Luis Velázquez
11 de abril de 2019
Cada año es la misma historia fatídica en la Universidad Veracruzana. En el próximo ciclo escolar, por ejemplo, 24 mil jóvenes quedarán fuera. Solo admitirán a 16 mil.
Y lo peor, cada año aumenta el número de rechazados, en ningún momento, digamos, por reprobar el examen, sino porque la UV adolece del presupuesto para más plazas para maestros e instalaciones.
Cuatro, cinco años anteriores, la lista de rechazados era de unos 19 mil, 20 mil quizá. Y de entonces la cifra ha aumentado en 4, 5 mil.
Grave, indicativo y significativo, porque la mayoría de alumnos en la universidad pública provienen de familias de clase media media y media baja y clase baja.
Los hijos de los obreros y los campesinos y una parte, quizá, de indígenas. Desde luego, los hijos de profesionistas.
En unos casos, pocos quizá (se ignora si exista algún estudio de seguimiento), habrían podido ingresar a una escuela privada, donde, caray, la mensualidad llega hasta los 6, 7, 8 mil pesos.
Pero la mayoría irá, está yendo, se ha ido, por ejemplo, a la UPAV, y en el caso, quizá esté lista para ingresar a una de las nueve universidades anunciadas por AMLO en Veracruz y a las 5 más anunciadas por la secretaría de Educación.
Su calidad académica está por verse. Y por verse, y de entrada, con el descrédito ganado en el terreno de los hechos por la UPAV, la gran obra educativa, se afirma, de Javier Duarte.
Pero en términos generales, los 24 mil jóvenes que este año, hacia el ciclo escolar de la UV a iniciarse en el mes de agosto, significan un negocio productivo y jugoso para las universidades privadas.
Claro, muchos jóvenes terminarán de migrantes en Estados Unidos y en los campos agrícolas (más bien, campos de concentración) del Valle de San Quintín.
Otros apostarán, con los dedos cruzados, al programa de los ninis de la república amorosa.
MÍTICO PENDIENTE SOCIAL
Y mientras, sin ningún presupuesto extra para que en la UV pudieran abrir la puerta para un mayor ingreso de estudiantes, la máxima casa de estudios atrapada entre la espada y la espada con la deuda mítica con el Sistema de Administración Tributaria y que llega a más de mil millones de pesos.
Igual que en la yunicidad y en una parte del duartazgo, la rectora ya dijo que el gobernador de MORENA trae en su cartera el pendiente.
Ya se verá apostando a la fe y a la esperanza y que es, como decía Napoleón Bonaparte, el negocio superior de los políticos.
Pero en tales circunstancias, ninguna esperanza de que algún día, quizá cuando los muertos resuciten, la UV pudiera convertirse en la gran realidad para una población juvenil creciente, hijos de indígenas, campesinos, obreros y profesionistas, digamos, “de medio pelo”.
El pendiente es viejo, mítico, histórico, legendario.
Tan es así que ya resulta natural repetir cada año que son miles los rechazados… sin que ninguna autoridad se aplique a buscar soluciones dignas.
Por el contrario, los rectores aglutinados en la ANUIES, que integra a las universidades públicas, continúan tocando puertas en el gobierno federal para un aumento presupuestal, pues desde hace varios presidentes de la república también les venden esperanzas y los cabecean.
Incluso, el líder nacional de los sindicatos de la CONTU y del FESAPAUV en Veracruz sigue levantando la voz como Pedro, el anacoreta de las montañas y cuevas de Alto Lucero, diciendo que la Federación pretende desaparecer la universidad pública para florecer la universidad privada, el gran negocio de los empresarios metidos a.
EN LA ORILLA DE LA GUILLOTINA
Incluso, en la UV varios servicios a la comunidad universitaria, sobre todo, para burócratas y profesores, han bajado en calidad.
Por ejemplo, el servicio médico.
Cada vez, los médicos más prestigiados en sus campus están renunciando porque, primero, les tardan demasiado en pagar, y segundo, porque la cuota general impuesta para el pago correspondiente por consulta es baja, demasiada baja.
Además, muchos servicios de operaciones quirúrgicas suspendidos.
Además, en vez de la medicina general que antes estaba autorizada, ahora el uso y consumo de medicinas genéricas cuando, caray, hay doctores que las prohíben asegurando que constituyen un fraude.
Es más, hay personal sindicalizado al servicio de la UV que tiene “los dedos cruzados” para que mejor los afilien al Seguro Social y/o al ISSSTE, con todo y la fama pública de la calidad del servicio, entre otras, la consabida fama de que si un paciente necesita operación le programan la cita para varios meses después… con riesgo, claro, de morir en el intento.
Con todo, la UV, en la orilla de la guillotina filosa. Con los 24 mil jóvenes rechazados. Y más, porque solo serán admitidos 16 mil.
Es decir, la curva es desfavorable cien por ciento para el gran sentido social de la Universidad Veracruzana, sin contar la búsqueda incesante de la calidad académica para que la UV alcance el mejor ranking nacional.