Luis Velázquez
Veracruz.- El horror y el terror de Javier Duarte en contra de la población está quedando al descubierto. La captura de 19 mandos policiacos y policías destapa la cloaca. Los peores males de la caja de Pandora replicados durante 6 años. La piel se enchina y el corazón se estruja. Inverosímil el capítulo siniestro vivido y padecido.
Por ejemplo:
El 30 de abril de 2013 (día del niño, caray), Ulises Martínez Fernández fue desaparecido. Policías de la llamada “Fuerza (represiva) de Reacción lo detuvieron. Lo entregaron a la Fuerza Especial, “Los fieles” le llamaban.
Dos días después, contactaron a su pareja. La citaron en una tienda Oxxo, en Xalapa. Llegó con su hijo de diez meses. Se la llevaron a unos cañaverales. Unos policías la violaron. Y los otros, torturaban al bebé con descargas eléctricas.
“¡Bestias!” les diría el gobernador Yunes como aquella ocasión cuando los sicarios asesinaron a 4 niños en una colonia popular de Coatzacoalcos.
¿Cómo fue posible que hayamos llegado a tales niveles de locura?
Estrujante la barbarie y la crueldad.
El abuso y el exceso de poder.
La vida, en la peor dimensión sórdida de la naturaleza humana.
Y lo peor, igual de peor, o más peor, desde la secretaría de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, y asociados, lo permitían.
En las calles y avenidas, los familiares protestaban. Organizaban marchas. Cargaban cartulinas con las fotos de sus hijos desaparecidos. Y ninguna autoridad escuchó o quiso escuchar.
Ni el gobernador. Ni los secretarios General de Gobierno, Érick Lagos y Gerardo Buganza. Ni el procurador de Justicia y el Fiscal. Ni los diputados del Congreso local.
La impunidad total y absoluta.
14 POLICÍAS CONTRA UNA CHICA DE 17 AÑOS
Los policías de Bermúdez detenían a los hombres.
Luego hablaban por teléfono a sus mujeres.
Y las citaban en equis lugar.
Y las violaban.
Y las ultrajaban en casas de seguridad (Xalapa y Coatepec, por ejemplo) que tenían para su barbarie.
Y las torturaban.
Y las amenazaban con matarlas.
Cecilia tenía 17 años y su novio, Héctor, 16 años, cuando la policía bermudista les cayó encima.
Se los llevaron.
Eran catorce policías en contra de ellos.
Y a ella, primero, la manosearon.
Luego, la ultrajaron.
Y después, la torturaron.
¿Cómo fue posible, entonces, que Javier Duarte permitiera tales abusos?
Y desde luego, ¿por qué y a cambio de qué?
Grave, terrible, el saqueo. Más, mucho más grave, el atentado a los derechos humanos cometido de norte a sur y de este a oeste.
GULAG DE JAVIER DUARTE
Afuera del penal de Pacho Viejo, donde están detenidos los altos mandos policiacos y 16 policías, los familiares de los desaparecidos montan guardia con las fotos de los suyos levantados en una galería.
Y enfrente, los familiares de los policías detenidos acusados de desaparición forzada en otro plantón, defendiendo a los suyos, argumentando su inocencia.
Y en contraparte, la población de Veracruz y de la nación, cien por ciento pasmada.
Asombrada con los campos Gulag de Duarte y Bermúdez que en nombre del poder cometieron delitos de lesa humanidad, la alianza de políticos, policías y los carteles y cartelitos para desaparecer personas.
En una manta a Roberto González Meza, jefe máximo de la llamada “Fuerza Civil”, los familiares de los desaparecidos le dicen:
“González Meza: es momento de que nos digas dónde están nuestros desaparecidos”.
En otra manta, dirigida al gobernador Yunes, le dicen:
“Hiciste lo más difícil, capturar a los culpables. Ahora necesitamos saber dónde están nuestros desaparecidos”.
“TODOS PERDIMOS UN HIJO”
Según la Fiscalía, el Duartazgo dejó 3 mil 600 desaparecidos.
Según la diputada Marijose Gamboa Torales, fueron 15 mil.
Según la señora Lucía Díaz Genao, del Solecito, son treinta mil.
Según el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidos de la secretaría de Gobernación son 726 desaparecidos.
Según la Fiscalía de Veracruz, el duartazgo dejó fosas clandestinas en cuarenta y cinco municipios.
La dispersión numérica expresa, de entrada, que las desapariciones son un asunto pendiente del Estado.
Pero más aún, con todo y que los derechos humanos fueron tendidos en el carril de la revolución francesa (igualdad y fraternidad y justicia para todos), México sigue llegando con más de 50, cien años de atraso a la civilización.
Lo dijo Pedro Mávil, padre de Gema:
“Todos los que estamos aquí perdimos un hijo a manos de elementos que formaban parte del gobierno del estado, y queremos justicia”.
El dolor y el sufrimiento de los familiares de las víctimas (víctimas también ellos) desgarran el corazón humano.
Y si esos policías y parte de sus jefes están detenidos solo se desea (y espera) que la punta del iceberg sea desenredada para encontrar, hasta donde sea posible, a los desaparecidos.
Es un asunto pendiente. Y aun cuando toda la responsabilidad incide en Javier Duarte y su elite policiaca, corresponde al “gobierno del cambio” seguir luchando contra la impunidad.
Tarea titánica, pero es la hora de que la yunicidad, las ONG y Colectivos sean una sola identidad para empujar juntos la carreta de la justicia y que significa encontrar vivos (lo deseable) o muertos a los desaparecidos.