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Expediente 2019: Efebocracia

El Piñero

 

Luis Velázquez

27 de abril de 2019

El politólogo Carlos Ronzón Verónica anduvo de paseo en algunas oficinas del palacio de gobierno de Xalapa. Y en otras del gabinete ampliado.

Entonces, descubrió un mundo maravilloso: en la mayor parte de las dependencias, dice, hay jóvenes con cargos públicos, trabajando por el bienestar social de Veracruz.

La mayor parte, dice, se centra y concentra en la secretaría de Educación Pública. Pero también, en una que otra secretaría.

Todos, con la misma característica: jovencitos kens, fifís, sabadaba.

A primera vista, todos llegaron con MORENA al palacio.

Se ignora si tendrán una licenciatura. Un posgrado y de acuerdo con la normatividad, si tienen maestría hablarán dos idiomas, el español y otro. Y si un doctorado, tres idiomas.

Además, de obra escrita publicada. Un libro. Un ensayo. Una novela.

Y desde luego, experiencia pulida y vuelta a pulir considerando, por ejemplo, que para servir a Veracruz en el tiempo de MORENA serán los mejores, como el caso de la secretaria de Trabajo y Previsión Social que descubrió en su hijita un duchado de virtudes y atributos para designarla, sin ningún pudor, jefa de Amparos.

Quizá tengan fogueo en el campo de la batalla social, política y electoral.

Acaso habrán desempeñado cargos públicos para garantizar el buen gobierno.

El profe Carlos Ronzón los vio y miró y calibró y se acordó del tiempo cuando José Francisco Ruiz Massieu era secretario General del CEN del PRI y tenía en las oficinas a puro chamaquito, los reyes de la administración pública partidista.

El general Plutarco Elías Calles, el fundador del partido político abuelito del PRI, el PNR, quien impusiera a 4 presidentes de la república, llamaba “Mi chamaco” a Lázaro Cárdenas del Río.

Un reportero describe a su novia con cariño de la siguiente manera: “Mi cría”.

Los chamacos de Cuitláhuac. Los críos de Cuitláhuac.

 

LOS KENS SE IMPONEN

 

Los políticos encumbrados suelen tener una obsesiva obsesión para abrir oportunidades a los jóvenes.

El más encendido fue, por ejemplo, Luis Echeverría Álvarez, luego del movimiento estudiantil del 68 y quien incorporó al gabinete legal y ampliado a decenas, cientos de jóvenes.

Incluso, hasta reformó la Constitución Política de Sonora para imponer de candidato a gobernador a Carlos Armando Biebrich, quien entonces tendría 28, 29 años, y el requisito base era tener 30 años de edad.

Ignacio Ovalle fue casi todo muy joven. Hasta subsecretario de la Presidencia con Luis Echeverría. Entonces, cuando José López Portillo fuera ungido presidente de la república le llamó y le dijo:

–Y ahora ¿qué te damos si ya fuiste todo con Echeverría?

Y lo envió, parece, a la dirección general del Instituto Nacional Indigenista, donde le abrió la puerta al joven Andrés Manuel López Obrador.

El gobernador más joven de los 77 en la historia de Veracruz fue Miguel Alemán Valdés. Tenía 32 años de edad, 5 años menos que Javier Duarte, 18 menos que Cuitláhuac García.

Querían así los políticos trascender y sembrar para el futuro como decía Adolfo Ruiz Cortines.

Sin duda, los exgobernadores que más jóvenes incorporaron a sus gabinetes, incluso, en primera línea, fueron Fernando López Arias y Rafael Hernández Ochoa.

Gonzalo Morgado Huesca, por ejemplo, fue presidente del CDE del PRI y diputado local a los 26 años de edad, con Hernández Ochoa.

“La juventud se impone”, dice el viejito del pueblo, y los muchachos están gobernando Veracruz en la era Cuitláhuac.

Y, bueno, si son kens, cada quien su tiempo, su momento estelar.

 

DESPUÉS DE DUARTE, TODO ES POSIBLE

 

Hay quienes critican tantos chamaquitos en el gabinete estatal de MORENA.

Primero, siempre ha sido así.

Y más, como en el caso, el ejercicio puntual del nepotismo, el amiguismo y el cuatismo, con todo y austeridad republicana y pobreza franciscana y Cartilla Moral.

Y, bueno, si son chicos sin experiencia, sin fogueo, sin el perfil educativo, sin biografía pública, la conseja popular dice que cuando un político se encumbra nombra a sus amigos en los cargos.

Y si les falta experiencia, pues en el camino la aprenden, y si se equivocan, en nombre del jefe máximo, enmiendan el error y siguen para adelante.

Bastaría referir que el presidente de la república glorificó al gobernador llamándole honesto, limpio, inteligente y capaz, con todo y que Veracruz chorrea sangre, asesinatos, muertos y fosas clandestinas.

Además, jefe del Poder Ejecutivo Estatal puede hacer y deshacer sin escuchar a los demás, pues por eso mismo es el gurú, el tótem, el jefe máximo.

Además, si 76 gobernadores han pasado por la silla embrujada del palacio y dejado a 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria y la pobreza, y el más espantoso desempleo, subempleo y salarios de hambre, y la creciente ola de violencia, ¡qué más da que ahora se repita el fenómeno social y los chamaquitos de Cuitláhuac encabecen la Cuarta Transformación del País en Veracruz!

Después de Javier Duarte, todo es posible.

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