Luis Velázquez
Veracruz.- María de Jesús Martínez es diputada del PAN y Adriana Esther Martínez Sánchez de MORENA.
La derecha frente o ante la izquierda.
María de Jesús, a favor de que el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, rinda cuentas en la LXV Legislatura sobre la ola de violencia, fuera de control, desbordada en Veracruz, con, y por ejemplo, 280 muertos hacia el día número 63 de la Cuitlamanía, entre ellos, treinta feminicidios y dos infanticidios y el asesinato de 4 políticos y dos líderes sindicales, una pareja matrimonial por cierto.
Y Adriana Esther Martínez, en contra de que el regio Hugo Gutiérrez rinda cuentas en el Congreso local, aun cuando, días después, los líderes legislativos de MORENA recularon y dijeron que mejor sí, pero que se verá la fecha.
En el rafagueo de las partes, Adriana Esther Martínez bombardeando inclemente a María de Jesús.
Se confirma la tesis milenaria:
A: La peor enemiga de una mujer política es otra mujer.
B: El día cuando Fidel Herrera Beltrán salió de Nopaltepec, en la Cuenca del Papaloapan, a conquistar el mundo su señora madre le dio el siguiente consejo:
“Hijo, lo único que te pido es que nunca te pelees con una mujer porque es pelearse con doscientos hombres al mismo tiempo”.
Reality-show en el Palacio Legislativo.
Todo, caray, por un hombre, un político que llegó de Nuevo León, cuestionado por su pasado público, y que aquí, en Veracruz, los diputados de la izquierda (MORENA, el PT y el PES) debieron aprobar dispensa fast track para desempeñar el cargo, foráneo, extranjero, migrante, que es.
Y lo peor, el tema de la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra, a la diputada de derecha y a la de izquierda, les valió en el debate incendiario.
Cada una, imponiéndose, cumpliendo con la orden superior.
“AGARREN AL LADRÓN”
Las partes se acusan y la inseguridad sigue.
Es la tónica en la LXV Legislatura, donde predomina la mayoría simple de la izquierda.
Acusarse todos. Sacarse y ventilarse trapitos al sol.
“Curarse en salud”.
Nadie es responsable. Todos los demás son culpables, menos nosotros.
“Agarren el ladrón” gritaría el ladrón.
El ajuste de cuentas entre partidos y elites políticas.
El bienestar social de los 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz por ahí, arrumbado.
Las partes, desacreditándose entre sí.
Verduleras del Palacio Legislativo.
El reality-whor.
Tú me acusas y yo también.
Tú me denigras y de igual manera yo.
Tú me alabas y yo te sigo.
Ustedes son corruptos, y nosotros, honestos.
Honestos en “la honestidad valiente”.
La misma vocinglería de siempre.
Balandronadas de todos los tiempos.
En la revolución, los diputados se mataban a tiros en el Congreso federal.
Incluso, hasta asesinaron al gobernador electo de Veracruz, Manlio Fabio Altamirano, en el café Tacuba de la Ciudad de México, delante de su esposa y sus amigos.
“Llego aquí, exclamó Damián Alcázar en “La Ley de Herodes”, ungido diputado federal, con las manos manchadas de sangre.
Y no me avergüenza.
La sangres que traigo en las manos es un traidor a la revolución a quien, ni modo, en nombre de la patria debí matar”.
Los diputados de MORENA, igual, igualitos que los del PAN y del PRI.
Todos, defendiendo, digamos, su legítimo derecho a llevar el itacate y la torta a casa.
En la anterior Legislatura, Pepe Mancha, presidente impugnado del CDE el PAN, con su compañía constructora.
Ahora, el diputado presidente de la Mesa Directiva, José Manuel Pozos Castro, con el orgullo de su nepotismo.
Y la diputada Érika Ayala, con la compañía constructora familiar.
Y Juan Carlos Molina Palacios, el diputado campesino con todo y sombrerote confundiendo el Congreso con el corral de ganado, declarándose independiente para participar, dijo en la Junta de Coordinación Política, donde manejan y reparte el billete fácil.
¡Vaya desencanto social!
La pobreza legislativa, en su dimensión estelar.
He ahí la clase gobernante, los privilegiados del poder, los conscriptos de la patria les llamaban en la antigua Roma.
EL CONGRESO, MERCADO POPULAR
Catastrófico resultado social luego de dos meses de Cuitlamanía.
El barco de la muerte navegando de sur a norte y de este a oeste cargado de cadáveres.
La secretaría de Seguridad Pública, sin una estrategia integral.
Bueno, el gobierno de Veracruz tiene una, la siguiente:
Inculpar a la Fiscalía y a los presidentes municipales del tsunami de violencia cuando, caray, en campaña electoral, Cuitláhuac García “se lavó las manos” y dijo que el combate a los malandros es tarea federal.
Ahora, sin embargo, AMLO en la presidencia de la república, MORENA señala “con índice de fuego” a los alcaldes.
En el caso de Veracruz, primero culparon al presidente municipal de Orizaba.
Luego, al de Martínez de la Torre.
Y hasta el mismo gobernador y secretario General de Gobierno, al Fiscal Jorge Wínckler.
Dijo la diputada panista, María de Jesús Martínez:
“¿Dónde está el Gobierno del Estado, dónde está la Policía Estatal, dónde está la estrategia estatal, la regional, y la municipal? ¿Qué propuesta tiene MORENA para acabar con la inseguridad?”.
Entonces, su homóloga, la morenista Adriana Esther Martínez, le reviró en el Palacio Legislativo:
“Mientras los martinenses sufren los embates de la delincuencia, la autoridad municipal utiliza indebidamente para su beneficio personal a algunos elementos de la policía bajo su jurisdicción.
“Qué fácil es defender a la familia, su cuñado el alcalde José de la Torre Sánchez, quien tiene quien lo cuide y quien lo defienda”, dijo la morenista.
Dimes y diretes, pues.
Rafagueo innecesario entre el par de diputadas apasionadas.
El ambiente en el mercado popular donde venden picadas, gordas y tamales, reproducido en el recinto parlamentario.
Bien lo decía Juan Maldonado Pereda, QEPD, cuatro veces diputado federal:
“No es el puesto el que hace al hombre o a la mujer, sino al revés”.
La estatura política, social y moral de los políticos y funcionarios públicos, en el muro de pescadores.
¡Y que sirvan las otras, igual para todos!
¡Hosanna, hosanna!