Luis Velázquez
24 de abril de 2019
La ola de violencia en Veracruz está politizada. Incluso, el presidente de la república entró al juego. Y en contraparte, hacia el día 140 de MORENA en el palacio de Xalapa iban 690 asesinatos, entre ellos, noventa feminicidios.
AMLO “le puso el cascabel al gato”, como es su estilo de ejercer el poder. Dijo, por ejemplo, que el gobernador es un político honesto. Incluso, hasta pidió vivas por Cuitláhuac.
Pero además, de nuevo repitió su estribillo. “Nos entregaron un cochinero”, dijo para referirse a la masacre de Minatitlán. La matanza, dijo, “es el fruto podrido que nos heredaron”.
Y en contraparte, la arquidiócesis de Xalapa precisó:
“Nadie está seguro en Veracruz”.
Y el obispo de Córdoba dijo:
“No hay quien pare la violencia”.
Más todavía: a cada rato, marchas, caminatas y plantones frente a palacios de gobierno inconformes con el tsunami de incertidumbre y zozobra.
Y de ñapa, el postre de siempre: el gobernador y el secretario General de Gobierno en contra del Fiscal y viceversa, cada parte midiendo fuerzas y calibrando el puño y el músculo.
Insólito:
Mientras ellos disputan la parcela total y absoluto del poder y la población civil está enervada, los carteles siguen dueños de la agenda pública.
Un cartel más, del Siglo, interrumpiendo en Veracruz.
Así, más que una guerra real, concreta y específica en contra de los carteles, desde el gobierno local parece existir una guerra política.
Por un lado, el góber contra el Fiscal, y por el otro, la ciudadanía organizada en mítines y marchas reclamando seguridad al Estado.
Incluso, y como en Soledad Atzompa organizados para hacerse justicia por mano propia. Y en el Valle de Uxpanapa con guardias comunitarias. Y en algunas colonias de Veracruz, los vecinos vigilantes.
Veracruz chorrea tiros, balazos, rafagueos, sangre y muertos, en tanto el secretario de Educación tiene ocurrencia y forma su propio sindicato magisterial cuando ya de por sí existen más de quince en la SEV.
“Vendrán tiempos bonitos, bonitos entre los bonitos” exclama feliz y radiante el clásico.
CADA GRUPO POLÍTICO TIENE SU CARTEL
Tan politizada anda la violencia que, por ejemplo, 48 horas después, antes quizá, de la masacre de Minatitlán (13 muertos, entre ellos, un bebé y 5 mujeres), de pronto, la secretaría de Seguridad Pública y/o la Fiscalía “se sacaron de la manga de la camisa” el apodo de “El lagarto” y/o “El jarocho”, lo acreditaron al Cartel Jalisco Nueva Generación y lo declararon (presunto) autor de la masacre, “¡asesinato vil!, le llamó AMLO.
¿Tan pronto tantísima eficacia?
Ninguna duda hay, por ejemplo, de que la autoridad tiene fichados a los carteles operando en Veracruz, y cuando, como en el caso, filtran el nombre y filtran, incluso, la foto de “El lagarto”, entonces, queda la sospecha.
A: ¿Los tienen identificados, pero dejan de actuar de acuerdo con el Estado de Derecho para garantizar la seguridad en la vida y en los bienes?
B: ¿Será cierta, o es cierta, la versión de que cada generación política en el poder tiene su cartel y “los deja hacer y pasar”?
C: ¿Cómo es que tan rápido, luego de la matanza de Minatitlán, ubicaron al presunto cartel culpable con todo y foto?
D: La masacre de Minatitlán es el peor infierno de Veracruz en los últimos casi 5 meses y ni modo, la autoridad tiene el inventario de los carteles y soltó hasta la foto de “El lagarto” por el escándalo nacional.
Una vez más, AMLO convocó su frase bíblica de “Me canso, ganso”, tan llena de filosofía política y social, ajá, para decir que habrá justicia.
Justicia siguen esperando los familiares de las noventa mujeres asesinadas en la era Cuitláhuac y los familiares de las 690 personas ejecutadas en lo va del sexenio de MORENA en Veracruz.
CINCO MESES DESPUÉS LOS CÁRTELES SIGUEN AQUÍ…
Los carteles siguen haciendo de las suyas. Y ante el legítimo reclamo de la población civil, incluso, linchando y quemando vivos a los sicarios en Soledad Atzompa y el Valle de Uxpanapa, la autoridad está más ocupada y preocupada “en lavar su imagen” inculpándose entre sí (el gobernador y la fiscalía, por ejemplo), sin “agarrar el toro por los cuernos”.
Y de ñapa, el góber “trepado en las valencianas” de AMLO como en la campaña electoral del año 2018, creyendo que así se explica y justifica.
Cierto, y como dijo AMLO; les “entregaron un cochinero” y cuando el tabasqueño y Cuitláhuac llegaron al poder político, los carteles ya estaban ahí.
Pero al mismo tiempo, desde hace cinco meses en que MORENA gobierna Veracruz, los carteles continúan aquí, tierra fértil que siguen usufructuando, circunstancias favorables para continuar entre nosotros.
Y por tanto, el dicho de AMLO de que “el crimen de Minatitlán es el fruto podrido que nos heredaron” queda sin efecto, pues la violencia, en el caso de Veracruz, se ha multiplicado.
Y si con Miguel Ángel Yunes Linares los homicidios se dispararon, ahora, los feminicidios y los secuestros alcanzan “la plenitud del pinche poder” de los carteles.
El gobierno de Veracruz, rebasado. Atrapados entre la espada y la espada en el principio de Peter. No pueden. No saben el siguiente paso. La realidad real se los tragó.
Y cada vez aumenta y aumenta y aumenta la cólera social.
Y AMLO declara a Cuitláhuac su héroe universal en el Golfo de México.