Luis Velázquez
Veracruz.- El gobernador Yunes apuesta todo su capital político al primero de julio. Corre el riesgo de Napoleón en Waterloo. Pero tampoco está pensando como Mac Carthur de que volverá luego de una derrota. Gana o gana. Así de simple.
Incluso, se lo dijo su esposa: “Te encargo a mis hijos”, luego de profetizar que ella será madre de dos gobernadores. Fernando, el alcalde jarocho, para 2024. Miguel Ángel, este año.
Los enemigos, más que adversarios, se han ido a la yugular del Yunes azul. El, peleador callejero, fajador de cantina, el coronel Kluster que así le llamaban en 1974 en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana, cuando decía a los cercanos que sería gobernador de Veracruz.
42 años después cumpliría.
AMLO, Cuitláhuac García, Rocío Nahle, Amado Cruz Malpica, Manuel Huerta, le han colgado clavos en su cruz. Pero ni una gota de sangre ha escurrido.
Al contrario, sigue operando con las enseñanzas de sus derrotas electorales y que tanto enseñan en la vida, más, mucho más que las victorias.
En el Chirinismo, las 107 presidencias municipales como presidente del CDE del PRI.
Y luego enseguida, la perdida de la candidatura a gobernador.
Después, la derrota de la candidatura a la silla embrujada del palacio cuando Miguel Alemán Velasco fuera ungido.
Y también la derrota ante Fidel Herrera Beltrán en el año 2004 coordinando la campaña electoral del panista Gerardo Buganza Salmerón, quien, por cierto, ahora, se ha declarado su fans.
Y la derrota en el año 2010 ante Javier Duarte.
Pero se ha repuesto del todo. Y ahora, enfrenta la batalla espectacular de toda su vida.
Valió la pena esperar. Es por el hijo. Y por los hijos, la vida misma.
EL ARCA DE YUNES
Unos dicen que el gobernador Yunes se trepó en un tobogán que lo llevará al desastre.
Que el nepotismo. Que la monarquía. Que los Moreira en Coahuila dejaron pasar un sexenio. Que Rafael Moreno Valle dejó pasar dos años para imponer a su esposa de candidata del PAN a la gubernatura. Que en Veracruz hay 35 presidentes municipales que heredaron el trono imperial y faraónico de sus padres y/o de sus parejas y/o de los tíos, etcétera, familiares todos.
Y aun cuando la verdad total y absoluta sólo se conocerá la noche o la madrugada del primero de julio a partir del resultado electoral, todos los jinetes (Miguel Ángel Yunes Linares, AMLO, Pepe Yunes Zorrilla, hasta la Sheridan virtual candidata del Panal) van montados en un caballo desbocado en un carril espinoso y en caída libre.
Al lado del Yunes azul, los otros precandidatos son unos chavales. Alumnos de kínder. Sin experiencia política. Y que jugaban a los trompos cuando él ya labraba en el surco político.
Pepe Yunes, por ejemplo, inició en política a su lado en la secretaría General de Gobierno.
Cuitláhuac García era un puberto soñando con el futuro.
Rocío Nahle estaba en Zacatecas trepada en las valencianas de su hermano mayor.
La Sheridan hacía gimnasia en Minatitlán, su pueblo.
Y todavía de ñapa, Fidel Herrera Beltrán ya está retirado, y/o en todo caso, actuando desde las sombras y desde lejitos.
Los vientos parecen favorables al arca azul del Noé panista.
PRIISTAS VIVEN EN GERUNDIO
El Yunes azul siempre ha sido un Dorian Grey, el hombre legendario que nunca envejecía. Más ahora, cuando tiene en su manos el botón nuclear listo para apretarse a la primera de cambios.
El siguiente paso, por ejemplo, de la detención de los diecinueve policías y mandos superiores acusados de desaparición forzada será opacado por uno más espectacular. Fuera de serie.
En el sur de Veracruz fue asignado un súper policía, él mismito a quien llaman el cazador de las cabezas duartistas. “El potro” le apodan.
Y su reubicación de Cosamaloapan a Coatzacoalcos parece tener una sola encomienda como es seguir la pista a los familiares de Karime Macías, además, claro, de que el gobernador juró y perjuró que iba por la esposa de Javier Duarte, con todo y que viva en Londres, una de las ciudades más caras del mundo.
Yunes sueña. Para él, parece, la realidad es lo que ocurre. Y lo que ocurre es lo que sueña con fervor y pasión.
En su corazón sólo late el 2018 con su primero de julio, denominado así el año electoral más importante pues está en disputa el trono imperial y faraónico.
Y si Javier Duarte modificó la Constitución para crear la gubernatura de 2 años creyendo que Yunes Linares desistiría “el tiro le salió por la culata”.
Ahora, va por los seis años para su primogénito. Y en el año 2024, para el otro hijo. Y como publicara un periódico, en el año 2030 un nieto está predestinado para la gubernatura. Y más, porque el mismo Yunes azul ha dicho que piensa vivir 110 años. O más, si el tiempo se apendeja.
Allá, entonces, el PRI y MORENA “si se dejan comer el mandado” así nomás, viviendo en gerundio, es decir, planeando lo que Miguel Ángel Yunes Linares ya está operando desde hace ratito.