Luis VelázquezVeracruz.- Es el tiempo del desdén, el menosprecio y el desprecio en Veracruz. Y aun cuando en todos los tiempos se han dado políticos humillantes y soberbios, pagados de sí mismo, la vida es así desde que, por ejemplo, Atila nombró senador de la república a su caballo Incitatus.
Por ejemplo, el glorificado día de la llamada “Libertad de prensa”, la presidenta municipal de Tamiahua nominado por el PVEM, Citlali Medellín Careaga, al parecer, de unos treinta años de edad, envió una bolsa color verde (a tono con su partido) con croquetas de perro, vitacilina para el ardor y pañales y toallas húmedas a la oficina del periódico “La Opinión” de Poza Rica en Tuxpan (Agencia Apro, Noé Zavaleta).
Antes, mucho antes, un panista, diputado federal, constructor exitoso, socio, entonces, de Julen Rementería del Puerto, candidato al Senado, Rafael Acosta Croda, apodado “El loco” por su carácter y temperamento impetuoso, dijo que los periodistas “eran unos muertos de hambre”.
Desde luego, el ex priista y ahora neopanista, cacique sureño, Renato Tronco, también es famoso en el gremio reporteril por sus desplantes contra y ante la prensa.
Javier Duarte, el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, acusado ahora de desaparición forzada, agravió más que nadie a los medios cuando ante los diecinueve asesinatos de reporteros y tres desaparecidos dijera que la mayor parte de ellos eran malandros, y por añadidura, ellos tenían la culpa de su muerte.
“Yo no pagaré los delitos de otros” exclamó una noche cuando le informaban de un crimen más y que llevara a ONG nacionales y extranjeras a declarar a Veracruz “como el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
La alcaldesa de Tamiahua, conocida ya en la cancha mediática como “Lady Croquetas”, ha tenido una relación ríspida y tensa con la prensa, pero, bueno, si se irrita con los medios porque los medios son injustos, entonces, simple y llanamente hay leyes para interponer denuncias penales y civiles por daño moral, calumnias y difamación, en vez de olvidar la mesura y la prudencia de un político y revirar con el hígado por delante.
Y si la prensa está publicando la realidad como es, entonces sólo le resta enmendar la plana política y actuar de acuerdo con la ley.
Sólo falta que reproduzca la política de la presidenta municipal de Córdoba, la panista Leticia López Landero, y ordene a los inspectores de comercio del Ayuntamiento perseguir a los voceadores y embargar los periódicos que sean vendidos en Tamiahua, la isla preferida, por cierto, de Alberto Silva Ramos, el diputado federal a quien el gobernador Yunes “esperará a la salida” del Congreso federal para ver si puede apañarlo.
Lady Croquetas se añade así a la mejor tradición política de Veracruz con, entre otras, Lady Bolsitas, Lady Migrantes, Lady Pocahontas, Lady Heidi, Lady Dominga y Lady Gucci.
“LADY CROQUETAS” EN DIMENSIÓN ESTELAR
“Lady Croquetas” tendrá, digamos, un carácter impetuoso y huracanado. Absorbente. Jefa política en su pueblo. Dueña del día y de la noche.
Por ejemplo, ella envió a su jefe de prensa, vocero o director de Comunicación Social a las oficinas del periódico “La Opinión”, en Tuxpan, para dejar la bolsita color verde con las croquetas para los reporteros, molesta, indignada porque, dice, le pidieron un billete mensual.
Además, claro, de que su vocero, Raúl Cisneros, cumplió “al pie de la letra” con sus órdenes lanzando la cruzada ardorosa en las redes sociales con croquetas para los trabajadores de la información.
Y, bueno, tan obediente, el vocero será mejorado en su percepción salarial, ¡y qué bueno!, pues lealtad con lealtad y nómina se paga.
Habría, por ejemplo, de preguntar al Órgano de Fiscalización Superior, ORFIS, y a la Comisión de Vigilancia de la LXIV Legislatura el estado la rendición de cuentas de la presidenta municipal de Tamiahua.
Y en ningún momento porque se tengan dudas sobre su proceder, sino llanamente en nombre de la transparencia.
Pero “mientras son peras o manzanas”, está claro que en la historia del periodismo en el Golfo de México nunca antes se había llegado a tales niveles de menosprecio y desdén.
Es el Partido Verde del diputado federal, Javier Herrera Borunda.
La yunicidad, por ejemplo, se ha mantenido con su filosofía de comunicación política bajo la regla universal de que “ningún quinto para los medios”.
La mayor parte de los candidatos a un puesto de elección popular (diputados locales y federales, senadores y gobernador en Veracruz) han preferido las redes sociales, el Facebook, el Twitter, el WhatsApp, anexos y conexos.
Pero “Lady Croquetas” quedó atrapada en la prensa escrita y se ha puesto demasiado sensible con la prensa incómoda, a quienes, claro, si enviara croquetas estaría acusando de corrupción y chantaje, digamos, los señalamientos que por regla general los políticos utilizan para describir a los medios.
Antes ha acusado a unos políticos, entre ellos al diputado panista, Arturo Esquitín Ortiz, de amenazas de muerte, además de otros a quienes señala de machistas y misóginos.
Por lo pronto, el Fiscal Jorge Wínckler tuvo espacio y tiempo para anunciar que abrió carpeta de investigación en su contra “por hechos constitutivos de delitos contra la libertad de expresión”, quizá, acaso, como un elemento distractor sobre el agraviante equipo de fútbol conocido como “Fiscalía Desaparecidos” y en cuyo juego deportivo le quemaran los pepeyotes al Fiscal Luis Eduardo Coronel junior, dada su fama de competente.
Incluso, Winckler lanzó calambre penal a la alcaldesa diciéndole que la Policía Científica participará en la investigación.
GRAN CONCIERTO PERRUNO
Porfirio Díaz Mori era más refinado.
Por ejemplo, su frase bíblica de que los reporteros “han de maicearse” igual que los pollitos la cumplía con toda la institucionalidad de la vida y los maiceaba.
Incluso, los maiceaba tanto que a uno de sus amigos, Reyes Spíndola, director general y dueño del periódico “El Universal” (de entonces) le regaló, con cargo al erario, la primera rotativa en México, comprada en Estados Unidos, y con la que se iniciara el periodismo industrial del país y por ejemplo, comenzaran a publicar noticias del día con día.
Ahora, mientras el dictador porfiriano comparaba a los medios con pollitos y gallinitas y gallitos a los que han de tirarse granitos de maíz, la alcaldesa de Tihuatlán compara a los medios con unos perros, olvidando, por ejemplo, que en la cultura indígena los perritos acompañaban a sus muertos al más allá y los defendían ante las bufonadas del diablo.
“Lady Croquetas” ha de ser una gran animalista. Se ignora el número de perros que ha de tener en casa, pero bastaría recordar que Javier Duarte tenía seis en su mansión en Xalapa y a los que tenía un veterinario de planta.
Karime Macías, en cambio, prefería los caballos y tenía dos de carrera, con un entrenador que los cuidaba y enseñaba a ella el arte de la equitación.
Carlos Monsivás tenía doce gatitos en su casa de mascotas y Ernest Hemingway llegó a tener cincuenta, uno de los cuales era su preferido y lo trepaba en su mesa cuando comía y le daba de comer y le servía lechita con whisky en un plato gigantesco.
Los animalistas, entonces (y escrito con todo respeto) y también los tundecleas hemos de declarar a “Lady Croquetas” la heroína universal.
Así, y a partir de la fecha, con tantas croquetas los perritos serán felices y tendrán suficientes motivos para que todos les ladren.
En un descuido, ella podría copiar el hábito y la costumbre del escritor italiano, Cuzio Malaparte, quien cuenta la historia de un hombre (él mismo) que le gustaba ladrar y en las noches en medio del silencio ladraba y ladraba hasta que en el otro lado un perrito le contestara y al rato otro y otro y la noche era un concierto perruno.
Ladremos, todos, pues, a “Lady Croquetas” y a su jefe de prensa.
Guau. Guau. Guau.