Luis Velázquez
17 de marzo de 2018
Desde el altiplano, el gobierno federal puede hacer y deshacer con el recurso público. Por ejemplo, urdir programas (Fondo para el Fortalecimiento Financiero le llaman) en tiempo electoral. Y en unos casos, todo para gobernadores afines. Y en contraparte, la llave medio abierta para la oposición.
El maestro en Economía, Carlos Quiroz Sánchez, académico en la Universidad Veracruz, así lo mira. Y confirma el reportaje publicado en Proceso número 2158 con el título en portada: “Millonario fondo electorero para los estados”.
Va al grano:
En el año 2016, el último de Javier Duarte, año de la elección de gobernador y diputados locales, a través de dicho Fondo, el Peñismo canalizó dos mil 662 millones 129 mil pesos.
Y el año anterior, 2017, primero de Miguel Ángel Yunes Linares, se lo redujeron a mil 576 millones 283 mil pesos.
Es decir, un 41.1 por ciento menos a Veracruz.
Y solo para el contraste, el presidente Enrique Peña Nieto canalizó al estado de México, elección del gobernador y que recayera en manos de su primo Alfredo del Mazo Maza, el subsidio extraordinario le fue incrementado en un 18.2 por ciento.
Y no obstante, dice el master en Economía, en el discurso de Yunes Linares en Perote, “se le tiró al piso” a Peña Nieto.
Nadie dudaría, dice Quiroz, que el llamado “gobierno del cambio” estaría recibiendo otras fuentes de financiamiento todavía inadvertidas para el grueso de la población.
EL FONDO… DESFONDADO
El Fondo para el Fortalecimiento Financiero es un pulpo con muchos tentáculos para desviar recursos públicos con tanta habilidad contable que apenas, apenitas, los conocedores detectarían “las manos metidas en el cajón”.
Tan universal que, por ejemplo, incluye un número insólito de programas sociales, entre otros, los siguientes.
Fondo de Apoyo a Migrantes, Fondo de Apoyo en Infraestructura y Productividad, Fondo de Capitalidad, Fondo de Cultura, Fondo de Infraestructura Deportiva y Fondo de pavimentación, espacios deportivos, alumbrado público y rehabilitación de infraestructura educativa para municipios y demarcaciones territoriales.
Fondo Metropolitano, Fondo para el Fortalecimiento de la Infraestructura Estatal y Municipal, Fondo para Fronteras, Fondo para la Accesabilidad de las Personas con Discapacidad, Fondo Regional, Fondo Sur-Sureste y Proyectos de Desarrollo Regional.
Por eso, el maestro “apuesta veinte y las malas” que de los 212 alcaldes que tomaron posesión el primero de enero del año en curso, pocos, excepcionales, conocen tantos beneficios oficiales.
Es por ahí, y entre otros rubros, donde el gasto electoral puede canalizarse.
Incluso, la misma definición del Ramo 23 la contempla. Dice:
“Es un instrumento de política presupuestaria que permite atender las obligaciones del gobierno federal cuyas asignaciones de recursos no corresponden al ‘gasto diario’ de las dependencias ni de las entidades”.
Si un gobernador se porta bien, la llave estará abierta, y de lo contrario, la llave será cerrada.
RARA Y EXTRAÑA NEGOCIACIÓN
El financiamiento extra de este Fondo puede pasar varias aduanas, una de ellas, el número de pobres en cada entidad federativa.
Pero…de manera rara y extraña, el gobierno federal sacó a Veracruz de los primeros índices de pobreza nacional, aun cuando el gobernador Yunes sostiene que de los 8 millones de habitantes 6 millones oscilan entre la pobreza, la miseria y la jodidez.
Bastaría referir que medio millón de paisanos solo hacen dos comidas al día dada la precariedad en que viven, y más, por tantos salarios mezquinos de norte a sur y de este a oeste.
Incluso, de los primeros lugares que andábamos, el tercero parece, la dependencia federal envió a Veracruz al sexto lugar, luego de los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla y Michoacán.
¡Ah!, pero el estado de México quedó en séptimo lugar de pobres, mientras de forma sospechosa y significativa, el año anterior la secretaría de Hacienda y Crédito Público incrementó los recursos del Fondo, sin ninguna duda para ganarse a la gente en tiempo electoral.
Quizá el CONEVAL estaría ubicando a Veracruz con 6 millones de pobres, 4.6 millones en situación de pobreza y 1.3 millones en la miseria.
Y de ser así, de cualquier forma, dice Carlos Quiroz, la estadística del CONEVAL choca con la política del Fondo para el Fortalecimiento Financiero, pues el gobernador Yunes fue castigado el año pasado.
Con todo, ha de recordarse que el gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, fue el único contestatario en la retención de los fondos federales y hasta una caminata organizó a la Ciudad de México.
El resultado fue indicativo y sospechoso: Corral recibió el pago pendiente, y en contraparte, su antecesor, César Duarte, acusado de pillerías, fue exonerado.
A todas leguas, una negociación en lo oscurito.
LOS POLÍTICOS NECESITAN A LOS POBRES
Cada año, los fondos del Fondo suelen incrementarse.
Quizá se deba a que los pobres siguen aumentando, fuera de control, con el gran fracaso de la política económica para alentar la creación de empleos, y más aún, de empleos dignos, estables y pagados con justicia laboral.
Los pobres crecen a la par que el desempleo, y el populismo mesiánico de regalar despensitas alimenticias una vez al mes…
Y de entregar un apoyo extra a las madres solteras que demuestren su jodidez…
Y hasta becas a los hijos en edad escolar de las madres solteras constituyen, fuera de duda, un mero paliativo electoral.
Con todo, los políticos y sus partidos necesitan a los pobres para ganar en las urnas, y en el reparto del Fondo para el Fortalecimiento Financiero cada gobernador recibe su parte de manera facciosa.
Y como es otorgado de manera discrecional, todos quedan a gusto.
Los pobres, ha dicho el cacique priista del sur de Veracruz, Marcelo Montiel Montiel, “son pobres porque ellos quieren”.