Luis Velázquez
Veracruz.- Camino a Damasco, el diputado José Manuel Pozos Castro, ex priista, ex panista, ex perredista, morenista de nuevo cuño, ha descubierto los peores males de la naturaleza humana en el palacio de Cuitláhuac García, el gobernador.
Hay, dice, en el palacio, demonios, traidores y desleales.
Y aun cuando según el teórico y el pragmático, la traición es consustancial a la política, otra cosita, mil años luz de distancia, es reconocer que así sea.
Nunca antes, aun cuando estamos, claro, en el tiempo de la república amorosa y “la honestidad valiente”.
Más vale, entonces, una advertencia a tiempo para que el jefe máximo, el tlatoani, el gurú, el político más poderoso de Veracruz, ande con cuidado, pues en la lógica del diputado presidente de la Mesa Directiva, está rodeado de Judas.
Desde luego, Pozos Castro, a tono con su biografía sicológica, “se curó en salud”.
“Yo siempre he sudado la camiseta con responsabilidad, con ética y con cariño a Veracruz”, y, claro, al gobernador y a la elite política encumbrada en el turno del poder.
“Judas, dijo Jesús, lo que has de hacer… hazlo”.
Y Judas lo traicionó y luego con las treinta monedas pagadas por los fariseos como recompensa por la traición, compró un ranchito y unos dicen que lleno de remordimientos se ahorcó de un árbol y otros que se tiró a un pozo artesiano de aguas dado de baja.
TRAVESURAS EN PALACIO
En un cuento del escritor chino, Pema Tseden, dice que los demonios, juguetones y traviesos, crean y recrean calamidades.
Y por lo pronto, los demonios en el palacio de la Cuitlamanía crearon una calamidad cuando filtraran un video al periódico Reforma sobre orden superior del gobernador en el caso de los trece magistrados pendientes de nombrar en el Tribunal Superior de Justica.
Y luego de “ahogado el niño”, el góber quiso enmendar la plaza diciendo que siempre habla y actúa apegado a la ley.
El caso es que nunca antes un político en funciones como Pozos Castro había lanzado la alerta de que en palacio hay demonios y, bueno, poseídos por Satán, también hacen travesuras.
Los demonios, pues, andan sueltos en Veracruz y eso que todavía está lejos el primer viernes de marzo.
Desde luego, la política en Veracruz y el país ha estado llena de demonios.
Martha Sahagún, la esposa de Vicente Fox, tenía fama de tener en Los Pinos un brujo mayor que le ahuyentaba todos los males de la caja de Pandora.
En la cancha pública siempre quedó la fama de que Fidel Herrera Beltrán solía viajar a Cuba para consultar a los santeros.
El ex procurador de Justicia de la República, el panista Antonio Lozano, consultó a “La Paca” para ubicar al asesino del priista José Francisco Ruiz Massieu, el ex cuñado de Carlos Salinas.
El tuxpeño César “El tlacuache” Garizurieta decía que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” y cuando estuvo desempleado, poseído por los demonios, se quitó la vida.
Francisco Ignacio Madero, uno de los héroes democráticos de AMLO, el presidente, y Plutarco Elías Calles, el fundador del partido abuelito del PRI, creían en los médiums y en un trance esotérico los médiums les dieron línea para seguir en la política.
Javier Duarte está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México porque nunca creyó en los demonios, aun cuando creía a ciegas en sus guardias pretorianos, Érick Lagos, Jorge Carvallo, Alberto Silva y Adolfo Mota.
Y, claro, en una que otra Barbie, varias de las cuales lo traicionaron, como también sus guardias pretorianos.
CACERÍA DE DEMONIOS
Se ignora si el diputado presidente de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura cree en los demonios, pero por lo pronto, cree en los traidores y desleales, y en los duendes, y en los extraterrestres, y en las brujas, y en las gitanas, y en los chamanes, y en los gnomos, y por eso anunció una feroz campaña para buscar a todos ellos con microscopio.
Pero, bueno, si hay demonios, anexos y conexos en el Palacio del Poder Ejecutivo, entonces, y como todos ellos son como la humedad, los ácaros y los conejos multiplicándose, quizá ya estarán en el Palacio Legislativo y en el Palacio de la Fiscalía.
Y ni hablar, con la cruzada cívica anunciada por el diputado de MORENA quizá en alguna noche de luna, luna muy grande, muy redonda y muy brillante, los demonios del palacio sean atrapados y procesados en la Fiscalía para cortar de tajo con el peor karma.
Quizá el arzobispo Hipólito Reyes Larios bien pudiera exorcizar los demonios del palacio como cuando en el duartazgo, el secretario General de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, lo llevó a su oficina para corretear el mal fario aposentado desde cuando Miguel Ángel Yunes Linares lo era con Patricio Chirinos Calero y armara una oficina con caucho para bloquear los sonidos y gritos y gemidos y blasfemias, anexos y conexos.
EL REINO DE LOS DEMONIOS
El sacerdote de la Teología de la Liberación, José Alejandro Solalinde, siempre en pie de guerra, a tono con su apellido, sería quizá el mejor enviado del Ser Superior para exorcizar el palacio de los demonios luego de que presentara al mundo el nuevo Niño Dios con la cara de AMLO, el presidente.
El caso es que por lo pronto hay en Xalapa dos Xalapas.
La Xalapa, con el palacio condenado por tantos demonios, traidores y desleales, y la Xalapa con los impolutos en la Catedral.
La Xalapa con el palacio convertido en el reino de los demonios y la Xalapa con la Catedral purificada.
Y si antes, en el tiempo priista y panista, digamos, el palacio de gobierno de Xalapa estaba repleto de pillos y ladrones adueñados hasta de los pasillos, ahora, la fauna ha sido rebasada por los Satanes.
Cuitláhuac García, sin embargo, ha anunciado que cambiará el nombre del palacio de gobierno a Palacio del Pueblo, pero antes habrá de purificar el edificio para lanzar a los Charles Manson y sus Luzbeles, pues el pueblo, ha reiterado AMLO ene número de veces, es bueno, muy bueno, ultra contra súper bueno.
EL PALACIO HUELE A AZUFRE
Hay sexenios en Veracruz del reposo y la fatiga, pero también volcánicos.
Con Miguel Ángel Yunes Linares, el vértigo.
Javier Duarte, la locura y la perdida de la racionalidad.
Fidel Herrera Beltrán, la incandescencia.
Miguel Alemán Velasco, la contemplación mística y lejana del pueblo.
Patricio Chirinos Calero, la nostalgia de Los Pinos.
Dante Delgado Rannauro, la intensidad.
Fernando Gutiérrez Barrios, la leyenda mudada en hombre.
Agustín Acosta Lagunes, la violencia institucional.
Rafael Hernández Ochoa, llamado por ellos mismos el sexenio de la promiscuidad.
Con Cuitláhuac García, la entrada de los demonios, traidores y desleales a palacio según el diputado de MORENA quien les ha otorgado carta de adopción.
El palacio de gobierno, diría el viejito del pueblo, huele a azufre.
LÍBRANOS, SEÑOR, DE LOS DEMONIOS
Escuchar a los Morenos (así sean expriistas, expanistas, experredistas, etcétera) que entraron al poder sexenal diciendo que en el palacio hay demonios y demonios sueltos es demasiado frívolo y decadente.
Pero, bueno, la imaginación calenturienta y diabólica de Pozos Castro apabulla y rebasa el llanto lastimero del senador Ricardo Ahued Bardahuil arrodillado en el Muro de las Lamentaciones declarándose el más ferviente admirador, seguidor, fans y devoto de Cuitláhuac, el góber.
Y si los ex gobernadores Teodoro A. Dehesa y Luis Mier y Terán acataron las órdenes del dictador Porfirio Díaz Mori para “¡Matar en caliente!” a los sublevados a su reelección y tirar los cadáveres de los obreros de Río Blanco al Golfo de México, entonces, la alerta del diputado de MORENA a Cuitláhuac para estar a la defensiva con los demonios, traidores y desleales aposentados en palacio ha sido dada a tiempo antes, mucho antes de que los demonios se adueñen de la izquierda que Luzbel fue militante socialista desde cuando desafiara el poder del Ser Superior.
De los demonios, anexos y conexos, “líbranos, Señor”.