Luis Velázquez
22 de junio de 2019
El gobernador de Veracruz solo tiene un círculo del poder. Ellos integran el famoso círculo rojo. Otros políticos, sin embargo, tienen varios. El primero, el segundo, el tercero, el cuarto círculo. Cuitláhuac solo uno.
Ellos son parte de sus neuronas. Ellos reciclan su vida. Con ellos dialoga y pondera el destino social. Define la política, su política. Planea su estrategia. Son los privilegiados de cada sexenio.
Un político de la vieja guardia priista dice que al poder público se llega con los amigos, y al mismo tiempo, con los amigos capaces.
Y, bueno, si algún amigo estuviera limitado en sus neuronas, entonces, bien se le puede otorgar un subsidio sexenal, cuando, y por ejemplo, en la antigua Grecia los amigos así eran habilitados como vasallos, choferes y hasta eunucos.
En el caso de Cuitláhuac, y de acuerdo con las versiones, su círculo rojo está integrado por seis personas, descubiertas gracias a la república amorosa y la izquierda entronizada en el poder efímero en los grandes ideólogos.
Los Jesús Reyes Heroles del siglo XXI.
Uno. El primazo Eleazar Guerrero, director administrativo que fuera de Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública con Javier Duarte, y encarcelado en el penal de Pacho Viejo por Miguel Ángel Yunes Linares acusado del desvío de fondos públicos.
Además, subdirector administrativo de la secretaría de Comunicaciones con Fidel Herrera Beltrán.
Ahora, y además de su nepotismo con los hijos y primos en el gobierno de Veracruz, la versión es que impuso al mayor número de directores administrativos de las secretarías del gabinete.
¡Ah!, y de paso, el trascendido que la mayor parte de las compras pasan por su visto bueno, se ignora si también las patrullas policiacas, las ambulancias y las medicinas.
EL POLÍTICO MÁS HONESTO DE VERACRUZ
Dos. La diputada local, Rosalinda Galindo, quien ha defendido en varias y encendidas pasiones al gobernador y que desde un principio se ganara el mote de “Lady joyitas” porque emperifollada llegaba al Palacio Legislativo.
Tres. La diputada federal, Dorheny García Cayetano, y quien era la secretaria de Cuitláhuac y la encumbró como legisladora por la vía del dedazo.
Además, su hermana Aillet, directora jurídica de la secretaría de Seguridad Pública.
Cuatro. Tania Carola, la ex diputada local, “el poder atrás del trono” en la secretaría de Protección Civil y fallida candidata al Congreso de la Unión.
Cinco. Leslie Garibo, nombrado por la vía del dedazo como Contralora, y que, vaya paradoja, ha repetido que tiene carpetas de investigación abiertas contra el (presunto, ajá) nepotismo en varias secretarías del gabinete legal y ampliado, empezando por Cuitláhuac con tantas canonjías (y por algo será) a los Eleazares, y a quienes ya purificó.
Y seis. Zenyazen Escobar, el secretario de Educación, ex diputado local, y famoso stripero en la región de Orizaba y Córdoba que así llevaba el itacate y la torta a casa.
Ellos integran, se afirma, el primero y único círculo del poder del gobernador, con fama pública en el gabinete legal y ampliado de ser un hombre solitario, el político solitario del palacio, además de un hombre individualista cuyo lema universal es el siguiente:
Primero yo, luego yo y al último yo.
Es decir, la egolatría pura, fina y quizá exquisita.
“Soy sabadaba. Soy fifí. Soy salsero” y basta y sobra con que AMLO me vitoree y levante la mano y declare el político más honesto en la historia nacional y hasta en la conferencia de prensa mañanera en Palacio Nacional delante de los medios del altiplano para alcanzar la felicidad plena.
En todo caso, estando bien con Dios, el Niño Dios de Solalinde, los ángeles y querubines pueden irritarse.
BENDICIÓN DE DIOS…
En el camino, ya lo dijo aquel, “muchos son los llamados y pocos los elegidos”.
Por encima de la profe Gloria Sánchez, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Amado Cruz Malpica, Cuitláhuac fue elegido dos veces candidato a gobernador por AMLO.
Se ignora el nombre del padrino o la madrina que lo habría acercado a AMLO. Quizá en su momento habría sido la maestra Gloria Sánchez luego de que el doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo, rechazara la invitación para ser candidato de MORENA a diputado federal y fuera cuando miraran a Cuitláhuac.
Ganada la elección el primero de julio gracias a que AMLO iba en la boleta electoral, Cuitláhuac voló a las alturas. Alcanzó la cima cuando menos lo esperaba. Y su círculo del poder se hizo más estrecho. Más reducido. Con las puertas cerradas a quienes las tocaran.
Cierto, desde entonces, muchos más han llegado. Incluso, en el reparto de las secretarías del gabinete legal “metieron mano” y por alguna estrategia, digamos, Cuitláhuac aceptó.
Entre otros, los más trascendidos:
Norma Rocío Nahle, secretaria de Energía, imponiendo a Erick Patrocinio Cisneros Burgos como secretario General de Gobierno, a Roberto Ramos Alor como secretario de Salud y a Xóchitl Arbezú como secretaria de Turismo.
El entonces senador Ricardo Ahued Bardahuil imponiendo a Ernesto Pérez Astorga como secretario de Desarrollo Económico.
El diputado Ricardo Exsome Zapata imponiendo, se afirma, a la directora del DIF, aun cuando también lo aseguran del ex panista, director del WTC de Boca del Río.
El secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, impuesto por un político y empresario de Nuevo León, de apellido Treviño, porque, se afirma, habría metido buen billete a la campaña electoral.
Pero, bueno, el gobierno de Veracruz da para mucho más, y lo importante, durante 6 años.
El poderoso primer círculo de Cuitláhuac integrado solo por 6 personas elevadas a la categoría universal de ideólogos de MORENA, bendición de Dios dijera AMLO.