Luis Velázquez
20 de abril de 2019
El peor infierno de Veracruz en los últimos 4 meses y medio se vivió y padeció el domingo 14 de abril. En Córdoba, una familia fue masacrada. Murieron un hombre y una niña de diez años, su sobrina. Quedaron heridos, una niña de dos años. Un niño de 9 años. Y una mujer de 22 años, con dos balazos en la espalda.
Fue en la mañana. Ellos estaban en su vehículo estacionados en la Avenida 2 y calle 29 de la colonia Ricardo Flores Magón.
Y de pronto, ¡zas!, el infierno. Unos pistoleros se acercaron y dispararon con saña, alevosía, ventaja y premeditación.
Luego, huyeron en un vehículo “perdiéndose en las calles aledañas” (Gabriel Lagos, Diario de Xalapa)
La barbarie y la saña. El peor infierno del mundo. La imaginación rebasada por la realidad cruenta y atroz.
Y si en “la noche tibia y callada” de Agustín Lara hemos llegado a tales niveles del infierno, la tarea incumplida queda expresa.
Ni la secretaría de Seguridad Pública ni tampoco la Fiscalía pueden con el paquete. Están rebasados. El principio de Peter los alcanzó.
Incluso, y dado el pleito verdulero entre las partes (verdulero porque se trata de la disputa por el poder político total y absoluto), la población civil está más expuesta que nunca.
136 días después de iniciado el gobierno de MORENA en Veracruz, 647 asesinatos, entre los que se incluyen 81 feminicidios.
Y como en la mayoría de los crímenes la impunidad se ha multiplicado, entonces, y con la inseguridad (“La muerte tiene permiso”), los malandros “crecen al castigo”.
Por eso, la familia masacrada en Córdoba como intitulara el periódico Notiver el 15 de abril.
TERMINÓ PRONTO LUNA DE MIEL DE CUITLALANDIA
Un dato, sin embargo, pudiera quizá, quizá, quizá, emitir la señal, una pistita, la punta del iceberg.
El padre de familia asesinado se llamaba Pedro Arguello Carreón, padre a su vez de un policía del IPAX, la Policía Auxiliar y Bancaria del gobierno de Veracruz.
Se trata de una hipótesis, pero si el padre asesinado era padre de un policía, podría, digamos, tratarse de una vendetta.
Los malandros asesinando al padre del policía y a la niña de diez años y dejaron a dos niños heridos y a la señito de 22 años, Patricia López Barrera, como parte de una venganza, pues, además, y en todo caso, los dos menores y la señora la librarían porque los malosos iban por todos.
Grave, gravísimo, imperdonable, cuando dada la ola de violencia y la inseguridad y la impunidad, los carteles y cartelitos siguen haciendo y deshaciendo en Veracruz, dueños del destino común, propietarios de la agenda setting marcando la pauta a la autoridad… que ya no ve “lo duro, sino lo tupido”.
Pronto, sin embargo, demasiado pronto, terminó la luna de miel de la Cuitlamanía con la población electoral que lo eligió.
Claro, el gobernador sigue de fiesta. Todo indica que le vale que Veracruz siga chorreando sangre. Se declara feliz por el Festival Salsero. Alardea el pronto regreso del Águila de Veracruz. Anuncia la resurrección de los Tiburones Rojos. Se pavonea con la gente VIP que le tira incienso. Festeja la cuarta gira de AMLO. Hace suya la nueva inversión de Nestlé.
Pero Veracruz es un largo y extenso cementerio, cierto, de malandros, pero más todavía de ciudadanos comunes y sencillos.
Imperdonable el asesinato de niños. Y de mujeres. Y de jóvenes. Y de ancianos.
La incapacidad total del gobernador.
ANTOLOGÍA DE LA MUERTE
En la era Cuitláhuac, la antología de la muerte es así:
La niña de doce años asesinada en Santa Ana Atzacan, junto con sus padres.
La chica de 17 años de Naranjos asesinada en Tancoco luego de que la madre se declarara sin liquidez para pagar el rescate.
La señora esposa de un empresario de Coatzacoalcos asesinada y decapitada porque la familia fue incapaz de reunir el rescate millonario.
Los pasajeros asaltados una madrugada en un autobús de pasajeros en un viaje de San Andrés Tuxtla a Coatzacoalcos.
Los 9 políticos y líderes sindicales asesinados.
Los seis activistas sociales ejecutados, entre ellos, el último, Abiram Hernández Fernández, abogado y sociólogo, fundador y defensor de Colectivos integrados con madres con hijos desaparecidos, el día 30 de marzo y hasta el día de hoy, en la impunidad más absurda e imperdonable.
La migrante de Guatemala emboscada en los límites de Isla y Rodríguez Clara.
El migrante hondureño asesinado en la ciudad de Veracruz, donde con su esposa pedía limosna en la vía pública.
Y otros más.
Pero de todos, la familia masacrada (el tío y una niña de diez años asesinados, más dos niños y una señora heridos de gravedad) en Córdoba encarna el peor infierno en la era Cuitláhuac.
Y más, cuando al gobernador le vale la seguridad en la vida y en los bienes, pues para él lo más importante, prioritario, razón de Estado, capricho berrinchudo es destituir al Fiscal, luego, incluso, de su fracaso político en la LXV Legislatura con mayoría simple de MORENA para llevarlo a juicio político.