Luis Velázquez
21 de septiembre de 2019
Los días y noches de MORENA en el palacio de Xalapa son fatídicos para la comunidad sexual de Veracruz. Al momento, dieciocho mujeres y hombres han sido asesinados. Todos, crímenes de odio. Todos, en la impunidad. Todos, menospreciados por las autoridades.
La estadística de todos y cada uno la tiene el Observatorio Nacional contra los Crímenes de Odio. Una de sus voceras, Jazz Bustamante, lo reveló a la reportera de AVC, Ana Alicia Osorio.
Mujeres trans y chicos gay en la estadística de la muerte en un Veracruz donde en los últimos 9 meses y medio han ejecutado a mil 400 personas, entre ellos, mujeres y menores de edad. También, policías y políticos y líderes sindicales y taxistas. Y un reportero.
La saña y la barbarie con que fueron asesinados los 18 miembros de la diversidad sexual es de antología. Demasiada crudeza.
Y más, porque antes hubo, se entiende y presume, relación sexual. Y luego, el sadismo.
Incluso, en la lista negra hay uno o dos, ¿más?, activistas sociales.
Y como un crimen hace olvidar el anterior y el anterior y el anterior, entonces, la impunidad se va acumulando hasta que de plano, la indignación se vuelva crónica y luego pase a la resistencia pacífica y después incendie a Veracruz.
El Observatorio Contra los Crímenes de Odio sueña con posibilidades para garantizar la vida de su gente. Soñar, claro, ya se sabe, nada cuesta. Y como los políticos venden esperanzas, ilusiones, utopías, promesas siempre incumplidas, entonces, Jazz Bustamante y asociados pueden continuar con su “mundo color de rosa”.
Ninguno de ellos, claro, se pondrá a rezar como dice el arzobispo de Xalapa. Solo resta cuidarse entre ellos y tomar el mayor número de medidas precautorias para evitar desenlaces trágicos. A menos que de igual manera como en Soledad Atzompa, el Valle de Uxpanapa, Las Choapas, Agua Dulce y Jatlipan, entre otros municipios, se integren en guardias comunitarias, en autodefensas, para blindarse hasta donde sea posible.
PITORREAN DE SEGURIDAD PÚBLICA
Nunca antes en Veracruz tantas mujeres transgénero o transexuales o chicos gays asesinados. Como si de pronto, por ahí anduviera un homicida en serie. Y en serio. Incluso, pitorreándose de la secretaría de Seguridad Pública, la encargada de garantizar la seguridad en la vida y los bienes de acuerdo con el llamado Estado de Derecho, más bien, Estado Fallido.
El día cuando los malandros asesinaron al primer reportero en el tiempo de MORENA en palacio, corresponsal de “El gráfico de Xalapa” en Actopan, el titular de la SSP “se lavó las manos” diciendo que ni modo de poner un policía a cada trabajador de la información y que en su momento también dijeron Miguel Ángel Yunes Linares y Javier Duarte.
En la misma tónica bien podría el Secretario exclamar ahora con el recuento de los 18 miembros de la diversidad sexual asesinados en su tiempo.
Desde luego, se trata de un pretexto insulso y banal, porque si aceptáramos tal falacia matemática y banalidad política y social, entonces, Seguridad Pública necesitaría 8 millones de policías para cuidar a los 8 millones de habitantes.
Y ya pudiera, por ejemplo, vislumbrarse a un policía afuera de un motel cuidando a un transgénero mientras hace el sexo en una habitación con el cliente en turno.
La seguridad pública va más allá de una simple Fuerza Civil y una Gendarmería Nacional. Y de gritonear que las fiestas patrias fueron las mejores de la historia local. Y de andar con pistola al cincho.
VERACRUZ, DEVASTADO
Sueña Jazz Bustamante con la eficacia de una llamada Mesa Interinstitucional para “frenar la discriminación y los ataques a la comunidad lésbica”.
Sueña con que “el estigma hacia la diversidad sexual” comience a ser frenada desde los llamados tres niveles de gobierno, a saber, federal, estatal y municipales.
Sueña con que el Poder Judicial aplique “los marcos jurídicos en el caso de crímenes de odio”.
Sueña con que el Poder Legislativo “impulse la agenda sobre la diversidad sexual”.
Sueña con un mundo igualitario entre la diversidad sexual y las bodas gay y la salud pública y “el acceso laboral digno con no discriminación”.
Pero le faltó soñar con la eficiencia de la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía para crear y crear un mundo seguro, cierto, para todos ellos, pero también, para la población en general.
Y más en un Veracruz devastado en la vida cotidiana con tantos secuestros, desapariciones, asesinatos, cercenados, decapitados, cadáveres flotando en los ríos y tirados a orilla de carretera y entre cañaverales y cabezas decapitadas y cuerpos humanos sin vida colgando de los puentes.
La utopía es demasiado ambiciosa. Y un sexenio resulta insuficiente. Y más, cuando ya van dieciocho asesinatos de la diversidad sexual y todos en la impunidad.