Luis Velázquez
Veracruz.- La hoguera gay se ha encendido en Veracruz.
Antes, cuando Norberto Rivera era arzobispo, “Desde la fe” prendieron fuego contra Enrique Peña Nieto y la aceptación del matrimonio gay.
Y Los Pinos reculó.
Incluso, cuando AMLO fue jefe de Gobierno en la Ciudad de México siempre dio vueltas al asunto y lo difirió a una consulta popular… que nunca cuajó.
Ahora, el cuarteto de candidatos a gobernador de 6 años en la tierra jarocha hizo feliz a la diversidad sexual, pero al mismo tiempo, las elites eclesiásticas se habrían incendiado.
Los cuatro (Sheridan, Yunes Márquez, Cuitláhuac y Pepe Yunes) “aceptaron la posibilidad de promover leyes para garantizar el matrimonio igualitario” (AVC, Isabel Ortega, Notiver).
Se entendería tiempo electoral. Pero con todo, ya lo expresaron. Y si el ganador se olvida del asunto, o le cae la amnesia, o lo peor, el Alzheimer, entonces, y como dice la iglesia, “en el pecado llevarán la penitencia”.
Y nada fácil sería que se reproduzca aquella fotografía social de cuando la comunidad gay jarocha cercó el palacio municipal de Veracruz, José Ramón Gutiérrez de Velasco, entonces panista, alcalde.
LOS LIBERALES DE VERACRUZ
July Sheridan, del PANAL, lo dijo:
“Yo tengo familiares homosexuales. Y todos ellos pueden tener los hijos que quieran”.
Cuitláhuac García, de MORENA:
“Mi suplente es integrante de la comunidad lésbica. Y no se puede discriminar a nadie por su preferencia sexual, religión o formación profesional”.
Miguel Ángel Yunes Márquez, del PAN:
“Soy un liberal. Y se debe promover el amor más allá del género de las personas”.
Pepe Yunes Zorrilla, del PRI:
“Se respetarán los derechos consagrados en la ley. Y no hay posibilidad alguna por ningún motivo, menos por preferencia sexual, de discriminar a una persona”.
La iglesia de Veracruz, y de paso, los evangélicos, ya lo saben.
El matrimonio gay y la adopción de hijos tendrá carta abierta en los próximos 6 años, sean quien sea elegido en las urnas.
La visión apocalíptica dibujada en otro tiempo, todavía vigente, por la iglesia de Norberto Rivera, tiene tache en la tierra jarocha.
Aquel catálogo de calamidades en contra del matrimonio igualitario y de las adopciones de parejas gais proclamado en el semanario “Desde la fe”, archivado en la historia.
Decía el arzobispo:
Los gais “significan el aumento de enfermedades, la desestabilización emocional de los menores, el peor rendimiento escolar de los niños y un mayor peligro de agresión sexual” (El País, Jan Martínez Ahrens, 27 de septiembre, 2016).
Veracruz, entre los estados federativos avanzados del país.
Veracruz, a la altura de Argentina y Curitiba, Brasil, las ciudades más universales del continente.
IGLESIA EN CONTRA
Según Cuitláhuac, su trío de adversarios se dicen respetuosos de los derechos de los grupos lésbicos-gay porque “está de moda”.
Ganas, sin embargo, de fregar la vida.
Se trata de una postura firme. Una creencia. Una convicción de Sheridan, Yunes Márquez y Pepe Yunes.
Son, dijo Yunes Zorrilla, derechos consagrados en la ley, y han de respetarse.
Lo dijo Yunes Márquez:
“Si hay dos personas del mismo sexo, no entiendo porque no se pueden casar, y más, si ya viven juntos”.
La iglesia está en contra.
Incluso, en Guerrero, cuando el gobernador Ángel Aguirre Rivero dio paso a la legalización del matrimonio gay, la elite eclesiástica lo amenazó con la excomunión y antes de achicharrarse en el infierno dio marcha atrás.
Ha de esperarse, entonces, la respuesta del arzobispo Hipólito Reyes Larios y de los obispos de Tuxpan, Papantla, Córdoba, Orizaba, Veracruz, San Andrés Tuxtla y Coatzacoalcos, quienes, por ahora, están callados, algunos de ellos ocupados de la seguridad en sus diócesis.
ANTE TODO, LA DIVERSIDAD SEXUAL
Nada fácil será que en su oportunidad la iglesia lance a los feligreses a las calles y avenidas para oponerse a la decisión del candidato que gane y sea ungido gobernador.
Y más, si el Congreso local queda opositor para ganar partida a río revuelto.
Pero, bueno, ya de por sí hay decenas, cientos quizá de parejas gays que se casan en la Ciudad de México y regresan a seguir viviendo en Veracruz.
También hay adopción de niños.
Claro, en pocos, escasos, limitados municipios hay línea para casar a la diversidad sexual.
Los candidatos al trono imperial y faraónico han abierto, digamos, la caja social de Pandora, y el asunto trota y cabalga en el carril político y social, incluso religioso.
Con todo, hay, como en todos lados, sectores conservadores de la iglesia en Veracruz que se opondrán, de igual manera como, por ejemplo, pocos, excepcionales obispos miran con simpatía a los migrantes, y sólo unos cuantos (uno, dos quizá) están con el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, el apóstol de los ilegales.
GAY, SUPLENTE DE CUITLÁHUAC
En la Plataforma “Voto Informado de la Universidad Veracruzana”, Cuitláhuac alardeó de que pediría a los diputados de su fracción (se ignora si locales o federales de cara a los nuevos Congresos) que “sean respetuosos de todos los derechos” de los gais.
Y en contraparte, resulta indicativo que en su tiempo de legislador federal nunca lo planteara, y si lo puso en la cancha se quedó en el archivo de las comisiones.
Pero, bueno, quiso así mostrarse, digamos, más liberal que Yunes Márquez diciendo que su suplente ¿en el Congreso federal? es integrante de la comunidad LGTTTI.
La moneda ya está rodando en la cancha pública de Veracruz.