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Expediente 2019: Ajuste panista de cuentas

El Piñero

 

Luis Velázquez

09 de marzo de 2019

Las tribus panistas enfrentan un ajuste de cuentas. Pepe Mancha fue encumbrado por el CEN presidente del CDE reelecto. Joaquín Guzmán Avilés, su adversario, impugnó. Y el Tribunal Electoral Veracruzano declaró improcedente el triunfo. Ahora, todo indica, nuevas elecciones según festina “El chapito”.

El dictamen del Tribunal fue contundente. “No hubo material probatorio para determinar quién ganó la elección”. La decisión está en la cancha del CEN. Y aun cuando pudieran inclinarse por validarse a sí mismo, en el otro lado del carril están dispuestos a llegar a lo más alto.

Tribus contra tribus.

Lo más indicativo es lo siguiente:

Aun cuando Guzmán Avilés filmó un video en Soledad de Doblado, la tierra de Miguel Ángel Yunes Linares, uno de los tlatoanis del PAN, y aseguró que el Yunes azul estaba metido en la elección, de nuevo lo repitió.

Yunes, dijo la semana anterior, operó a favor de Pepe Mancha.

Guzmán Avilés, tres veces presidente municipal de Tantoyuca, tres veces diputado, una vez secretario de Desarrollo Agropecuario, dos hermanos diputados federales, otro hermano alcalde en funciones, inmensamente rico, panista de toda la vida, ex priista un tiempo mínimo, enfrentó a las hordas azules.

Por ejemplo, pretendieron enlodarlo en cosas ilícitas junto con el diputado local, Enrique Cambranis, pero el parloteo político, simple chismerío, fue intrascendente.

Está firme, Y sigue para adelante.

 

DOCE TRIBUS EN EL PAN

 

En el PAN hay doce tribus disputando el poder partidista.

Una. La tribu de los Yunes. Padre y dos hijos, en el frente de batalla. El padre, ex priista. Pero volcánico, se ha ido apropiando del partido. Su peor resbalón, el año anterior, con el nepotismo. La política es así. Reciclado, reinventado, el padre y los hijos, listos para el año 2021. Elección de alcaldes y diputados locales y federales. Bien podrían el padre y el primogénito lanzarse por unas curules.

Dos. Joaquín Guzmán Avilés. En el norte de Veracruz, Tantoyuca y alrededores, su liderazgo. Ni siquiera, vaya, el neopanista Ricardo García Guzmán “le pisa los talones”. Tiene capital político. Y capital social. Y capital-capital. Y como decía Giovanni Sartori, en política, quien tiene la operación electoral y el recurso gana en las urnas y roza el cielo con la yema de los dedos.

Tres. Ricardo García Guzmán. Ex priista, desertó del tricolor luego de usufructuar la curul local, la presidencia municipal y la Contraloría. Sus votos en Pánuco fueron insuficientes para ganar la gubernatura el 2018. Pero un hijo, diputado local. El otro hijo, diputado federal. Ultra contra súper bien pagado.

Cuatro. Pepe Mancha. El neocacique de Tuxpan. La presidencia municipal, suya. En Tuxpan, el nuevo virrey. El ORFIS lo exhibió con obra pública por casi cien millones de pesos en la yunicidad. Y por dedazo. Fue presidente del CDE y ahora busca repetir. Ya fue ungido. Pero el Tribunal lo descarriló.

Cinco. Leticia López Landero. Presidenta municipal de Córdoba lanzó a una de sus hijas como candidata a diputada local. Derrotada en las urnas, en su primer informe de gobierno se declaró Adelita de AMLO y MORENA. Fue diputada federal.

Seis. Tomás López Landero. Ex diputado local y federal, comparte su reino en Zongolica con el cacique tradicional, Mario Zepahua Valencia. Le llaman “El rey de la chatarra”, que de eso vive. Tiene la marca de Gerardo Buganza Salmerón en la frente, su amigo. Por ahora, retirado, pero con ascendencia en la región.

 

GRUPITOS Y HORDAS

Siete. Julen Rementería. Senador de la república fue regidor, director de Comercio y alcalde jarocho. Diputado local. Secretario de Infraestructura y Obra Pública en la yunicidad. Su dios se llama Pepe Mancha, a quien, incluso, defendió en el tiempo cuando la obra pública por dedazo le fue exhibida. Su hijo Bingen, diputado local, estaría soñando con la candidatura a presidente municipal de Veracruz en el año 2021, con riesgo de descalabrar ante la diputada local, Marijose Gamboa Torales.

Ocho. Francisco Gutiérrez de Velasco. Constructor, fue diputado federal. Y presidente municipal de Boca del Río. Se mantiene lejos de los Yunes.

Nueve. Germán Yescas. Ex diputado local, ex subsecretario de Desarrollo Agropecuario, es compadre de Guzmán Avilés. Su liderazgo está de Santiago Tuxtla a Isla y regiones anexas y conexas. Es el gurú ideológico del grupo de Guzmán Avilés.

Diez. Tito Delfín. Médico, fue alcalde de Tierra Blanca y Azuela. Lanzó a su esposa para presidenta municipal de Azueta y perdió. Ex diputado local fue director en la secretaría de Desarrollo Agropecuario de la yunicidad.

Once. Enrique Cambranis. Es diputado local, fue diputado federal y presidente municipal de su pueblo, Jaltipan, donde alguna vez compartiera honores con su compadre Domingo Bahena Corbalá, expanista y ahora en la cancha de MORENA. También fue presidenta del CDE del PAN.

Pocos como él conoce la geografía política de Veracruz. Los grupos, las tribus, las hordas y las pasiones desaforadas.

Doce. Othón Hernández, presidente municipal de Misantla. El orgullo de su nepotismo es su hija, María Graciela, Marigraz, diputada local, lista para la candidatura a alcaldesa en el año 2021. Igual que las 9 alcaldesas del norte de Veracruz integradas en un frente común, también tiene su bloque edilicio.

 

ARAÑAZOS DEL PODER

 

Ellos se arañan por el poder partidista.

En el fondo, con dos años de gubernatura efímera, donde, se afirma, la militancia fue excluida de los cargos públicos con todo y talacha electoral, con más de cien alcaldes de la alianza PAN y PRD, la suerte de los pobres ni es mejor ahora ni era peor antes. Siguen igual de jodidos.

Los ricos, unas cuantas familias, cenan a la luz de las velas, y los pobres alumbrados por candiles.

Ahora gobierna MORENA.

Al principio, casi todas las revoluciones tienen como bandera universal la austeridad (Jean Paul Sartre), pero pasado un ratito, el reacomodo, mejor dicho, el regreso a los excesos y abusos del poder.

Una cúpula, la panista, llegó al poder y ya se fue. Otra más, los Morenos, han ascendido.

Y en contraparte, uno de cada tres habitantes de Veracruz sigue llevando el itacate y la torta a casa con el ingreso derivado del changarrito en la vía pública, angustiados por llegar a la quincena.

Y migrando a Estados Unidos y a los campos agrícolas del Valle de San Quintín.

Los políticos, ya se sabe, “ven de frente y nunca con el rabillo del ojo”.

Doscientas familias en Veracruz, dueñas del 60 por ciento de la riqueza.

La tierra jarocha, pródiga en recursos naturales, habitada por gente pobre, en la miseria y la jodidez.

Y el PAN quiere así volver a gobernar.

 

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