Luis Velázquez
Veracruz.- El gobernador es el custodio del alma jarocha en el sexenio que corre. Encarnado como el nuevo himno de Veracruz, luego de “La bamba”, es el tlatoani azteca del Golfo de México. Su más alta decisión política va cuajando y se expresará en el año 2024 cuando de acuerdo con el viejo régimen priista transmutado en MORENA le corresponda elegir el candidato a la sucesión.
Ya desde ahora, existen nombres en el carril futurista. Rocío Nahle, la secretaría de Energía de AMLO, avecindada en Veracruz desde tiempo inmemorial. Manuel Huerta, el súper delegado federal. El secretario General de Gobierno, Éric Patrocinio Cisneros, quien ya suspira. El otro aspirante, el marchante Ricardo Ahued Bardahuil. La discreción del diputado local, Amado Cruz Malpica. Y al paso apresurado que va, hasta el diputado federal, Ricardo Exsome Zapata, levantaría la mano.
Claro, la última palabra será pronunciada por AMLO, el gurú mayor de MORENA. Pero la referencia de Cuitláhuac García será clave, punto de partida y hasta de referencia.
Ningún ciudadano sabe, por lo pronto, el grado de conexión química de la Cuitlamanía con la población. Unos dicen que va en caída libre. Otros que, en todo caso, estando bien con dios (AMLO) vale que los ángeles estén irritados.
Pero como dice el politólogo Ramón Benítez, aunque el góber pudiera desplomarse, los programas sociales federales a cargo de Manuel Huerta lo levantarían y encumbrarían.
Y con un gobernador fuerte, el Veracruz de un solo hombre, las facultades metaconstitucionales para elegir al candidato sucesor dentro de 6 años.
El guardián de la identidad jarocha. “No hay más ruta que la nuestra” decía el pintor David Alfaro Siqueiros. Igual, la Cuitlamanía.
QUE “VENDRÁN TIEMPOS BONITOS”
La mayor frustración de los ciudadanos es, primero, el tsunami de inseguridad y violencia. Segundo, el desempleo y los salarios de hambre. Y tercero, la pérdida del ingreso. La baja calidad de vida. Los hijos, desempleados. La familia, enferma. La vida sin un destino social fuerte, seguro y estable.
El gobernador lo ha resumido en tres palabras. “Vendrán tiempos bonitos”, dijo, la primera ocasión. Luego, la cambió. “Vendrán tiempos mejores”, y que ahora repite.
Y, bueno, mientras los programas federales aterrizan y cuajan y fermentan en la población de Veracruz, el góber aplica la frase célebre de Napoleón Bonaparte. “Un político, dijo, ha de vender esperanzas”.
Cuitláhuac las vende. Pero si en el viejo régimen priista la sucesión comenzaba desde el primer día de la toma de posesión del góber en turno, nada indica que las circunstancias hayan cambiado con el Obradorismo.
Ahora mismo, en la cancha federal están jugando, por ejemplo, al año 2024, Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, y Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de MORENA en la Cámara de Senadores.
Incluso, desde el Obradorismo hay visibles precandidatos a gubernaturas en varias entidades del país.
Uno, Miguel Barbosa, otra vez para el estado de México, destapado por la dirigente nacional de MORENA.
Dos, la profe Delfina Gómez, ungida súper delegada, para el estado de México otra vez.
Tres, la diputada federal, Tatiana Clouthier, para Nuevo León.
Cuatro, la presidenta del comité nacional de MORENA, para jefa de Gobierno en la Ciudad de México.
Y, bueno, con la secretaría de Energía en sus manos, la zacatecana Rocío Nahle García para Veracruz, digamos.
Mucho contará el dedo profético de Cuitláhuac García.
EL CASTING ESTÁ ABIERTO
Desde hace ratito, hará unas seis semanas, el casting por la sucesión en Veracruz está abierto. Cada día y semana que camina, perfila a los aspirantes y suspirantes, una tentación imperial y faraónico que ningún gobernador en turno resiste, dueño del día y de la noche y del destino de otros políticos, pues equivale, por ejemplo, a sentirse dios para delegar el mando.
Será, desde luego, una especie de delfín tanto de AMLO como de Cuitláhuac, puntos de vista, miradas políticas que se encontrarán en el mismo sendero.
De entrada, un político leal a los jefes que fogueado en el terreno local esté consciente de que debe todo, todo, todo, a su elector.
Nada habría sido, por ejemplo, Cuitláhuac sin AMLO. Y más, porque lo eligió por dedazo su candidato en dos ocasiones. Además, claro, del palomeo para la curul federal. Y más, porque lo eligió entre otros aspirantes, la más fuerte, Rocío Nahle.
Cien por ciento afortunado Cuitláhuac.
Por ejemplo, un biógrafo asegura que cuando García Jiménez iniciara en política en el PRD, algunos líderes perredistas lo bloquearon para ascender en cargos públicos, entre ellos, Arturo Hérviz y Rogelio Franco Castán.
Incluso, y si se abrió paso fue porque tuvo a un ángel de la guarda a su lado como fue, y es quizá, la profesora Gloria Sánchez, Senadora de la República, quien luego de empujar al doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo, y a la escritora María Esther Hernández Palacios, a la diputación federal y declinar, tocó a la puerta de Cuitláhuac y su historia reveladora inició, deslumbrando a todos, pues en menos de lo que canta el gallo lanzó al PRI y al PAN de la silla embrujada del palacio de Xalapa.
Ahora, MORENA está creando un tejido social resistente en Veracruz, igual que en el país. Más dinerito para los seniles pobres, más becas para los estudiantes, becas para los ninis superiores al salario mínimo, apoyos a madres solteras y becas a sus hijos, incluso, hasta empleo para los migrantes, bajo la vigilancia del súper delegado, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, levantarán una estructura social fuera de serie para que MORENA se perpetúe en el poder, mínimo, unos doce años seguiditos en Veracruz.
Y más, cuando la oposición, PAN y PRI, están neutralizados, todavía atónitos sin reponerse de la derrota electoral del primero de julio del año anterior en que perdieron “de todas… todas” y quedaron sin nada, más que con unas escasas y limitadas curules pluris.
Muchas cositas sucederán de aquí al 2024. Cuitláhuac fue muy afortunado. Y aun cuando en las últimas semanas crecen los rumores de que será llamado al gabinete federal con AMLO, hasta donde se recuerda, siempre ha sido así y el góber en turno termina el mandato constitucional.
Cincuentón, soltero, fifí, salsero y sabadaba, el góber tiene demasiadas pilas para ejercer el poder. Y a su lado, unos seis, siete Morenos, buscan ganarse su empatía pensando en la sucesión. Todo dependerá del mapa geopolítico en Veracruz durante el sexenio federal y local que corre.
Y es que si transcurre un semestre y un año y otro año y la ola de violencia se desborda más todavía y ningún jefe de familia siente el cambio en el bolsillo y en su calidad de vida con su familia e hijos, entonces, la luna de miel habrá durado menos que un relámpago.