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Expediente 2019: Sábado sangriento. Otra historia de terror en Veracruz

El Piñero

Luis Velázquez
Veracruz.-
Un hombre solitario camina en una calle solitaria en Córdoba. Tenía 30 años y era el sábado 18 de mayo. La colonia se llama “El paraíso”, pero en el paraíso el hombre se topó con el infierno.
Caminaba sobre la avenida 37 y de pronto, ¡zas!, aparecieron unos delincuentes.


Y le dispararon, así nomás, dueña la delincuencia organizada y la común de los días y las noches de Veracruz, ah, Agustín Lara “con la noche tibia y callada”.


Y lo mataron.
Y dejaron el cadáver abandonado a las once de la noche.
Y huyeron.


Seis horas antes, dos hermanos, de 17 y 24 años, Héctor y Érick Suárez Garduño (Érick, vendedor de tortillas en la colonia Nuevo Toxpan), llegaron a la iglesia de “Nuestra Señora de Guadalupe”, bulevar Fortín-Córdoba, colonia Crucero Nacional, para acompañar en la misa a una quinceañera.


Los hermanos iban entrado a la iglesia y desde un par de motocicletas unos sicarios les dispararon… que porque los confundieron pues buscaban a otra persona.


El sacerdote de la iglesia Jorge Montero, y los feligreses escucharon más de veinte balazos.


La misa fue suspendida. El cura dio la bendición a la quinceañera en el salón de fiestas.


Horas antes, en la madrugada del sábado, unos sicarios llegaron al poblado de San Cristóbal, en Huiloapan.


Y encubiertos en la noche que todavía duraba dispararon sobre una casita en la calle Duraznal.


Y asesinaron a Natali, de 27 años, empleada de una gasolinera.
La noche todavía era demasiada larga en la extensa, sórdida y siniestra calle solitaria para huir.


Era la mañana cuando la Policía Estatal y la Fiscalía llegaron para dar fe del cadáver y empezar, claro, lógico, obvio, la investigación.


Todo, el sábado 18, el mismito día cuando en Veracruz fueron asesinadas doce personas, uno de los peores días de la era Cuitláhuac.

“TODOS A PORTANOS BIEN”, APLAUSOS, APLAUSOS

Con Miguel Ángel Yunes Linares, unos sicarios llegaron a una colonia popular y rafaguearon a una familia. 4 niños fueron asesinados, todos, menores de diez años. La madre también. Y el padre… que porque era malandro.


Uno de los peores días de la yunicidad.
Javier Duarte gobernador, un domingo al mediodía en misa de doce en la iglesia Santa Rita de Casia, en Veracruz, los malandros llegaron y se llevaron a un feligrés cuando rezaba el padrenuestro y se bendecía.


Nunca, jamás, se supo su destino.


Ahora, los dos hermanos asesinados, unos dicen que llegando a la iglesia, y otros, que en el interior de la parroquia, en Fortín, cuando acompañarían a una quinceañera en su misa de acción de gracias.


El 14 de mayo, en la conferencia de prensa mañanera, AMLO, el presidente, dijo:
“No descartó la posibilidad de llegar a un acuerdo de paz”.
Entonces, un periodista incómodo le preguntó:
–¿Con el narco?
Dijo AMLO:
–Con todos. Todos a portarnos bien”.
Quiso así soñar con otros países donde la presidencia de la república pactó con unos narcos, pero luego, otros narcos se adueñaron de la vida pública.
Pero, bueno, así lo cree el presidente de la república y ya se verá, considerando, como dice el escritor Ricardo Ravelo Galo, con diez libros publicados sobre los carteles, que cada gobierno tiene su cartel favorito.
Mientras, Veracruz sangra y se desangra y el único progreso material que se mira es que los panteones crecen y crecen y se llenan de cruces, aun cuando, claro, también se multiplican las familias enlutadas, los niños huérfanos, las mujeres y hombres viudos, los padres con hijos desaparecidos y asesinados.

LA IGLESIA HABLA Y NINGUNA AUTORIDAD LA PELA…

El obispo de Córdoba, Eduardo Patiño, tan leal a su feligresía, ha encabezado marchas pacíficas con el Santísimo por delante, clamando un freno a la inseguridad y una justicia pronta y expedita, aun cuando la captura de un malandro nunca significará la resurrección de los muertos.
En un comunicado expedido el sábado 18 en la noche, dijo:
“Hace tiempo que en Veracruz la violencia no tiene límites, ni horas, ni lugares, ni respeto alguno por lo sagrado.


“Como pastor de la Diócesis de Córdoba, me uno a su valiente pastor, el padre Jorge Montero Díaz, quien prudentemente pidió a los fieles que esperaban la misa de las 6 p.m. de hoy sábado 18 de mayo, replegarse hacia el fondo del templo, mientras se escuchaban las numerosas detonaciones de armas, dirigidas contra dos jóvenes que habían ingresado apenas al estacionamiento externo de la Rectoría.


“Exigimos a las autoridades de los tres niveles de gobierno planes realistas y eficaces contra la delincuencia organizada y la corrupción que dan origen a tantas agresiones, cada vez más frecuentes que viene padeciendo la sociedad: desapariciones, secuestros, balaceras, cobros de piso, extorsiones y proliferación de las adicciones, destruyendo la vida de tantas familias y la esperanza de los jóvenes.


“No es la primera vez que estos atentados se dan cerca de templos o escuelas, o comercios a plena luz del día, provocando el temor de los ciudadanos y la clausura de comercios o proyectos educativos, ante el clima tan enrarecido de violencia que vivimos”.


Nunca, sin embargo, la autoridad ha escuchado el legítimo clamor del obispo y los feligreses.


Simple y llanamente, Veracruz sigue chorreando sangre con todo y la Guardia Nacional, por ejemplo, y la Fuerza Civil.
Y aun cuando los políticos suelen tener frágil la piel, también la tienen como la piel de los cocodrilos, dura y resistente, y sus neuronas solo alcanzan para decir que están investigando, que ya tienen pistas, que ya lograron el retrato hablado de los malandros.
¡Todos, pues, a bailar salsa! 

VIVIR CON “LA SANTA MUERTE”

Hacia el día 170 de la era Cuitláhuac, la estadística de la muerte es así:
845 asesinatos.
102 feminicidios y/o mujeres asesinadas.
36 niños asesinados.
Y, bueno, el presidente de la república pareciera estar apostando a la llamada “Pax narca” del siglo pasado como describiera Raymundo Riva Palacio en su columna “Estrictamente confidencial”.
 Y ha de darse prisa.
En Veracruz, por ejemplo, además del nepotismo, Miguel Ángel Yunes Linares perdió la gubernatura para su primogénito por el alto volumen, volumen creciente, de la inseguridad.
Javier Duarte, además de la corrupción tan manifiesta, perdió la gubernatura para Héctor Yunes Landa por la incertidumbre y la zozobra en el diario vivir y que llegara a la desaparición forzada.
Un semestre después del primer gobierno de izquierda, con MORENA, en Veracruz, “La Santa Muerte” sigue “teniendo permiso”.
Y lo peor entre lo peor, jóvenes asesinados cuando estaban o entraba a la iglesia de Fortín.
Igual de peor que el joven de 30 años asesinado a las once de la noche en una calle solitaria de Córdoba cuando caminaba solo y su alma porque la noche le había ganado y se topó con unos sicarios.
Vivir en Veracruz es peor que vivir en el infierno.


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