Luis Velázquez
12 de septiembre de 2019
Ningún descubrimiento del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, cuando dice que los policías están filtrados por los carteles. Pero, bueno, con tales faramallas, bien pudiera estar construyendo la candidatura de MORENA a gobernador de Sonora.
Bastaría, por ejemplo, recordar el tiempo de Javier Duarte. Entonces, los políticos, los jefes policiacos y los policías se aliaron con los carteles y cartelitos para la desaparición forzada.
Fue el tiempo de los Fiscales carnales, entonces procuradores de Justicia, de Duarte. Uno, Felipe Amadeo Flores Espinoza. Y dos, Luis Ángel Bravo Contreras.
Por eso mismo, incluso, Bravo Contreras estuvo preso en el penal de Pacho Viejo. Y 68 policías siguen internados, acusados del mismo “delito de lesa humanidad”.
Tiempo aquel, digamos, cuando las fosas clandestinas en un montón de municipios de Veracruz. Y cuando la llamada “Barranca de la muerte”, conocida como “La aurora”, en Emiliano Zapata. Y cuando los retenes en las carreteras donde detenían y desaparecían a las personas. Y cuando la gente fue levantada así nomás, porque, digamos, se le quedó mirando al vecino en el alto en el crucero.
Desde entonces, las policías estatales y municipales, con sus jefes policiacos, metidos “hasta el tuétano” en la alianza sombría, sórdida y siniestra con los malandros.
Y desde entonces, siguen igual o más de filtrados por los malosos.
Por eso, ningún hallazgo de 8 columnas en los titulares anunciados por Alfonso Durazo. Ganas, simple y llanamente, de quedar bien con el presidente de la república.
Y más, porque 9 meses después de tomar posesión llega a tal conclusión fatídica.
Más respeto para la ciudadanía. Y para la población electoral. Se pasó de tueste, igual, igualito que otros, por ejemplo, para decir que el tiempo adverso vivido por Cuitláhuac en Veracruz se parece al tiempo de Miguel Hidalgo en 1810.
VERACRUZ, CAMPEÓN EN NARCOPOLICÍAS
Según el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, los policías más filtrados por los malandros se ubican en los estados de Veracruz, Jalisco, Michoacán y Baja California.
¡Vaya descubrimiento!
La alianza de policías y jefes policiacos y políticos con los barones de la droga y la delincuencia organizada ya no es en Sinaloa, la tierra de los capos, ni en Chihuahua, con su paraíso terrenal en Ciudad Juárez, ni en Tamaulipas donde un par de ex gobernadores priistas (Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández) terminaron perseguidos por la ley por su alianza con los malandros.
Ahora, en la era AMLO, y 9 meses después de tomar posesión, los policías están filtrados por los carteles en Veracruz, entre otras entidades federativas.
Es decir, 9 meses después de MORENA sentada en la silla embrujada del palacio de Xalapa, trono imperial y faraónico, el espejo de la soberbia y la altivez (“Aquí mando yo”, diría la Fiscal), la policía jarocha filtrada hasta las cachas por los malandros.
Y entonces, ¿la Cuarta Transformación y la Cartilla Moral?
¿Por eso quizá el secretario de Seguridad Pública, el regio, aquel de “la pistola al cincho”, ha decidido mejor sembrar florecitas en los jardines de Xalapa?
A primera vista “tirarán la piedra y esconderán la mano” para decir que en efecto, la poli, pero la policía municipal, está filtrada en los pueblos de Veracruz por los malandros y en ningún momento la policía estatal, anexos y conexos.
Lo dijo, se insiste, Alfonso Durazo, cuya foto posando al lago del regio titular de la SSP fue publicada en parte de los medios…, como si así quedara purificado y glorificado.
MALANDROS PAGAN MUY BIEN
Se trata de un viejo, histórico y legendario fenómeno social.
La policía, se ha afirmado en todos los siglos, siempre está al servicio de los malandros, quienes pagan muy bien.
La policía siempre ha servido a los carteles y por eso suele detener a personas y las entregan a los sicarios y pistoleros, quienes disponen de sus vidas a su antojo.
La policía y los jefes policiacos perciben salarios jodidos y por eso buscan ingresos mayores con la delincuencia organizada.
Es una historia demasiado vieja para tener vigencia, pero al mismo tiempo, nueva para las elites políticas llegando al poder porque creen que así se justifican, y de paso, inculpan a los antecesores.
Y mientras, la población sigue teniendo más pavor y terror y temor y miedo a un policía escondido sus ojos atrás de unos lentes negros o azules brillosos ante el resplandor del sol, con un bigotito siniestro y una barriga más sórdida y trepados en una patrulla de la muerte, la intimidación, la amenaza, la represión y la desaparición.
Grave, indicativo, terrible y espantoso que de las policías de la nación, la de Veracruz ocupe uno de los primeros lugares nacionales en corrupción con los carteles.
Cierto, sucedió en otros tiempos, pero más peor, 9 meses después del tiempo de MORENA en el palacio de Xalapa sigue en primer lugar.
El chamán de cada ciudadano, el ángel de la guarda, su dios, cuide a todos y cada uno cuando de pronto se tope en la calle o avenida o en el barrio con un policía. Son peores que los narcos, pues están al servicio de ellos.