Luis Velázquez
30 de abril de 2018
En el penal de Pacho Viejo hay 21 duartistas, desde Arturo Bermúdez Zurita hasta jefes policiacos y policías, acusados de desaparición forzada.
La última en caer fue Rosario Zamora, ex Fiscal de Investigaciones Ministeriales de la Fiscalía de Luis Ángel Bravo Contreras, acusada de la desaparición de trece de 19 cadáveres arrojados en la barranca del diablo conocida como “La aurora” en Emiliano Zapata.
Pero el Solecito sigue dando en el clavo.
Agua que perfora la roca.
Gota brotando en el océano.
Llama que incendia la pradera.
Golondrina que anuncia el verano.
La gran lucha por la dignidad.
La señora Lucía Díaz Genao, quien perdiera a un hijo en el duartazgo, es lacónica:
Si ya antes dijo que Bravo Contreras ha de estar en la barandilla penal acusado de, abre más el arcoíris.
También Felipe Amadeo Flores Espinoza, ex procurador de Justicia del duartazgo, y Érick Lagos Hernández, el diputado federal que fue diputado local, presidente del CDE del PRI, subsecretario y secretario General de Gobierno y secretario particular de Fidel Herrera Beltrán, tiempo cuando la desaparición del arquitecto Christian Morales.
Rosario Zamora, dice, “era una simple obrera de la perversidad”.
Y sus jefes mandaban y estaban más arriba.
“Amadeo Flores, dice, sembró el terror en Veracruz”.
Incluso, en el carril político se asegura que si “Los Viagras” (su “Vía Veracruzana”) renunció al PRI para entregarse a la yunicidad se debe para buscar la protección del gobernador, su amigo desde Rafael Hernández Ochoa, quizá desde antes, y librar los señalamientos, entre otros, y además del Solecito, de los padres de Gema Mavil y Gibrán, el cantante de “La Voz México”.
VENTARRÓN AZUL
En el pasillo penal miran la posibilidad de seguir la punta del iceberg de la desaparición forzada de la siguiente manera:
A: Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, ganó amparo federal para evitar que la yuniciad hable del proceso del delito de lesa humanidad y ninguna información filtre al carril mediático, y con lo que seguiría negociando librar tal denuncia penal, pues de lo contrario, le pasaría lo mismo que a Luis Echeverría Alvarez, sentenciado a prisión domiciliara por la masacre de Tlatelolco en el movimiento estudiantil del 68.
B: Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, brincó luego enseguida de la captura de 19 jefes policiacos y policías acusados de la desaparición forzada y muy bronco dijo que pretendía declarar, digamos, para lavar su nombre.
C: Con todo y señalamientos del Solecito, Luis Ángel Bravo Contreras podría negociar su libertad a través de su maestro, Marcos Evens, el jefe máximo de la Fiscalía, con quien iniciara relaciones en la facultad de Leyes de la ex Universidad Villa Rica, UVM ahora, tiempo cuando en un examen le envió un recado donde, más o menos, le escribió la siguiente leyenda:
–Maestro, lo confieso, no sé nada. Tenga piedad de mí. Y apruébeme.
D: En caso de que la denuncia penal contra Felipe Amadeo Flores Espinoza procediera, entonces, sería bendecido con un amparo para librar la adversidad.
E: Nadie dudaría de “chivos expiatorios” desde el lado yunista, toda vez que Flores Espinoza, por ejemplo, ya dobló las manos ante su amigo, el gobernador.
“Los Viagras” con “El chiquis” a cambio de la impunidad.
F: Si el Solecito tiene en la mira a Érick Lagos, quizá devolviendo su fortuna la libraría, consciente y seguro, por ejemplo, de que su homólogo, Édgar Spinoso Carrera, devolvió parte de sus bienes y de cualquier manera, sigue, por lo pronto, en el ventarrón azul.
G: El tiempo camina. A la yunicidad le queda de aquí a la víspera de la elección de gobernador, presidente de la república, senadores y diputados locales y federales. Y más duartistas caerían o caerán. Luego de los comicios, el Señor Todopoderoso dirá.
PENDIENTES LOS ASESINOS INTELECTUALES
En el delito de desaparición forzada hay varios vasos comunicantes.
Uno. Los asesinos físicos, policías, por ejemplo.
Dos. Los cómplices físicos, jefes policiacos.
Tres. Los asesinos intelectuales, aquellos que ordenaron los secuestros, desapariciones, asesinatos y pozoleos.
En el transcurso de este año, ya cayeron 20 jefes policiacos y policías.
El jueves 26 de abril cayó Rosario Zamora González, ex Fiscal de Investigaciones Ministeriales, a quien señalan como “la mano derecha de Luis Ángel Bravo”.
La punta del iceberg ha de continuar más arriba y mucho más arriba.
De lo contrario, será una justicia a secas.
EL DUARTISTA QUE RESPETABA EL TERRITORIO ZETA
La señora Lucía de los Ángeles Díaz perdió a su hijo en el duartazgo. Se llamaba Guillermo Lagunes Díaz. Le decían “DJ Patas”.
Fue sustraído con violencia en el mes de junio del año 2013.
Flores Espinoza era Procurador de Justicia de Javier Duarte.
La señora Díaz Genao buscó a Felipe Amadeo.
Y Felipe Amadeo, “El indio cara dura”, la ignoró.
El desdén.
El menosprecio.
El desprecio.
La indiferencia.
La apatía.
La negligencia.
Digamos, la complicidad con el otro carril.
Ya Javier Duarte. Ya Arturo Bermúdez. Ya los malandros.
Incluso, a otra madre de familia, Felipe Amadeo dijo:
“Yo ahí no me meto. Es territorio Zeta”.
¡Vaya Procurador de Justicia!
EL OPERADOR DE DUARTE
Lacónica, contundente, la vocera del Solecito lo dice de la siguiente manera:
“Felipe Amadeo apadrinó personajes tan oscuros y lastimeros para las víctimas como Enoc Maldonado Caraza, ex director de Investigaciones Especiales y ex fiscal especial.
Todas las investigaciones en donde se buscó evitar la responsabilidad de servidores públicos, y que pasó por Enoc Maldonado, recibió el tratamiento especial que él les daba, teatros, montajes y enfrentamientos inexistentes, tal como lo dejó en claro la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en 2015 al desmontar el expediente del cantante Gibrán Martiz, donde Enoc Maldonado buscó criminalizarlo, cuando todo había sido un montaje suyo” (Ignacio Carvajal García, blog.expediente.mx).
Todavía más:
En aquel tiempo, Érick Lagos al frente de la secretaría General de Gobierno, organizaba reuniones entre los Colectivos y Javier Duarte, pero que nunca, jamás, fueron concretadas.
Es decir, el pitorreo.
La burla.
La cabeceada.
Agarrar de tontas a las madres de los desaparecidos.
Peor, mucho peor aún, la saña y la barbarie en su más alta dimensión:
“Érick Lagos infiltró a los Colectivos y movimientos defensores de los derechos humanos por medio de terceros que manipulaba para engañar y restarle costo político a Duarte”.
FALTAN LOS TIBURONES DE MAR…
La vocera del Solecito reconoce la captura de los jefes policiacos y policías.
Pero…
Pero el operativo está inconcluso.
Faltan los llamados “peces grandes”, “los tiburones de mar”.
Entre otros, Felipe Amadeo Flores Espinoza, Luis Ángel Bravo Contreras, Érick Lagos y Enoc Maldonado.
Doña Lucía Díaz Genao, en su batalla estelar.
Sin rodeos ni medias tintas.
Todo, en nombre de su hijo.
Y en nombre de la justicia.
Y en nombre de la paz interior.
Y más, mucho más, porque son delitos cometidos desde el poder público.
Desaparición forzada les llaman las organizaciones internacionales.