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Expediente 2019: Complot contra Ricardo Ahued

El Piñero

Luis Velázquez

Vercruz.- El miércoles 24 de mayo, Ricardo Ahued Bardahuil, senador de la república, dijo a un amigo en su negocio “Casa Ahued” de Xalapa, y en donde cuando hay receso en el Congreso de la Unión suele despachar desde cajero hasta cargador, si es necesario:

–El viernes iré a la Ciudad de México. Tengo cita con el presidente de la república.

–¿Buenas noticias?, preguntó el amigo.

–Ha de ser para regañarme.

–¿Regañarte?

–Sí, por lo que declaré sobre las tarifas de luz y mi rechazo a crear un impuesto para los empresarios.

Dos días después, Ricardo Ahued quedó atónito y sorprendido cuando hablara con AMLO.

Le ofreció la dirección general de Aduanas, el cargo más alto a un político de Veracruz, luego de que en el Peñismo, José Antonio González Fernández fue director general de PEMEX y secretario de Hacienda y Crédito Público.

Desde luego, y en el trascendido, Ahued aceptó, digamos, porque de acuerdo con el sistema político ta´canijo decir no al presidente de la república, el jefe de jefes, el tlatoani, el gurú, el Superman de la vida pública.

Y más, y como en el caso, porque el cargo público estremecía las entrañas de Ahued, entre otras cositas, por lo siguiente:

A: Dejar la senaduría y pasar al cargo federal significa sacarlo de su confort, pues con todo, por aquí había receso en el Congreso de la Unión regresaba a Xalapa para estar con los suyos y atender su negocio.

B: Porque como él mismo lo ha dicho, después de su padre, nunca ha tenido un jefe en su vida. Nunca lo tuvo, incluso, como presidente municipal de Xalapa ni como diputado local y federal, y por eso mismo, se fue por la libre ejerciendo su libertad al máximo.

Incluso, en el bienio azul, Miguel Ángel Yunes Linares le ofreció la secretaría de Desarrollo Económico y la rechazó por su resistencia a tener un patrón.

Y aun cuando con AMLO podría, puede, respirar libertad, de cualquier manera es el jefe.

C: El nombramiento, cierto, le llegaba, pero de manera rara y extraña, porque AMLO tiene en su equipo a gente más capacitada y apta, conocedora, fogueada en el campo de batalla, con experiencia, para la dirección general de Aduanas, y cuyas oficinas centrales, oh paradoja, fueron reubicadas en Mexicali, y así, entre más lejos de Xalapa, mucho mejor para sus adversarios.

D: Pero más aún, porque Ahued es un hombre con bajo perfil, pegado a su negocio, casero, quien toda su vida ha vivido de forma moderada, metódico, y la Senaduría estaba hecha a su imagen y semejanza, y de pronto, ¡zas! brincar a una cancha pública, además, tan riesgosa y expuesta, significaba un brinco radical y extremo y extremoso al otro lado de la cancha.

E: En la percepción ciudadana hay la versión de que Ahued ya tiene ganada la candidatura de MORENA a la gubernatura de Veracruz en el año 2024 y su cambio significa ser enviado al circo romano donde confluyen un montón de intereses políticos, todos encontrados.

Por eso, entre los amigos que lo conocen resultó una sorpresa, inaudito, insólito, aceptara el cargo federal.

AHUED, “EN EL OJO DEL HURACÁN”

El politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica tiene la siguiente lectura de Ricardo Ahued como director de Aduanas.

Según el maestro, Ahued Bardahuil se ha vuelto “una piedrota en el zapato” de las elites y tribus y hordas de MORENA en Veracruz.

Una tribu: la de Cuitláhuac García, el gobernador.

Otra tribu, la de Norma Rocío Nahle García, secretaria de Energía.

Otra tribu, las hordas del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, integradas por los ex diputados, Elías Miguel Moreno Brizuela y Enrique Romero Aquino, antiguos perredistas.

Y otra tribu, la de Ricardo Ahued y que encarna o encarnaría la generación de los nuevos Morenos.

Y en el carril político, los Morenos de Ahued, con Ahued al frente, van ganando terreno.

Una: la casa de gestión social de Ahued como senador de la república en la avenida Juárez de Xalapa es una romería.

Dos: si Ahued y Cuitláhuac llegaran juntos a un evento, la población se iría con Ahued.

Tres: Ahued, convertido un semestre después de la izquierda de MORENA en el trono imperial y faraónico en un político incómodo.

Y por eso mismo, dice el politólogo, se habría formado una alianza, digamos, entre Cuitláhuac y Nahle, para enviar a Ricardo Ahued a un carril lleno de espinas y de cardos para provocar su resbalón institucional.

Es decir, exhibirlo. Ponerlo en “el ojo del huracán”. Y “sacarlo de la jugada”.

La versión, claro, suena o parece deschavetada. Pero en los juegos del poder todo es posible.

Con todo, y de ser así, y si Ahued Bardahuil sale airoso y cumple “al pie de la letra” con la filosofía política de AMLO (el combate a la corrupción, sobre todo, en una dependencia símbolo histórico de la pillería y el trastupije), bien podría quedarse “con hacha, calabaza y miel”.

Incluso, convertirse en un factor del poder político en Veracruz de cara a la elección de diputados locales y federales y presidentes municipales y síndicos y regidores para el año 2021, competencia partidista que iniciaría hacia mediados del año siguiente.

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