Luis Velázquez
Veracruz.- El culto al gobernador, el culto a la personalidad, el culto al tlatoani, el gurú y el jefe máximo, alcanza en Veracruz, ya tan pronto, niveles insospechados.
Y más, cuando desde palacio nacional se predica el fin del “país de un solo hombre”.
Nada, entonces, de lisonjas. Ni incienso al paso del gobernante en turno. Ni tampoco políticos “tirados al piso”. Menos, mucho menos, la frasecita priista y panista de “a sus órdenes, señor”.
Por el contrario, en Xalapa, sede de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el culto al político más poderoso de Veracruz, florece en tierra fértil, prodigiosa y generosa, como un cactus en el desierto.
Y lo más indicativo, reñida competencia entre los súbditos tratando de granjearse la voluntad suprema del jefe de jefes.
Se trata, claro, de un legado histórico, más allá del priismo y el panismo, de cuando, y por ejemplo, Moctezuma II envió burros cargados con oro y veinte doncellas, todas vírgenes, a Hernán Cortés, desembarcado hace 500 años en las playas de Chalchihuecan.
Y cuando por decreto se le llamó Su Alteza Serenísima a Antonio López de Santa Anna, tres veces gobernador de Veracruz y once ocasiones presidente de la república.
Y Su Alteza Serenísima a Maximiliano de Habsburgo.
Y Su Alteza, claro, Porfirio Díaz Mori, el traje militar cargado de medallas y honores que casi casi lo hacían renguear.
¡Cuitláhuac García, el nuevo dios azteca del Golfo de México!
VAYA TIRADERO DE INCIENSO
Ricardo Ahued Bardahuil, expriista y senador de la república:
“Yo no quiero sustituirlo. Yo respeto la investidura. Yo soy un servidor del gobernador, leal” a prueba de bomba”, cuando en las redes sociales le gritonearon que soñaba con que Cuitláhuac fuera llamado al gabinete federal de AMLO y ya se creía relevo.
José Manuel Pozos Castro, presidente de la Mesa Directiva del Congreso, ex priista, ex panista, ex perredista y morenista ahora:
“En el palacio de gobierno, Cuitláhuac tiene traidores y desleales. Y los vamos a cazar”, lo juro y perjuro por mi hijito, el orgullo de mi nepotismo, subsecretario de Finanzas y Planeación.
Diputado Víctor Enmanuel Vargas Barrientos:
“El Fiscal Jorge Wínckler se tiene que ir porque se tiene que ir”, argumento político, filosófico y social de gran envergadura y profundidad para expresar a Cuitláhuac que está de su lado, hasta la ignominia.
Diputada Adriana Paola Linares Capitanachi:
“Dejen los medios de presionar al gobernador para garantizar la seguridad. Apenas está llegando”, la espada de la legisladora por el distrito de Poza Rica, en prenda, dispuesta a ir por ella.
Éric Patrocinio Cisneros Burgos, secretario General de Gobierno:
“Me canso ganso de que Jorge Wínckler cae. Caerá en navidad o en día de reyes”, como regalo para los 8 millones de habitantes de Veracruz, frasecita pasional, sólo para quedar bien con Cuitláhuac, obsesionado con destituir al Fiscal carnal de Miguel Ángel Yunes Linares.
El Solecito, sitiando el palacio de justicia de Xalapa y el palacio de justicia de Coatzacoalcos, apostando su nombre, crédito, prestigio y autoridad moral, a la caída del Fiscal, y advirtiendo a la mitad del mundo y a la otra mitad que lo hicieron por voluntad propia, en ningún momento para quedar bien con el góber de AMLO en Veracruz.
Los 29 diputados locales de MORENA, PT y PES, jurando y perjurando ante el dios Huitzolopochti que el cadáver del Fiscal le será ofrendado lo más pronto posible cuando, caray, de acuerdo con la liturgia burocrática bien puede empantanarse en el Tribunal Superior de Justicia, y/o en todo caso, durar hasta un año.
GUARDIAS PRETORIANOS DE CUITLÁHUAC
Todos ellos, entre otros, los guardias pretorianos de Cuitláhuac García luchando contra el enemigo común.
Hacia dentro del palacio, en contra de los traidores y desleales y en contra de “quienes no tienen bien puesta la camiseta” (según dice el diputado Pozos Castro) y quienes, igual que Judas, filtran incluso hasta videos comprometedores del góber.
Y hacia fuera, los yunistas y duartistas que andan por ahí.
Es más, el presidente de la Mesa Directiva, el más apasionado por razones de gratitud, digamos, ha anunciado una cacería de demonios que están traicionando o quieren traicionar o acaban de traicionar a Cuitláhuac.
Y al mismo tiempo que se delata asegurando que Cuitláhuac “es uno de los mejores gobernadores” de un Veracruz de un total de 76 que han pasado por el palacio, “se amarra el dedo” proclamando su lealtad:
“Yo siempre he sudado la camiseta con responsabilidad, con ética y con cariño a Veracruz”.
Claro, lógico, obvio, la sudó primero desde el PRI, y luego desde el PAN y después desde el PRD, y ahora, desde MORENA, siempre con “ética y cariño”, la honestidad valiente y la austeridad republicana y la Cartilla Moral de AMLO:
LA POLÍTICA, SINÓNIMO DE TRAICIÓN
Nadie sabía que en el palacio de la Cuitlamanía hay traidores y desleales… hasta que Pozos Castro lo descubrió y trascendiera que otros políticos más, arropados en MORENA, tiran incienso al gobernador en turno.
Por fortuna, Cuitláhuac tiene, además de sus chairos, a sus guardias pretorianos para defenderlo de los Judas del Golfo de México en el siglo XXI.
Y si son traidores y desleales, entonces, han de cuidarse, porque desde la LXV Legislatura, con el recurso oficial, los están cazando y andan tras de ellos.
Una cacería implacable de traidores, cuando, caray, Napoleón Bonaparte decía que los traidores son consustanciales a la política y que Suetonio retrata en su libro de “Los doce Césares”.
Los demonios, asegura el diputado presidente, colgados de las valencianas de los santos y querubines (como él mismo se canoniza) están sueltos.
Y de paso, él mismo se tira incienso. “Yo así pienso y así actuó”, dijo, igual que Poncio Pilatos, claro, lavándose las manos y secándose con toalla blanca y limpia en la palangana que sus eunucos le acercaron.