Luis Velázquez
29 de junio de 2019
En la era Cuitláhuac están cerrando iglesias. Las cierran, y por ahora, en las tardes. El pavor se ha multiplicado en la diócesis de Córdoba. El obispo, Eduardo Patiño, siempre tan leal a la feligresía, lo dice así: hay miedo de que secuestren a los feligreses. Sobre todo, a los jóvenes.
Incluso, las madres de familia lo solicitaron al ministro de Dios.
El obispo lo anunció el mismo día cuando en la colonia Pino Suárez, en la Avenida 15, fuera asesinado un hombre. Al parecer, a madrazo limpio.
Además, vigente en la región y en Veracruz el secuestros de sacerdotes.
Nunca antes. Ni siquiera, vaya, en el peor tiempo de Javier Duarte. Tiempo aquel cuando, y por ejemplo, la delincuencia común se robó más de cien Eucaristías en los pueblos de Veracruz. Tiempo sórdido, cuando fuera asesinados cuatro sacerdotes. Tiempo más sórdido cuando en una iglesia jarocha, Santa Rita de Casia, fue secuestrado un feligrés un sábado al mediodía, con su familia a un lado. Y en una iglesia de Córdoba fueron asaltados unos feligreses cuando rezaban el santo rosario.
Los malandros han endurecido su Estado Delincuencial. ¡Canijo, por ejemplo, el cierre de las iglesias! Ha de preguntarse el paso siguiente en una ola de violencia que nadie puede ni ha podido frenar.
Peor aún, cuando en cada nuevo amanecer el desencanto se multiplica, sórdido y siniestro.
Sólo en la primera mitad del siglo pasado, Plutarco Elías Calles presidente de la república, en Tabasco cerraron iglesias. Gobernaba Tomás Garrido Canabal, el comecuras, aquel que tanto odio tenía a la iglesia que bautizó con el nombre de todos los ángeles del cielo a sus animalitos, incluso, un buey con el nombre del Papa en turno.
Claro, en la época cristera, en el centro del país, también cerraron iglesias.
Eran, sin embargo, tiempos de guerra y ajustes de cuenta entre las elites políticas.
Ahora, el tiempo de los malandros.
Razones de peso y de sobra para que el nuevo Partido Cristero en ciernes en el país se fortalezca.
RAMALAZO A LA RELIGIÓN
El secretario de Seguridad Pública está en una nueva prueba de fuego. El día 207 de la era Cuitláhuac, Hugo Gutiérrez Maldonado rompió su propio récord Guinness. Mil 19 muertos. Entre ellos, 127 mujeres y cuarenta menores asesinados. La mayoría, en la impunidad.
Ahora, el cierre de iglesias.
Incapaz, entonces, de garantizar que los feligreses recen en las tardes/noches el rosario.
Un ramalazo derecho, derechito al corazón, a la fe, a la esperanza y a la creencia religiosa de un pueblo católico.
La elite eclesiástica, en su prueba de fuego. Calla, aguanta vara, protesta, lanza una resistencia pacífica con caminatas en las calles y avenidas de Córdoba al mejor estilo del obispo Patiño Leal, o negocia.
Es la hora de que el arzobispo de Xalapa defina el siguiente paso, pues ni modo de resignarse así nomás, al destino fatal y trágico que se vive y padece.
Y más, porque como él mismo lo ha dicho, en medio de la turbulencia diaria “solo queda rezar”, y si en las tardes en las iglesias de México se reza el santo rosario, caray, en su lugar, cerrar los templos en las tardes en la diócesis de Córdoba, al ratito, “antes de que el callo cante 3 veces”, otras diócesis también cerrarán.
Y luego, el día menos pensado, las iglesias bajarán el telón todos los días y los sábados y los domingos.
Simple y llanamente, cerrar los templos significa que los carteles y cartelitos, la delincuencia organizada y común, los malandros y los sicarios, siguen mandando en Veracruz.
EL CORAZÓN DE LA CRISTIANDAD
La iglesia ya se topó con el infierno y Luzbel.
Cientos de hogares enlutados. Cientos de mujeres viudas y hombres viudos. Padres sin hijos. Veracruz, campeón nacional en secuestros. Veracruz, en primeros lugares de feminicidios e infanticidios.
Igual de significativo e indicativo, el asesinato de doce políticos y que los malandros han amplificado al crimen de familiares de políticos.
Y en medio de tanta desintegración familiar, el cierre de los templos.
El gobernador, sin embargo, festinando con los suyos que en cada gira, AMLO le levanta la mano. Y vitorea. Y declara el político “más honesto, más honesto, más honesto” del Golfo de México, por encima, incluso, del llamado “Power del Sureste”, integrado con sus colegas de Tabasco y Chiapas, declarados ellos mismos los mandatarios más cercanos al presidente de la república.
El presidente, el político más informado del país, aclamando a Cuitláhuac como si ignorara el estado de cosas en Veracruz.
La ola de violencia está afectando a la religión católica. Nada más terrible que el cierre de los templos y que significa la cancelación de los servicios religiosos, uno de ellos, el rosario y las misas para los fieles difuntos en las tardes, las homilías, las confesiones, la convivencia espiritual.
La ineficacia y la ineficiencia de la secretaría de Seguridad Pública están pegando en el corazón de la cristiandad en Veracruz.
A partir de ahora, nadie duda de que el peor de los tiempos está por llegar. Y sin con más de mil muertos y el asesinato de menores de edad y mujeres creíamos el Día del Juicio Final, el Apocalipsis será la etapa más sombría en la historia jarocha.
La izquierda gobernando desde el Golfo de México…