía política de Patricio Chirinos Calero de que “el respeto (a las otras dependencias) es la paz”.
En el arca de Noé, todos los tripulantes son responsables de evitar el hundimiento.
TODOS, DEDICADOS AL PILLAJE
Javier Duarte fue el capitán del barco durante 6 años. Las finanzas públicas fueron saqueadas. Y él terminó en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Más otro paquetito de duartistas presos en el penal de Pacho Viejo.
Pero si el capitán de la nave actuó así, la vorágine del mal se multiplicó hacia abajo y llegó a los presidentes municipales.
Todo mundo dedicado al pillaje.
“Ordeñar la vaca” y “meter la mano al cajón” fue el deporte preferido en el sexenio anterior.
Y en el desmantelamiento del aparato gubernamental arrasaron con los DIF municipales.
Y de ñapa, los pobres fueron utilizados, una vez más, como “carne de cañón”, cada alcalde desgarrándose las vestiduras por los jodidos, solapados y tolerados por las dependencias fiscalizadoras.
La huella de la corrupción duartista se pierde y diluye en la noche más oscura y sombría y sórdida de la vida pública.