Luis Velázquez
06 de junio de 2018
El gobernador Yunes, como coordinador general de la campaña electoral de su hijo al trono imperial y faraónico, sigue operando. La vida por un hijo. “París bien valía una misa”. En todo caso, se trata de un plebiscito. Gana el hijo, gana el padre. Pierde el hijo, pierde el padre.
Y en la penúltima batalla política más importante de su vida, el padre hace todo, absolutamente todo, para que el hijo triunfe en las urnas.
El último ramalazo fue el domingo 3 de junio, a cuatro semanas de los comicios.
Nueve presidentes municipales dejaron sus partidos, oh sorpresas que da la vida, de MORENA, el PT y el PES, ligados a AMLO, y pasaron a la cancha del PAN.
Fue el mismo día cuando la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, estuviera en Xalapa.
Y un día antes de que Tatiana Cloutier, la coordinadora de la campaña del tabasqueño, y AMLO, también anduvieran en la tierra jarocha…, una vez más.
Y el mismo día cuando el periódico “El País” de España publicara que AMLO lleva veinte puntos de ventaja a su más cercano adversario como es el panista Ricardo Anaya.
Y el mismo día cuando en el puerto jarocho en el Teatro Reforma exhibieran “El privilegio de mandar”, donde igual que en el programa semanal de Televisa, AMLO fue glorificado como un mesías, el mesías tropical le llama el historiador Enrique Krauze.
El Yunes azul enroscándose en la campaña, dueño como es del aparato gubernamental y los recursos públicos y que como dijera Carlos Hank González, tótem del grupo Atlacomulco, permiten a un político rozar el cielo con los dedos.
De ganar el hijo, el padre entrará a la historia nacional con los siguientes haberes:
Uno. El primer gobernador en el país, luego de Plutarco Elías Calles, “El turco”, en 1920, en heredar el poder político en forma directa al hijo.
Dos. El primer gobernador en llevar encarcelados a tres ex gobernadores. Dante Delgado Rannauro, Javier Duarte y Flavino Ríos Alvarado.
Y tres. El primer gobernador en ordenar la captura de la esposa de un antecesor, como es Karime Macías.
La historia ya es poca cosa para el Yunes azul.
Ahora, le espera la gloria y la inmortalidad, el sueño más elevado de un político.
HIPÓTESIS DE UNAS RENUNCIAS
Fueron nueve los alcaldes de MORENA, PES y PT anunciados como nuevas adquisiciones del PAN, mejor dicho, del PAN yunista.
Por lo pronto, uno de ellos es cuestionado en las redes sociales y en la cancha mediática.
Es el presidente municipal de Acultzingo, de quien se afirma sufrió la peor transformación política que ni Gregorio Samsa le pisa los talones debido a que su hijo está involucrado en la delincuencia organizada.
Y de seguro, y en caso de ser así, habría sido azorrillado, intimidado, amenazado con la cárcel para su hijo.
Y por un hijo, cuenta el relato bíblico, la vida toda.
En el caso de los otros ediles (Huiloapan, Mixtla, Tenejapan, Tampico Alto, Teocelo, Oteapan, Amatilán y Las Choapas), de entrada, significa una revisadita con lupa de los partidos aglutinados alrededor de AMLO para conocer, con frialdad, las razones de peso para dejar a “El peje” y brincar al PAN.
Por ejemplo, si se afirmara que fue por convicción ideológica, caray, mucho se dudaría.
Si se dijera que la Contraloría azul y el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, apretaron tuercas por observaciones en la Cuenta Pública, quizá.
Si se dijera que la yunicidad les descubrió puntos negros, oscuros, sórdidos, siniestros, bajo sospecha, en sus vidas pública o privada, acaso sería posible.
Si se planteara que en el PAN les ofrecieron recursos públicos fresquecitos para enaltecer la vida cotidiana de los habitantes de sus pueblos, digamos, que en nombre de Dios y del bienestar social, todo es posible.
Si se expusiera que muchos de tales alcaldes fueron elegidos candidatos vía “La tómbola”, el gran ejercicio democrático de MORENA, entonces, ni hablar, “en el pecado llevan la penitencia”, y más si se parte de los casos de los diputados locales, Eva Cadenas, Míriam Judith González Sheridan y Sebastián Reyes.
Si se estableciera como hipótesis que los ediles se fueron atrás del billete fácil, ninguna sorpresa sería pues el país ocupa el primer lugar en corrupción política en América Latina y uno de los primeros lugares en el mundo y ni modo de pensar, por ejemplo, que los 9 alcaldes desertores de MORENA, el PT y PES son ángeles de la pureza, incapaces de entrar a los negocios lícitos e ilícitos.
CHANFLE, MANO AZUL
Los nueve alcaldes gobiernan en sus pueblos. Ellos fueron elegidos en las urnas como candidatos de MORENA, PT y PES.
Ahora, mudaron al PAN.
El santo día amaneció y los 9 se quitaron la ropa interior y se pusieron una de color azul.
Mucho se duda que la población, en todo caso la mayoría poblacional de sus demarcaciones, también habría sufrido el mismo cambio kafkiano.
Y más si de por medio se atraviesan intereses familiares como el caso del presidente municipal de Acultzingo y su hijo, como se afirma.
Y más cuando AMLO está considerado entre los pobres “y los pobres entre los pobres” (Huiloapan, Mixtla, Acultzingo, Tenejapan, Oteapan y Amatitlán, por ejemplo) como “un rayito de esperanza”.
De entrada, en la conversión partidista de los 9 ediles hay chanfle.
“Mano negra”.
Mejor dicho, “mano azul”.
En todo caso, los agnósticos dirán que nunca, jamás, “la culpa la ha tenido el indio, sino quien lo hace compadre”.
Y la migración de los nueve ediles las elites de MORENA, el PT y el PES han de revisar sus métodos y estrategias, pues en el inicio de la campaña a gobernador, el candidato del PAN, PRD y MC también anunció la incorporación a sus filas de veinte alcaldes más provenientes de MORENA, cierto, pero también, del PRI.
Ahora, de MORENA y partidos asociados.
La fuerza de las convicciones personales y de la filosofía de vida y de los principios y valores y de la experiencia política estrellados en la realidad avasallante, sean cuales sean las razones, motivos o pretextos, ocurrencias o patrañas.
GANAR EL PLEBISCITO
El gobernador Yunes hace su chamba. Su objetivo es ganar el plebiscito. Y si en el cometido hay guerra limpia o sucia, legítima o ilegítima, ya sabrán MORENA, el PT y el PES su reacción inmediata.
La oposición a la yunicidad se ha enfrascado en el nepotismo, pero, bueno, si las elites políticas del PAN, PRD y MC avalaron la candidatura del primogénito, la gran pelea comicial será el primero de julio, tiempo suficiente para redefinir la estrategia.
Y es que una cosita es el discurso mediático y otra la operación electoral arriba, en medio y debajo de la mesa, en las cañerías sucias de los procesos electorales.
Además, una identidad, una vida, una biografía social, es AMLO, y otra su candidato a gobernador en Veracruz.
Y como están cacareando los expertos, bien puede darse el voto diferido.
AMLO para presidente de la república y Miguel Ángel Yunes Márquez para gobernador.