Luis Velázquez
28 de agosto de 2019
El delegado federal de AMLO en Veracruz ha puesto su nombre y prestigio, desde el tiempo cuando fuera líder de colonias populares en Xalapa, Dante Delgado Rannauro y Patricio Chirinos Calero gobernadores, al servicio de Cuitláhuac.
En otras ocasiones, “ha lanzado su espada en prenda”. Y aun cuando se ignora el efecto político, más allá del mediático, de nuevo lo hizo. Fue el lunes 19 de agosto, en Xalapa, cuando asegurara que las versiones de la renuncia del gobernador hacia el mes de diciembre del año 2019 “son tonterías”.
Claro, si se basó en el futuro, que nadie sabe, futuro como es, ni siquiera adivinado por las gitanas de Rinconada, los brujos de Los Tuxtlas o los santeros de Cuba, tiene razón. El futuro, dice el viejito del rancho, es indescifrable, y nadie sabe el destino humano el día de mañana.
Pero mientras el góber ni sudó ni se acongojó con las versiones de su posible saluda en un año y medio, sopesado en la reunión de líderes empresariales de Veracruz con el jefe de la Oficina Presidencial, Alfonso Romo, y el jefe del Jurídico, Julio Scherer Ibarra, el delegado federal actúa, parece actuar, se ignora si por voluntad propia, quizá estrategia política, como su Narciso Mendoza, su Pípila, entrando como pararrayos con la losa a la espalda en la Alhóndiga de Granaditas.
Desde luego, y de entrada, habría expresado la gran unidad en el equipo de la izquierda (la izquierda delirante del delegado en su tiempo de dirigente popular en Xalapa con sus marchas y mítines y discursos incendiarios frente al palacio) para blindarse unos a otros, por más versiones de distancias políticas entre ambos.
Pero el góber, ya se sabe, es el jefe máximo, el tlatoani, el gurú, el tótem, y así le pudieran llamar el comandante “Boronas”, es el jefe.
Y más, en un sistema político que se resiste a dejar de ser imperial y faraónico como en los tiempos priistas y panistas.
“Va mi espada en prenda”, dijo aquel, y el delegado federal la recogió en el aire y la lanzó en defensa de su góber.
EL DELEGADO “TIRÓ LA PIEDRA”
En la mirada sociológica del delegado federal, “habría de preguntarse quién se beneficia con difundir rumores sobre el gobernador”. (La Jornada-Veracruz, página 6, martes 20 de agosto)
Nunca el maestro en Sociología y licenciado en Derecho (par de carreras estudiadas al mismo tiempo en la Universidad Veracruzana) expuso hipótesis sobre el político (o los políticos) favorecidos, digamos, con los rumores… como les llama.
A: ¿Se beneficia algún francotirador de MORENA a la candidatura a gobernador en el año 2024? ¿Digamos, Ricardo Ahued Bardahuil, Norma Rocío Nahle García y/o Zenyazen Escobar, quien también tiene su corazoncito soñador?
B: ¿Se favorecería con los rumores el equipo de los 8, 9 diputados locales de MORENA de la LXV Legislatura, encabezados por Amado Cruz Malpica, el político de izquierda con más formación, experiencia y trayectoria?
C: ¿Se benefician las elites estatales del PAN o del pobrecito PRI o del más pobrecito PRD, quienes, digamos, sueñan con levantar el vuelo en la elección de alcaldes y diputados locales y federales?
D: ¿Cuáles son las denominadas “mentes perversas que mal gobernaron Veracruz, y no dudo estén detrás de estas cartas” y rumores… citadas por el delegado federal? ¿Miguel Ángel Yunes Linares acaso? ¿Quizá Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México? ¿Fidel Herrera Beltrán, quien vive sus días en una silla de ruedas? ¿Miguel Alemán Velasco, volando en el mundo y teniendo espacio y tiempo, digamos, para “difundir rumores sobre el gobernador”?
Un político priista lo dice así:
“Tú calumnia… que algo queda”.
CUITLÁHUAC DESENCANTÓ…
En los últimos casi 9 meses el desencanto nació como todas las flores y los nardos y las espinas y los cardos, y creció y se multiplicó en contra de Cuitláhuac.
Poco tiempo bastó para decepcionar a la mitad de la población y a la otra mitad.
Simple y llanamente, están canijos el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre, la migración de habitantes de Veracruz a Estados Unidos, la baja calidad educativa, la pésima calidad de salud, la más pésima procuración de justicia.
Pero por encima de todo, la inseguridad pública con casi mil 300 muertos a la fecha, un oleaje de incertidumbre jamás visto ni padecido. Una pesadilla ambulante.
Y ante la manifiesta incapacidad del gobierno de Veracruz para garantizar la seguridad, “los rumores” sobre la renuncia de Cuitláhuac se han convertido en una cadena desaforada y que ninguna estrategia de comunicación política ha podido frenar.
Por el contrario, cada vez en el café, en el restaurante, en las reuniones sociales, en el taller y la fábrica y en el salón de clases y en los cubículos y en las tertulias políticas “los rumores” sobre la renuncia del góber se multiplican como “oro molido”.
Y ni siquiera, vaya, la defensa apasionada del delegado federal ha operado para frenar, destruir, pulverizar, las versiones.
La silla embrujada del palacio de Xalapa quedó demasiado grande para el góber. Las circunstancias lo han rebasado por más pactos suscritos con sus homólogos de Chiapas, Tabasco, Oaxaca y Puebla para enaltecer la grandeza de Veracruz, ajá.
Incluso, llegando a la locura de su “Power del Sureste”, superior a la versión de que es un gobernador fifí, sabadaba y salsero.
