Luis Velázquez
Veracruz.- Días sórdidos y siniestros en la Cuitlamanía:
Caso Río Blanco: autobuses urbanos rafagueados en dos ocasiones. Cuatro heridos. Terror. Pánico. Miedo. Angustia.
Caso Isla-Rodríguez Clara: migrantes emboscados. Una mujer de Guatemala, asesinada. Cuatro heridos. Un menor de edad.
Caso Veracruz: un migrante asesinado. Originario de Honduras. Su esposa, migrante, sobreviviente. Vivían de pedir limosna en la ciudad de Veracruz, próxima a cumplir 500 años.
Caso Chinameca: el gobernador, evidenciado con el relleno sanitario. Pueblo indignado, gritoneando al político local más poderoso. Desde entonces, tan pronto, cambio de rumbo. El relleno sanitario corresponde a los presidentes municipales y allá ellos.
Caso Tierra Blanca: fuego cruzado entre malandros y policías. El incidente en la población se trasladó a la carretera. Cinco horas, bloqueado el tránsito y el tráfico. Versión oficial, cuatro muertos. Versión extraoficial, más de diez.
Caso Actopan: siete paisanos originarios de Actopan, nacionalizados norteamericanos, atropellados en sus derechos humanos (vejados, humillados, golpeados) por la Fuerza Civil.
Caso Coatzacoalcos: la golpiza de policías a un discapacitado, a quienes luego de la madriza le ofrecieron una despensita de regalo para comprar su silencio.
Día 65 de la Cuitlamanía: 301 asesinatos. Entre ellos, treinta y dos feminicidios y dos infanticidios. 39 secuestros.
Al momento, tres mujeres asesinadas porque sus padres se declararon incapaces de juntar el dinero del rescate. Resultado: los malandros los mataron.
Caso Playa Vicente, uno de los más canijos:
Tiroteo entre malosos y policías. Elementos de la secretaría de Seguridad Pública en contra, se afirma, de una célula del Cartel Jalisco Nueva Generación.
Resultado: tres pistoleros abatidos, pero también, paradojas de la vida, mal fario, peor karma, tres personas secuestradas… asesinadas.
En la versión oficial, que sicarios los mataron.
El barco de la muerte tiene más vida, fuerza y vigor con todo y los vientos huracanados.
¡Ah!, y el fuego cruzado en Playa Vicente se debió a que antes el líder de los ganaderos, Melesio de los Santos Carrasco, de 55 años, había sido secuestrado.
Mientras tanto, el secretario de Seguridad Pública no puede ni tampoco el Fiscal. Uno y otro, corresponsables de garantizar la seguridad y la justicia en el llamado Estado de Derecho.
El Estado Delincuencial, incluyendo Estado de Sitio en muchos pueblos de Veracruz, como el símbolo del primer sexenio de izquierda en la tierra jarocha de cara al Golfo de México.
LA VIDA HUELE A PÓLVORA
Los días se van ensortijando pero oliendo a pólvora.
Y cada vez, empeorando.
Insólito, por ejemplo, el fuego cruzado en Playa Vicente, normal, a primera vista, pues solo reproduce los 8 años de incertidumbre y zozobra a partir de Javier Duarte, el político que luego de su casi sexenio terminara, primero, huyendo, ¡vaya infortunio tras el resplandor vivido!, y luego, preso condenado a 9 años de cárcel en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Sólo que en Playa Vicente los malandros tenían a tres personas secuestradas en su casa de seguridad y a quienes, según el boletín oficial, asesinaron en el rafagueo, aun cuando la secretaría de Seguridad Pública reporta que solo eran dos las plagiadas y ejecutadas.
El boletín oficial alardea de que el operativo se efectuó como parte del programa “Unidos para la Construcción de la Paz en Veracruz”, reproduciendo en todo caso la misma política de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto y de Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares (tres gobernadores en total) de lanzar al ejército y los marinos y policías a combatir a los carteles y cartelitos y que, bueno, es manifiesto que se trata de una operación fallida.
Todos ellos, ex presidentes de la república y ex gobernadores ya dejaron el poder constitucional y el país, y Veracruz, en el peor infierno de la historia.
BAMBA CALIENTE
Veracruz, un infierno.
Hay días y noches, madrugadas cuando se escucha la sirena de la patrulla policiaca “como alma en pena” y pareciera que estamos en una ruleta rusa sin final.
Incluso, “La bamba”, el otro himno de Veracruz, se ha convertido en una bamba caliente y violenta, interminable, inacabable.
Todos los hogares, todas las familias, en todos los pueblos, hay dolor y sufrimiento por un pariente asesinado, un compadre, un amigo, un conocido, un vecino.
En algunos pueblos, la gente se ha organizado para enfrentar a los malandros ante la manifiesta ineptitud oficial.
El nuevo gobierno pide una tregua, pero mientras, la orgía de sangre se multiplica en cada nuevo amanecer.
Días, por ejemplo, cuando en Veracruz son asesinados 5, 6, 7, 8, 9, diez, etcétera, personas.
Ningún municipio de los 212 escapa a la ola vertiginosa de la inseguridad.
Y, lo peor, la policía involucrada, más que en garantizar la seguridad en la vida, partícipe de la violencia como es manifiesto.
Peor aún, los políticos de MORENA han llegado a la locura extrema de inculpar a los exgobernadores de que dejaron una policía mafiosa y deshonesta.
La vida, colgando de un hilo frágil y la Cuitlamanía soñando con el festival de salsa y el regreso del Águila de Veracruz, el deporte favorito de AMLO, el presidente.